Sevilla bajo tierra: 10 pasadizos secretos que descubren una cara oculta de la ciudad

Bajo la antigua judería, las Setas de la plaza de la Encarnación, la Catedral o el Real Alcázar, ¿y si existe otra Sevilla sepultada bajo nuestros pies?

Bajo el Real Alcázar corren pasadizos secretos. Foto: Turismo de Andalucía.

Poblada desde la época de los fenicios, cada uno de los pueblos que habitó lo que conocemos hoy como Sevilla edificó una ciudad a su medida, a veces en diferentes niveles, como se puede comprobar en el Antiquarium, con restos arqueológicos que van desde los nueve metros de profundidad (una factoría de antiguos salazones de la Hispalis romana) a hasta los 3,50 metros en que se conservan los pavimentos de la casa almohade de la Isbiliya árabe.

Además de estos tesoros que obras como las de Metropol Parasol han ido dejando a la vista, existe la arraigada creencia que la ciudad está horadada con todo tipo de túneles y pasadizos hasta conformar otra urbe subterránea que conectaría lugares y edificios con diferentes propósitos, como los túneles romanos (en realidad, la red de cloacas), los corredores que habrían conectado las cárceles de la Inquisición con el Tribunal del Santo Oficio, los que comunicarían la Torre del Oro con el Alcázar y Triana.

Aunque la mayoría no son visitables, a excepción quizás de los de las Casas de la Judería, y muchos otros habrían desaparecido por las sucesivas construcciones, sí hay constancia de algunos misteriosos pasadizos que dibujan otra Sevilla oculta y misteriosa bajo nuestros pies.

La sala Antiquarium permite ver los diferentes niveles de construcción de la ciudad. Foto: Sevilla Turismo.

Cloacas y cisternas romanas

Los pasadizos más antiguos que corren bajo el suelo de Sevilla corresponden a la época romana. Es el caso de la cisterna de la Plaza de la Pescadería, descubierta en 2006 y restaurada por el Ayuntamiento sevillano, pese a que no se ha abierto al público y tan solo se ha podido visitar en alguna edición de la ‘Noche en blanco’.

El castellum aquae, una monumental estructura empleada como cisterna o depósito de agua, de 45 metros de largo por 20,7 metros de ancho, formada por tres naves de 41 por 5 metros cada una, que abastecía agua a la ciudad durante el siglo II d. C.

A poco más de medio metro por debajo del suelo, durante la excavación se encontraron también varios ‘grafitis’ fechados entre los siglos I y IV.

Cisterna de la Plaza de la Pescadería. Foto: Fernando Alda.

Callejón de las brujas

También herencia de unas termas romanas es el pasadizo que se localiza en una pequeña vía que sale de la calle Argote de Molina, donde actualmente se sitúa el Mesón Don Raimundo.

Conocido durante los siglos XVI y XVII como el Callejón de las Brujas, debe esta denominación a la existencia de varias calderas y leña encontrada en un gran espacio situado bajo la calle.

En realidad, se trata, según los datos recopilados por el blog Leyendasdesevilla, de los restos de unas termas romanas, cuyas calderas servían para calentar el agua y que, tras la llegada de los visigodos, quedaron en desuso hasta su (re)descubrimiento en el siglo XV.

En diferentes excavaciones se han rescatado mosaico que decoraban antiguas termas romanas. Foto: Sevilla Turismo.

Cloacas en la calle Abades

En 1970, con motivo de unas obras en la calle Abades, José María de Mena localizó unas galerías bajo el subsuelo. Medían entre 1,50 y 1,70 de ancho y algo más de un metro de alto, con una trayectoria de unos 100 metros hasta el punto en que los hundimientos de tierra impedían el paso.

Rápidamente se relacionó este descubrimiento con una muy extendida leyenda por la que una esclava habría escapado de sus amos en el siglo XIX huyendo por un pasadizo ubicado precisamente bajo la calle Abades, cuyo acceso encontró bajo la losa del zaguán de la casa. Según esta historia, cuando quisieron seguirla para atraparla, el aleteo de una gran cantidad de murciélagos apagó las antorchas de los perseguidores, quienes volvieron a la superficie aterrados.

Otra galería similar se encontró junto al antiguo cine Pathé (hoy teatro Quintero), lo que hace pensar que formaba parte de la misma conducción, que desembocaría en el río Guadalquivir.

