Cuando la sostenibilidad deja de ser una estrategia
Feria Valencia inyecta los ODS en su ADN y asegura que "se trata de algo que debe estar en la esencia de cualquier acción”
Hay cuestiones que ya han superado cualquier criterio de moda o incluso de rentabilidad. Hay temas que ya no admiten discusión. Las generaciones futuras van a juzgar a las actuales por el legado que estas dejen sobre la tierra. Y de cara a ese futuro, la sostenibilidad tiene que dejar de ser una estrategia que afecta a la toma de decisiones para pasar a ser un pilar básico en esa toma de decisiones. “No se trata sólo de unas prácticas, se trata de algo que debe estar en la esencia de cualquier acción” asegura Begoña Puigmoltó, directora de Sostenibilidad e Impacto Social de Feria Valencia.
Y es que para Feria Valencia la sostenibilidad ha dejado de ser una estrategia para convertirse en un factor determinante de la toma decisiones. En el sector ferial y de eventos este reto adquiere una dimensión aún mayor. En este contexto, Feria Valencia está protagonizando una transformación profunda para integrar la sostenibilidad como eje estratégico transversal, alineado con los criterios ASG (ambiental, social y de gobernanza) y teniendo de brújula los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de Naciones Unidas.
“No hablamos de un proyecto paralelo, sino de un cambio estructural en la forma de tomar decisiones”, explica Begoña Puigmoltó. El objetivo es claro: impulsar un modelo económico rentable que, al mismo tiempo, genere impacto positivo en la sociedad y el medio ambiente, reforzando el papel de la institución como motor del tejido productivo valenciano.
La sostenibilidad como parte del ADN corporativo
Históricamente, la sostenibilidad se ha asociado casi exclusivamente al ámbito medioambiental. Sin embargo, desde Feria Valencia defienden una visión más amplia e integral. “La sostenibilidad se articula en torno a los criterios ASG, y la ‘S’ de social es clave porque pone a las personas en el centro”, subraya Puigmoltó.
Este enfoque implica revisar no solo los consumos energéticos o la gestión de residuos, sino también “cómo trabajamos, cómo tomamos decisiones, cómo generamos impacto positivo en nuestro entorno y cómo construimos organizaciones más responsables, éticas y comprometidas”. En palabras de la directora, “la sostenibilidad empieza siempre por una voluntad humana de impulsar iniciativas que impacten positivamente en tu actividad, aportando valor al cliente, e integrando esa cultura en el conjunto de la organización. Por eso decimos que debe formar parte del ADN de la empresa”.
Este planteamiento se ha materializado en una hoja de ruta clara, recogida en la Memoria de Sostenibilidad y en un documento marco denominado “Compromiso Sostenible”, que evoluciona hacia un plan estratégico con indicadores ASG. El objetivo es medir el impacto real, identificar áreas de mejora y tomar decisiones basadas en datos, en línea con las exigencias del mercado y de la regulación europea en sostenibilidad.

Con más de un siglo de historia, Feria Valencia afronta el reto de la sostenibilidad desde una posición compleja, pero también con una enorme capacidad de impacto. “Somos conscientes que el camino es largo, pero sabemos dónde estamos y estamos convencidos de que vamos en la buena dirección”, afirma Puigmoltó. “Actuamos con humildad, pero sin perder el foco: avanzar, aprender junto a los mejores y consolidar nuestra estrategia en sostenibilidad dentro del sector”.
La clave, según la responsable de Sostenibilidad, es la implicación de toda la plantilla, que ya está comprendiendo que estas políticas refuerzan la competitividad y la viabilidad del negocio.
Eficiencia energética y descarbonización: un proyecto sin precedentes
Uno de los pilares del plan de sostenibilidad de Feria Valencia es la eficiencia energética, con un ambicioso proyecto fotovoltaico que marcará un antes y un después en el recinto.
Actualmente, se están transformando 40.000 metros cuadrados de cubiertas en un gran huerto solar, con 4.600 placas fotovoltaicas capaces de generar la energía equivalente al consumo de unos 900 hogares. A esta actuación se suma la sustitución de 18.000 luminarias por sistemas de alta eficiencia, lo que permitirá reducir un 65 % la potencia instalada.

