Castillo de Santa Bárbara: el vigía de Alicante

En lo alto del monte Bencatil esta fortaleza de origen árabe protege Alicante desde sus inicios. Las vistas, las exposiciones y los secretos de sus muros merecen una escapada

El castillo de Santa Bárbara, el mejor atalaya de Alicante. Foto Ayuntamiento de Alicante

Es imposible escapar a su presencia: desde cualquier ángulo que uno se encuentre en Alicante se distingue la mole del monte Bencatil y en su cima, a 166 metros de altura, la estructura del castillo de Santa Bárbara.

Aunque las estructuras más antiguas se remontan a la época árabe, en este atalaya rocoso había restos de la presencia romana e inclusive de la Edad de Bronce.

Construcciones y destrucciones del castillo de Santa Bárbara

Los reyes cristianos de la Edad Media como Jaime II, Pedro IV y Carlos I fueron ampliando y reforzando sus defensas, hasta que bajo Felipe II se hizo la gran reforma que levantó la mayoría de las instalaciones que se ven en la actualidad.

Al interior del castillo se pueden llegar por los ascensores que ascienden por el interior de la montaña o caminando a través del Parque de la Ereta

El castillo se compone de tres recintos. Foto Ayuntamiento de Alicante

Diferentes guerras, como el asedio de la escuadra francesa en 1691 y la toma inglesa entre 1706 y 1709 en la Guerra de Sucesión lo dañaron gravemente; así como en el bombardeo de la fragata Numancia en 1873 en las Guerras Carlistas.

Tras casi un siglo de abandono, en 1963 se abrió al público; y para no fatigar las piernas de los visitantes, se inauguraron los dos ascensores que recorren las entrañas de la montaña hasta la cima durante 142 metros, al que se llega por un túnel de más de 200 metros.

Cómo es el castillo de Santa Bárbara por dentro

El recinto amurallado se divide en tres sectores: el más antiguo es La Torreta, donde están la sala noble que fue hospital, la Casa del Gobernador y la explanada llamada Macho del Castillo, que era donde estaba la alcazaba árabe.

Castillo de Santa Bárbara. Foto; Ayuntamiento de Alicante/Ernesto Caparrós

El sector intermedio tiene las dependencias levantadas bajo Felipe II, como el patio de armas, el cuerpo de guardia y el baluarte de la reina.

La parte inferior, donde está la puerta de acceso, data del siglo XVIII y es donde se encuentra el aparcamiento.

El museo dentro del castillo

En las instalaciones del castillo funciona el Museo de la Ciudad de Alicante, que es un pasaporte a la historia de la ciudad del Levante.

Allí hay cinco salas de exposición permanente, como la del edificio de Cuerpo de Ingenieros que presenta restos arqueológicos y un audiovisual sobre el pasado alicantino; la del antiguo hospital que ofrece la muestra ‘Alicante traspasada del Mediterráneo’; o la Sala Larga con la presentación de ‘Historias y personas’, sobre las huellas de vecinos destacados y anónimos que construyeron la identidad de la ciudad.

Restos arqueológicos en el Museo de Historia de Alicante. Foto Ayuntamiento de Alicante

También están las Salas de la Mina que relata la explosión del recinto en la Guerra de Sucesión y los antiguos calabozos bajo la Plaza de Armas, al que se llega por una escalinata sumamente estrecha.

Además se pueden ver la cueva-cuadra y el aljibe renacentista.

Una de las salas del castillo. Foto Ernesto Caparrós | Ayuntamiento de Alicante

Senderismo y vistas panorámicas

Además del acceso en los ascensores o en coche, también se puede combinar la visita histórica con un poco de senderismo.

El punto de partida puede ser el puerto o el Paseo de Gomiz, y desde allí, ir remontar por las cuestas de la calle Remigio Sebastiá y seguir por los senderos del Parque de la Ereta, hasta rodear el recinto histórico por la parte oeste.

El castillo se ve desde casi todos los ángulos de la ciudad

En el castillo funciona una cafetería donde, tras el esfuerzo por la ascensión se recompensa con las mejores vistas que se pueden tener de la ciudad de Alicante, su centro histórico, el puerto, las playas y el Mediterráneo que se pierde en el horizonte.

a.
Ahora en portada