Siete razones para visitar Estocolmo (aunque sea invierno)
Si alguien cree que no es posible visitar Estocolmo en invierno está equivocado. La capital sueca tiene muchos atractivos para descubrir a puertas cerradas
La llegada del invierno no es excusa para no disfrutar de Estocolmo. Es cierto que para estas semanas las temperaturas no subirán de los 10 grados, pero la capital de Suecia tiene un interesante despliegue de museos, palacios y centros culturales para disfrutar bajo techo.
Museo Vasa
En este museo se encuentra el buque de guerra Vasa, el mejor conservado del siglo XVII. La embarcación de 69 metros de largo se hundió en su viaje inaugural muy cerca del puerto de Estocolmo, y allí yació durante 333 años, hasta que fue reflotado en 1961 y sometido a un intenso trabajo de restauración.
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Actualmente se puede ver el 95% de la nave, rica en detalles como los grabados de madera a lo largo del casco y las barandas.
Los mástiles son tan altos que el techo del museo tuvo que ser adaptado para que puedan salir al exterior.
Este es el museo más concurrido de Suecia, con un millón de visitas anuales.
Palacio Real
Con 600 habitaciones, es es uno de los palacios reales más grandes de Europa, sede institucional de la corona sueca (aunque la residencia habitual del rey Carlos XVI Gustavo y su familia es el palacio de Drottningholm).
Construido en el siglo XVIII en un estilo barroco italiano, destaca la gala de la decoración de sus salones realizada, sobre todo del salón del Estado (con el trono de la reina Cristina realizado en plata) y el de Ordenssalarna (Orden de Caballería).
El Palacio Real, en el centro de Estocolmo, cuenta con 600 habitaciones
En su interior aloja cinco museos, como el del Tesoro y el de Antigüedades, así como la armería con su colección que van desde armaduras medievales y picas hasta modernas armas de fuego.
Fotografiska
Este es uno de los mayores puntos de encuentro para los amantes de la fotografía contemporánea. Cada año se organizan cuatro grandes exhibiciones en paralelo con 20 eventos de menor magnitud.
En el espacio, además de ver periódicas muestras, hay una interesante librería dedicada a este arte visual, y en su terraza está el restaurante regenteado por el chef Paul Svensson, donde además de platos de temporada se pueden tener hermosas vistas de la ciudad.
Moderna Museet
Abierto en 1958, es el museo de arte contemporáneo más importante del país y uno de los más destacados de Europa, con una colección de 6.000 pinturas, 25.000 grabados y 100.000 fotografías, con obras de Picasso, Dali, Matisse y Derkert.
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Ubicado en la isla de Skeppsholmen, su edificio fue diseñado por el arquitecto español Rafael Moneo. Su entrada es gratuita, pero hay que pagar entrada para las exposiciones temporales.
Ayuntamiento de Estocolmo
La silueta del ayuntamiento, con su torre coronada por las tres coronas, es uno de los iconos de Estocolmo. Uno de los mayores exponentes del estilo nacional-romántico sueco, fue construido con ocho millones de ladrillos.
En su interior se pueden visitar –bajo reserva previa- las elegantes instalaciones, como el Salón Azul (que no es de ese color) con su gigantesco órgano, o el contiguo Salón Dorado con 18 millones de mosaicos de ese color.
El ayuntamiento de Estocolmo fue construido con ocho millones de ladrillos
Las vistas a la torre permite tener una de las mejores panorámicas de la ciudad.
Museo de ABBA
El grupo ABBA revolucionó el pop de fines de los ’70, y era obvio que iban a contar con un museo en su homenaje.
En el lugar se puede ver una extensa colección de recuerdos personales, vestidos (con mucha lentejuelas de colores), instrumentos, discos de oro y platino, premios y más artículos.
Pero no es solo una muestra de objetos, sino que allí los asistentes pueden escuchar las canciones, ver videos, y sentirse como las estrellas suecas por unos minutos, al grabar un tema y mezclarlo. Y luego, descargarlo en casa o en el móvil.
Palacio de Drottnigholm
Aquí es donde reside la familia real sueca, y este edificio es el palacio del siglo XVI mejor conservado. Es uno de los tres sitios catalogados como Patrimonio de la Humanidad que tiene Estocolmo.
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Construido en un estilo afrancesado, cada uno de los reyes ha dejado su marca personal con renovaciones, añadidos y mejoras, como la renovación rococó de mediados del siglo XVIII.
Los salones son un catálogo de estilos de los siglos XVII al XIX, con un teatro que despliega elegancia barroca y hasta un pabellón de estilo chino.
El jardín de estética barroca, abierto en 1681, está abierto al público. Allí se pueden ver grandes senderos flanqueados por estatuas de bronce. Otro jardín, ya de estilo inglés, da un toque diferenciador ideal para descubrir.