Sanfermines más allá de los encierros: pistas para vivir la fiesta

De la Fiesta de la Alpargata a los churros de La Mañueta y del Struendo de Iruña a las comparsas de Gigantes y Cabezudos, estas son las tradiciones para disfrutar de los Sanfermines de Pamplona más allá de toros y encierros

Claves para vivir los Sanfermines. Foto: Cristina Nuñez Baquedano.

Con el pañuelo rojo todavía anudado al cuello y una vela encendida en la mano, cada 14 de julio miles de personas cantan, frente al Ayuntamiento de Pamplona, el Pobre de mi que marca el fina de las fiestas de San Fermín. Nada más concluir, un reloj en la fachada de la Casa del Libro en la calle Estafeta inicia la cuenta atrás para los próximos Sanfermines. Hoy, a dos semanas de que comience la fiesta más internacional de nuestro país y tras dos años en suspenso, el reloj avanza la ilusión de toda una ciudad: ya falta menos.

Dada a conocer al mundo por Ernest Hemingway, que llegó a Pamplona en 1923 como reportero, en su novela Fiesta, su imagen está indisolublemente unida a los toros, los trajes blancos y los pañuelicos rojos.

Sin embargo, hay mucho más en una celebración que, más allá de encierros, corridas y la fiesta hasta el amanecer, está plagada de curiosidades y tradiciones no tan conocidas por las miles de personas que cada año se acercan a Pamplona.

Comparsas de Gigantes y Cabezudos en los Sanfermines. Foto: Jesús Garzarón Valero.

De la fiesta de la alpargata a los churros de La Mañueta y del Struendo de Iruña a las comparsas de Gigantes y Cabezudos, te damos todas las pistas y direcciones para vivir Sanfermines como un pamplonica más, te gusten o no los toros.

Viva San Fermín

Antes de pasar un día viviendo a tope los Sanfermines y ya que queremos vivir la fiesta como un local, un par de consideraciones. Lo primero, el atuendo. De la boutique más elegante al último comercio de barrio, todos los escaparates de Pamplona lucen ya el típico traje blanco.

Camisa y pantalón blanco impolutos, faja roja y ‘pañuelico’ de fiestas de color rojo son los imprescindibles del vestuario que popularizó en los años 30 del pasado siglo la extinta Peña La Veleta a fin de distinguirse de las demás peñas.

Ningún pamplonica auténtico se anuda el pañuelo, de color rojo en honor al martirio de San Fermín, que murió decgollado, antes del cohete o Chupinazo que marca el inicio de la fiesta, el día 6 de julio. Bordado con el escudo de Pamplona, de Navarra o el de alguna peña o colectivo, se retira durante el acto que pone punto y final a las fiestas, el mencionado Pobre de mí.

El Chupinazo marca el inicio de la fiesta. Foto: Ayuntamiento de Pamplona.

La faja también debe cumplir algunos requisitos: también de color rojo tiene 2,5 metros de largo por 12 cm de ancho. Los más ‘pro’ llevan además alpargatas de suela de cáñamo y tela lisa en color blanco, atravesadas en cruz por una cinta roja.

Una curiosidad: aunque la fiesta grande honra a San Fermín -un personaje por cierto cuya existencia histórica no se ha podido constatar- y que se honra en una hermosa procesión el día 7 de julio, no es el patrón de la ciudad, sino San Saturnino, quien lo bautizó. Su fiesta es el día 29 de noviembre.

Tocan a diana

Ya equipados con el uniforme de rigor, la jornada comienza cuando suenan las dianas. El despertador sanferminero por excelencia (o la señal de retirada para los más noctámbulos) comienza a escucharse desde las 6.45 horas en la puerta del Ayuntamiento.

La música en la calle es una constante de la fiesta. Foto: Francis Vaquero | Turismo de Navarra.

De ahí, la banda de música La Pamplonesa, los gaiteros y de los txistularis inician una ruta cada día diferente por las calles del casco viejo, una comitiva que se va agrandando con gente de lo más variopinta hasta las 7.30 horas. Cada uno puede pedir la canción que le apetezca entre las clásicas como “Quinto levanta, tira de la manta” o “Churros, churros, para desayunar”.

Encierros y Encierrillos

Llega el momento de los encierros, para muchos los minutos más esperados de cada jornada. Antes, sin embargo, han tenido lugar los encierrillos, por los que se trasladan cada día, del 6 al 14 de julio, los toros desde los Corrales del Gas a los corrales de la cuesta de Santo Domingo, donde los animales pasan la noche previa.

Es muy recomendable ver a los toros corriendo solos por la calle en este particular encierro sin gente y sin bullicio y, aunque el Ayuntamiento sortea una cantidad de entradas limitadas, se puede seguir si nos colocamos estratégicamente en la cuesta situada enfrente de la de Santo Domingo.

Encierros. Foto: Francis Vaquero | Turismo de Navarra.

En cuanto a los encierros, ya saben: de la cuesta de Santo Domingo los toros avanzan entre los mozos hasta la plaza Consistorial, donde es posible observar el único tramo de vallado que se mantiene fijo durante todo el año (y también escenario del Chupinazo), pasa por Mercaderes, donde está la famosa curva en la que muchos toros resbalan, avanza por Estafeta y llega a la Plaza de Toros.

