Las fortalezas que convirtieron a Venecia en una potencia

Entre los siglos XVI y XVII la República de Venecia creó un sistema de defensa que protegían 1.000 km de costas de Italia, Croacia y Montenegro. Conocerlas es un viaje a la rica historia de La Serenísima

Durante 11 siglos, una ciudad construida en una laguna en el norte de Italia se convirtió en una de las potencias de la Europa medieval y moderna.

La República de Venecia no solo fue una rareza política en un continente de reinos e imperios, sino que también expandió su influencia por el Mediterráneo oriental gracias a una red de ciudades amuralladas y un sistema defensivo que, en muchos casos, se pueden visitar y admirar.

Viaje por la historia veneciana

Cuando se pasea por las defensas de Lombardía, el Véneto o la región de Friuli-Venecia Julia es inevitable recordar el devenir histórico de la ciudad de los canales que John Julius Norwich despliega en su libro Historia de Venecia. Auge y caída de la Serenísima República (Ático de Libros).

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En el mismo estilo dinámico con que ha escrito El Mediterráneo, Norwich nos lleva a un viaje se inicia desde que esas tierras lacustres del Véneto fueron conquistadas por pescadores que buscaban vivir en paz a salvo de los vecinos belicosos.

Pescadores, comerciantes, guerreros

La estratégica posición de Venecia fue derivando a un importante enclave comercial, y bajo la protección del Imperio Bizantino fue desarrollando una importante flota dedicada a las transacciones a lo largo del Adriático y más allá.

Norwich recorre los 11 siglos de la República de Venecia, hasta la caída del último dogo en las guerras napoleónicas

Pero si había especias, maderas valiosas, piedras preciosas y otros elementos de alto valor en los barcos, se necesitaban otros para protegerlos.

Así fue como Venecia descolló como potencia marítima en dos vertientes: la comercial y la militar.

Venecia desde el aire. Foto Airbus
Venecia desde el aire. Foto Airbus

El apogeo medieval

En 726 se liberó la cuerda que la ataba a Bizancio y creó una república que fue capturando las bases que el antiguo Imperio Romano de Oriente había creado en la costa del Adriático.

Norwich recuerda que el crecimiento de Venecia no fue un camino de rosas: en 1348 la Peste Negra diezmó a un tercio de su población y las constantes guerras con Génova (cinco, para ser exactos) entre los siglos XII y XIV pusieron a prueba su integridad.

En 1381 hicieron las pases con los genoveses pero menos de un siglo después los venecianos chocaron con los otomanos, que se hicieron fuertes tras la caída de Constantinopla.

Los dogos de La Serenísima incentivaron la expansión hacia Egipto, mientras trazaron una red defensiva a lo largo de las costas que sirvió para resguardar a la república de las naves otomanas y de los piratas que infestaban las costas del mare nostrum.

La basílica de San Marcos, el corazón de Venecia. Foto Pedro Zsekely

La decadencia veneciana

Fue un largo período de recelos, cañonazos, tratados y conflictos, con hitos como la Batalla de Lepanto donde Venecia con el Imperio Español frenaron el expansionismo otomano…hasta que pudieron rearmar su flota.

A pesar de su poder económico y comercial Venecia no pudo evitar la decadencia que llegó desde que Colón puso un pie en América y Portugal dobló el Cabo de la Buena Esperanza. El Mediterráneo ya no era protagonista.

Los siglos XVI y XVIII marcaron una larga decadencia política de Venecia compensada con períodos dorados en lo artístico

Los siglos XVI y XVIII marcaron una larga decadencia política compensada con períodos dorados en lo artístico, hasta que el 12 de mayo de 1797 el dogo Ludovico Marín se quitó el gorro frigio y abandonó el palacio de la Plaza San Marcos. La República de Venecia había caído tras el asedio de Napoleón.

El campanario que simbolizaba el poder de Venecia. Foto EFE

Las fortalezas de mar y tierra

A lo largo de 1.100 kilómetros de las costas de Italia, Croacia y Montenegro se encuentran una serie de fortalezas construidas entre los siglos XVI y XVII, llamadas Stato di Terra – Stato di Mare Occidentale.

La primera parte de la denominación significa que protegían de posibles invasiones europeas y noroccidentales, y la segunda marcaba el resguardo de las rutas marítimas y los puertos del Adriático.

