Este es el único bar de España ubicado en unos baños árabes

Las obras de remodelación en el bar Giralda del centro de Sevilla dejaron al descubierto unos baños árabes del siglo XII que ahora están perfectamente integrados en sus espacios

Los baños árabes ocultos en el bar Giralda. Foto: José Manuel Vidal | EFE.

En el número 1 de la calle Mateos Gago o, lo que es lo mismo, a un puñado de metros del monumento más emblemático de Sevilla y con un nombre tan previsible como Giralda, esta cervecería podría ser una taberna más. Y, sin embargo, guarda una alucinante historia detrás, una historia que incluye el descubrimiento y restauración de unos de los baños árabes mejor conservados de España.

Una trayectoria de más de cien años abierto al público y todo tipo de vicisitudes culminó en 2020 con el hallazgo de un hammam del siglo XII que, tras permanecer décadas oculto, se reveló con un magnífico estado de conservación en bóvedas y columnas, así como luceras y pinturas originales.

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Un hammam en una taberna

En rigor, el descubrimiento del Giralda no fue del todo fortuito. Cuentan sus responsables que la existencia de este hammam ya era conocida.

Si bien en desuso tras la reconquista de Andalucía, los baños y el edificio que los alojaba pasaron por diferentes manos, como las del escanciador real Jofre García y, ya en el siglo XIV, del clero sevillano.

El bar se encuentra a apenas 50 metros de La Giralda. Foto: Mar Nuevo.

A principios del siglo XX, el arquitecto valenciano Vicente Traver, autor también del Teatro Lope de Vega o el Ateneo de Sevilla, reformó el edificio para convertirlo en hotel y fue entonces cuando se decidió ocultar la ornamentación, tapándola con elementos como un zócalo de azulejos trianeros que aún puede verse hoy.

Desde 1923, el lugar ha estado ocupado por una taberna, nacida como Bar Español. Desde 1934, luce el nombre de Giralda manteniendo la misma función que en la actualidad, incluso después de la sorpresa mayúscula que supuso encontrar, cien años más tarde de su ocultación, los vestigios de estos baños árabes.

El traspaso de un tesoro

Francisco Sánchez, gerente del Giralda durante más de 30 años, decidió echar la persiana de la cervecería en 2007, dando el relevo al Grupo Patanchón, formado por Aurelio y Federico G. Patanchón, Antonio Castro y Ángel Rodríguez.

Junto a las llaves, les entregó también un tesoro, un documento, publicado en 1956 y firmado Al Sayyid Salem, catedrático de la Universidad de Alejandría, que tras una investigación de las formas arquitectónicas conservadas en el edificio concluía que se trataba de un hammam del siglo XII. Proponía incluso el experto que serían unos baños ricamente ornamentados y que habrían estado frecuentados en su época por la alta sociedad almohade.

La estructura original de los baños árabes está perfectamente integrada. Foto: Mar Nuevo.

La semilla estaba prendida. El hostelero sevillano Federico G. Patanchón vio en sus manos la oportunidad de recuperar una joya, aunque debieron pasar diez años hasta encontrar el momento oportuno para emprender el proyecto de búsqueda de este tesoro.

Los baños árabes mejor conservados de la península

En 2017, arrancaron de la mano del arquitecto Fran Díaz los trabajos para descubrir la maravilla que varias capas de yeso ocultaban a la vista.

Tres años más tarde, el proyecto al fin veía la luz. Tras unas primeras catas sin éxito en el techo y la amenaza de que todo acabase en una gran decepción aparece la primera lucera -tragaluz típico de los hammam que pueden tener diferentes formas-.

Tras nueve meses de trabajos y nueve siglos después de su creación, el hammam almohade mejor conservado de la península ibérica volvía a lucir en todo su esplendor

Como si se fuera retirando un velo, fueron apareciendo todos los elementos: otras 88 luceras, así como la puerta original de entrada, los accesos a las diferentes zonas y las pinturas magníficamente conservadas que suben de las paredes a la cúpula y la bóveda en las salas del hammam.