Real Alcázar

El Real Alcázar es otro firme candidato a ocultar bajo el subsuelo galerías y pasadizos ya que, al tratarse de una residencia real era costumbre incluir diferentes salidas ocultas que permitieran entrar y salir a mensajeros, proveedores de víveres o incluso algún rey en apuros.

Real Alcázar. Foto: Sevilla Turismo.

La mayoría de las teorías apuntan a Pedro I El Cruel como ideólogo de este túnel, no solo con fines defensivos sino también para poder salir de incógnito a encontrarse con sus amantes.

Ya a mediados del siglo XX, durante las obras de adecuación de la Real Fábrica de Tabacos como Universidad de Sevilla, se confirmó la presencia de este pasadizo que, partiendo del Alcázar y pasando bajo la calle San Fernando conecta con la Fábrica de Tabacos y, se supone, llegaba hasta más allá de las huertas del Prado de San Sebastián.

Antigua Fábrica de Tabacos de Sevilla. Foto: Turismo de Andalucía.

Túneles entre criptas

Otro de los pasadizos constatados por el cronista sevillano José María de Mena se encuentra bajo la iglesia de San Roque, en la plaza de Carmen Benítez.

El túnel partía de las criptas subterráneas de la iglesia, del siglo XVIII, y llegaba a la zona ferroviaria del Campo de los Mártires, donde hoy se sitúa aproximadamente la Estación de Santa Justa. Se trata del pasadizo de mayor tamaño descubierto en la ciudad, pues medía dos metros de alto por otros dos de ancho.

Cueva de Hércules

Bajo la iglesia de San Nicolás de Bari, al final de la calle san José en el casco histórico de Sevilla se encontró, en 1492, un conjunto de galerías y cuevas en los que se descubrió la imagen de la Virgen del Subterráneo o del Soterraño (según la tradición traída desde Roma por San Isidoro en época visigoda y ocultada aquí tras la invasión árabe del año 711).

Los subterráneos, conocidos como Cueva de Hércules, llegan desde la iglesia de Santa María la Blanca hasta más allá de la bajada de la calle Mateos Gago y se les ha atribuido todo tipo de usos, desde termas romanas a mazmorras o lugares donde se celebraban ritos satánicos.

Arcos del Patio de los Naranjos. Foto: Turismo de Andalucía.

Túneles bajo la catedral

De época musulmana se cree que datan unas galerías conectan la Catedral con la calle García de Vinuesa (antiguamente conocida como calle del Mar). Según la creencia popular, comunicarían el Cabildo con el colegio de San Miguel, al otro lado de la avenida de la Constitución, y tendrían su origen en unos desagües de la fuente del Patio de los Naranjos.

Pasadizos en la calle Torneo

En la calle Torneo existirían también pasadizos, concretamente dos: el primero de ellos conectaría el barrio de los Húmeros con la orilla opuesta del río tras la construcción del muro de defensa destinado a proteger esta parte de la ciudad de las crecidas del Guadalquivir.

El segundo, en la zona de la antigua Puerta de la Barqueta que formaba parte de la muralla y que, al ser demolida en 1864, dejó a la vista un subterráneo que conducía a un espacio cuadrado y abovedado con dos puertas ya tapiadas, una en dirección este y otra sur que, según la creencia popular, conectarían el Hospital de las Cinco Llagas (actual sede del Parlamento de la Junta de Andalucía) con la Cartuja de Santa María de las Cuevas, al otro lado del río.

Hospital de las Cinco Llagas. Foto: Sevilla Turismo.

Las Casas de la Judería

Más conocidos y los únicos que a día de hoy se pueden conocer son los pasadizos que corrían bajo la judería de Sevilla, entre los barrios de San Bartolomé y Santa María la Blanca, en particular los que forman parte del complejo hotelero Las Casas de la Judería.

Sus 134 habitaciones se reparten sobre 4 palacios y 27 casas sevillanas de estilo tradicional, todas comunicadas mediante patios, jardines, túneles y laberínticas callejuelas interiores.

Algunos pasadizos excavados por los judíos como vía de escape ante posibles ataques se han restaurado, como el que corre bajo la calle Verde, paralela a Santa María la Blanca y formando una manzana con Dos Hermanas y Archeros, y hoy es posible pasear por ellos para descubrir vestigios de otras épocas y otras vidas.

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