Seis de ellas, en excelente estado de conservación, han sido catalogadas como patrimonio de la humanidad por la Unesco; donde el organismo de la ONU destaca su importante valor histórico, arquitectónico y tecnológico.

Entrada a Udine. Foto Alessio Buldrin

Bérgamo

Uno de estos sistemas de defensa forma parte de Bérgamo, espléndida ciudad de Lombardía con imponentes murallas y bastiones construidos en el siglo XVI.

Esta era la avanzada occidental de la red veneciana, un complejo para disuadir invasores con un trazado de seis kilómetros que, en algunos puntos, llegan a los 50 metros de alto.

Las murallas de Bérgamo se mantienen en excelente estado porque la ciudad no volvió a soportar un asedio

Las defensas en la parte alta de la ciudad estaban formadas por cuatro baluartes, dos plataformas, 100 aberturas para los cañones, dos polvorines y cuatro puertas monumentales y una elaborada red subterránea.

Bérgamo vistas desde las murallas

A pesar de su complejidad, nunca sufrió ningún asedio. Y gracias a que ha quedado intacta en los siglos, es posible recorrerla y contemplar magníficos atardeceres.

Peschiera del Garda

En el Lago de Garda se encuentra la ciudad-fortaleza de Peschiera del Garda, en la región del Véneto.

Construida en forma de pentágono, da la sensación que las murallas emergen de las aguas del lago.

Este es un ejemplo excepcional de una ciudad fortificada en un entorno lacustre-fluvial, prueba de la maestría de los ingenieros venecianos liderados por Guidobaldo della Rovere y Michele Sanmicheli.

Peschiera del Garda. Foto Estudio Signorelli-Gandini

Era un representante de las ‘fortificaciones modernas’, como se conocía a los complejos diseñados para una mejor efectividad de la artillería desde las alturas donde la forma geométrica suplantaba al diseño medieval.

Palmanova

Palmanova es una de las obras de ingeniería militar más complejas e interesantes. En la región de Friuli-Venecia Julia es una ciudad amurallada con forma de estrella de nueve puntas, una maquinaria de guerra inexpugnable con muros diseñados en función del alcance de los cañones.

Palmanova es una ciudad amurallada con forma de estrella de nueve puntas, una maquinaria de guerra inexpugnable

Su concepción combinó las utopías renacentistas y las teorías bélicas del siglo XVI. En el interior se encuentra un núcleo urbano de 70 hectáreas protegido por tres murallas concéntricas, dos construidas por los venecianos y la exterior por los franceses.

La geometría perfecta de Palmanova. Foto Municipalidad de Palmanova

Croacia

Croacia cuenta con dos complejos defensivos de Stato di Terra – Stato di Mare Occidentale: Zadar y la otra es el fuerte de San Nicolás.

La primera protegía a la antigua ciudad romana que en época de la república era el centro militar y administrativo de Dalmacia.

Es la fortaleza más grande y más fuerte del Adriático. De su complejo han quedado partes de la muralla y la hermosa puerta de Terraferma diseñada por Sanmicheli.

Vista aérea de Zadar. Foto Sergio Gobbo-Ministerio de Cultura de Croacia

El fuerte de San Nicolás protegía Šibenik de la escuadra otomana a mediados del siglo XVI.

Fue construida en un islote rocoso a la entrada del Canal de San Antonio, donde también Sanmicheli firmó los planos.

Su diseño es una red de murallas en forma de triángulo, en tres niveles, claro ejemplo de ‘fortaleza moderna’ que aprovechaba su situación de aislamiento.

Fortaleza de San Nicolás. Foto Turismo de Croacia

Montenegro

El último punto es la ciudad fortificada de Kotor, en Montenegro, la antigua Cattaro veneciana, donde el entramado de torres, bastiones, murallas, puertas y ciudadelas también tiene influencias de los orígenes bizantinos y añadidos posteriores de los Habsburgo austríacos.

Fortaleza de Kotor. Foto Wikipedia

La circunferencia del muro exterior es de 4,5 kilómetros, con un grosor de entre dos y 16 metros y una altura de hasta 20 metros, que protegían a la villa medieval entre la bahía de Kotor, el río Skurda y la montaña de San Juan a sus espaldas.

La erosión, los terremotos, la vegetación y la falta de mantenimiento desde 1918 han contribuido a su deterioro, pero por suerte parte de las defensas y el casco histórico se han restaurado y permiten conocer el valor que le dio la república de Venecia.

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