Tras el fantástico hallazgo, y al tratarse de un edificio protegido, los albañiles fueron sustituidos por arqueólogos y comienzan las tareas de restauración, dirigidas por el arquitecto Fran Díaz, los arqueólogos Álvaro Jiménez, José Manuel Rodríguez y Fernando Amores y la empresa Gares (Premio Nacional de Restauración).

Bóveda con luceras en el Giralda. Foto: José Manuel Vidal | EFE.

A partir de ahí, cada metro que se trabaja confirma y mejora las expectativas. Las gracias hay que dárselas a Vicente Traver, que se preocupó a conciencia de proteger la ornamentación del lugar y resultó clave para el estado de conservación actual de los elementos decorativos del hamman.

Tras nueve meses de trabajos y nueve siglos después de su creación, el hammam almohade mejor conservado de la península ibérica volvía a lucir en todo su esplendor.

Cómo eran estos exclusivos baños árabes

Ya en su época no era un hammam más. Sí compartía el uso higiénico y la utilidad social de cualquiera de los baños de la ciudad pero se cree que este era bastante exclusivo, una hipótesis que se basa en su cercanía con la mezquita Aljama y el Alcázar y su riqueza compositiva y ornamental. Y es que el Giralda está a unos 50 metros de la torre que le da nombre, por aquel entonces alminar de la mezquita.

Hasta 89 luceras con cinco formas distintas copan los techos del Giralda, una cantidad muy superior a la habitual en un baño público. En uno de los salones, la antigua sala fría, aparecen 5 hileras de estas claraboyas, cuando lo normal era construir solo tres.

También se ha recuperado el acceso original a los baños árabes. Foto: José Manuel Vidal | EFE.

Las paredes, completamente cubiertas por pinturas murales con motivos geométricos y lacería en rojo y blanco, también son excepcionales. Pocos baños públicos de esa época, ninguno en la península, cuenta con pinturas más allá del zócalo.

Las salas del hammam

Los baños contaban con sala caliente, de la que solo queda parte del arco de la entrada, ubicada en la zona que hoy sirve como cocina, y sala templada -hoy es el espacio principal del bar- que con alrededor de 50 m2 era el corazón del hammam, con 52 luceras distribuidas 4 tramos de cúpulas menores que rodean a una principal, una cúpula octogonal que se reconstruyó en el siglo XVII.

Por último, aunque era la primera a la que se accedía desde la entrada del hamman, ubicada en la calle Don Remondo, la sala fría, que contaba con otros 50 m2 y que aloja el actual comedor de la cervecería. Aquí se pueden observar 32 luceras, con 5 formas distintas y distribuidas en cinco hileras, cubriendo todo el espectacular techo de bóveda de cañón.

Tapear en una obra de arte

El Giralda, que llegó definirse como ‘un Café Gijón a la sevillana’ siempre ha sido parte de la sociedad local. Punto de encuentro de vecinos, de personajes ilustres, de escritores y de intelectuales, fue uno de los primeros locales, ya en los años ochenta, en revolucionar el concepto de tapeo, comenzando a ofrecer una gran cantidad de opciones mucho más elaboradas que superaban la sencillez común hasta el momento.

Dintel decorado en una puerta del hamán. Foto: José Manuel Vidal | EFE.

Tras el cambio de manos en 2007, el Giralda ha logrado mantener su esencia como referencia del tapeo sevillano pero actualizando su propuesta y su ambiente.

A partir de 2021 y casi convertido en museo sigue sirviendo sus tapas y sus platos, ahora bajo la mirada de las luceras del siglo XII del hammam mejor conservado de España.

Se puede reservar en alguno de sus cinco espacios: salón principal, comedor, sala del arte, reservado o terraza exterior y pedir una de sus tapas como la costilla ibérica deshuesada con crema de alubia roja, crunch de mejillón y guacamole, chipirón negro sobre arroz o setas shitake rellenas de pico de gallo.

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