Desayuno en La Mañueta

Tras los encierros, toca desayunar. Los más expertos sanfermineros ponen rumbo a La Mañueta, una mítica churrería ubicada en la calle del mismo nombre. El lugar exacto no tiene pérdida: verás una hermosa fila en la puerta.

Fundada en 1872, este año celebra su 150 aniversario y se caracteriza por abrir solo unos pocos días al año (este año los sábados 25 de junio y 2 de julio, la semana de Sanfermines, los sábados de octubre y el 17 de diciembre) y porque sigue en manos de la familia original: abuelos, hijos y nietos se arremangan esos días para hacer los churros en horno de leña más codiciados de Pamplona.

Foto: Churrería La Mañueta.

Baile de la alpargata

Cuando decimos que la fiesta en Sanfermines dura todo el día es literal. Después de los encierros, todos los días el Nuevo Casino (Plaza del Castillo, 44) celebra un baile muy particular, conocido como de la alpargata.

Aunque el casino era un lugar elegante, los días de encierros los socios acudían vestidos con el atuendo típico de las fiestas, incluidas las alpargatas, de donde surgió el nombre actual.

Baile de la Alpargata. Foto: Jesús Garzarón Valero.

Comparsa de Gigantes y Cabezudos

Siguiente parada: la Comparsa de Gigantes y Cabezudos, otro de los elementos más famosos de los Sanfermines.

Con referencias que se remontan al siglo XVI, la comparsa actual data de 1860 y la componen un total de 25 figuras de cartón piedra que dan vida a una vistosa comitiva formada por Cabezudos, Kilikis, Gigantes y Zaldikos que, acompañada de gaiteros y txistularis, recorre las calles de la ciudad cada mañana.

En ella los Cabezudos, Kilikis y Zaldikos abren paso a 8 figuras de unos cuatro metros de altura que representan a cuatro parejas de reyes y reinas: europeas, asiáticas, africanas y afroamericanas, de nombres Joshemiguelerico y Joshepamunda, Sidi Abd El Mohame y Esther Arata, Selim-Pia El Calzao y Larancha-la y, por último,Toko-Toko y Braulia.

Los Gigantes y los Cabezudos son muy queridos. Foto: Ana Beroiz | Turismo de Navarra.

Cada día realizan un recorrido distinto y el último día de comparsa es tradición que los niños que dejan de usar los chupetes se los regalen a los gigantes, que se los cuelgan todos de las manos.

El día 14, también despiden las fiestas desde el balcón del Ayuntamiento.

Foto: Francis Vaquero | Turismo de Navarra.

El vermú y el almuerzo

El Casco Viejo, la plaza del Castillo y la calle Estafeta son un hervidero de gente en cualquier momento del día y de la noche. También a la hora del vermú, una tradición muy extendida también durante Sanfermines.

Para un ambiente más tranquilo, merece la pena dirigirse hacia el Ensanche.

En cualquier momento del día hay que pasar por la tómbola de Cáritas. Instalada en la plaza Sarasate, no hay Sanfermines en que los locales no compren unos boletos y prueben suerte mientras colaboran con esta organización.

Que nadie se quede con hambre en San Fermín. Foto: Francis Vaquero | Turismo de Navarra.

También es muy común el almuerzo: entre las 10.30 – 11.00 de la mañana bares, sociedades gastronómicas y hasta particulares sacan mesas corridas a la calle para almorzar entre amigos por las que circulan especialidades locales como huevos con magras y tomate, pochas, ajoarriego o toro estofado.

Toros y merienda

El comer es algo que acompaña a la fiesta en todo momento. Así, durante las corridas de toros que se celebran todas las tardes durante la fiesta (este 2022, por cierto, la plaza celebra sus 100 años de historia), no hay peña que no se lleve su merienda.

La tradición dicta que la comida se saca después del tercer toro y se pueden ver en la plaza auténticos festines que van desde bocadillos a guisos de alubias, cangrejos o ajoarriego.

Los txikis también gozan los Sanfermines. Foto: Ayuntamiento de Pamplona.

Tras las corrida, las peñas salen con sus bandas y charangas cantando y bailando por toda la ciudad, cada uno en el recorrido hacia su peña haciendo de la ciudad una fiesta completa.

El Struendo de Iruña

Entre las tradiciones más curiosas de la noche se cuenta el Struendo de Iruña, un acto que no verás en el programa oficial (este año con más de 530 eventos entre conciertos y actividades que incluyen una ruta literaria y artes escénicas).

Con origen en una iniciativa popular, el Struendo surgió en 1964, cuando un grupo de amigos de la peña Irrintzi tuvo la idea de salir por la noche haciendo sonar bombos, tambores y txistus, sin otro objetivo que el de animar las calles haciendo ruido.

Con el ‘Pobre de mi’ se despide la fiesta: ¡ya queda menos para los siguientes Sanfermines!. Foto: Francis Vaquero | Turismo de Navarra.

Aún hoy el Struendo no se celebra un día fijo (solo se sabe con seguridad que será entre semana), pero sí tiene una hora de inicio que no varía nunca, las 23:59. A esa hora, después de entonar el Agur Jaunak, cientos de personas salen desde Casa Marceliano para recorrer durante horas las calles del Casco Antiguo haciendo todo el ruido posible.

Muy querido por los pamploneses, desde hace unos años se celebra también una ‘versión txiki’ del Struendo para el disfrute de los más pequeños.

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