Cuando el proyecto esté plenamente operativo, a principios de 2026, se estima un ahorro del 41% en la factura energética y la evitación de unas 500 toneladas de CO₂ al año. La iniciativa está cofinanciada con fondos europeos Next Generation EU, dentro del programa PIREP, y se estudia además la incorporación de sistemas de almacenamiento energético y gestión inteligente de la demanda.
“Es una transformación sin precedentes para la institución, dado que no es habitual que un recinto de nuestra escala afronte una transformación energética de este calibre”, destaca Puigmoltó para quien “este proyecto marca un antes y un después y refuerza nuestro papel como recinto tractor, capaz de liderar con el ejemplo y demostrar que sostenibilidad y actividad económica pueden avanzar de la mano”.
Economía circular y gestión avanzada de residuos
La gestión de residuos es otro de los grandes desafíos del sector ferial. En este ámbito, Feria Valencia aplica una lógica de economía circular, priorizando la reducción, la reutilización y el reciclaje.
El recinto cuenta con puntos de recogida selectiva, protocolos de separación en origen y áreas específicas para residuos procedentes del desmontaje de stands. Además, se ha reducido de forma significativa el uso de moqueta y se fomenta el empleo de materiales reutilizables y reciclables.
Uno de los elementos diferenciales es la colaboración con empresas de triple impacto, que transforman lonas y moquetas usadas en nuevos productos, generando al mismo tiempo empleo inclusivo. “Nuestro objetivo es que los residuos se conviertan en recursos, feria tras feria”, explica la directora.
Más allá del ámbito ambiental, Feria Valencia reivindica su vocación de servicio público y su impacto social. Internamente, cuenta con un Plan de Igualdad, una plantilla donde cerca del 50% son mujeres, políticas de conciliación, avances en accesibilidad y un entorno laboral basado en la inclusión y el bienestar.

Externamente, la institución colabora con ONGs y entidades sociales, tanto de forma corporativa como en el marco de las ferias. Pero si hay algo que define su papel social es su capacidad de respuesta en momentos críticos.
Durante la pandemia del COVID-19, el conflicto de Ucrania o, más recientemente, la catástrofe de la DANA, el Feria Valencia se convirtió en un centro logístico de ayuda humanitaria, coordinando en menos de 24 horas recursos, voluntariado y apoyo institucional. “Ese papel discreto pero esencial ayudando a la sociedad es uno de nuestros mayores orgullos. No en vano somos el recinto ferial de los valencianos”, afirma Puigmoltó.
En el ámbito de la gobernanza, Feria Valencia apuesta por una gestión basada en la ética, la transparencia y la sostenibilidad económica, entendida como la base que permite desarrollar el resto de las políticas ASG.
La institución refuerza los criterios sostenibles en la contratación, trabaja con proveedores alineados, impulsa la formación interna y fomenta una cultura de cumplimiento a través de su código ético y programa de compliance.
Especial relevancia tiene el impulso de alianzas estratégicas dentro del sector MICE. Feria Valencia colabora con otros recintos y palacios de congresos a través de asociaciones como AFE, APCE, UFI o ICCA, compartiendo buenas prácticas y desarrollando soluciones conjuntas. “Los grandes retos de la sostenibilidad solo se pueden abordar desde la colaboración”, señala Puigmoltó.
Expositores y organizadores, pieza clave
Para extender esta visión más allá del propio recinto, Feria Valencia trabaja activamente en la implicación de expositores y organizadores de eventos, a quienes facilita una guía de sostenibilidad con recomendaciones prácticas para integrar criterios ASG en todas las fases del evento.
El documento promueve desde stands sostenibles, catering de KM cero y una gestión más eficiente de consumos, hasta la reducción y reciclaje de materiales, el uso de merchandising responsable, fuentes de agua por ósmosis y lanyards reutilizables.
A ello se suma un enfoque social e inclusivo, que fomenta la colaboración con entidades sociales, la contratación de personal de inclusión, la reutilización de lonas y materiales a través de empresas de acción social, así como servicios como salas de lactancia, guarderías y puntos de recarga para vehículos eléctricos.

El objetivo es claro: que la sostenibilidad deje de ser un añadido y se convierta en un elemento transversal del diseño del evento, generando valor social y ambiental sin renunciar a la excelencia ni al impulso del negocio.
Para avanzar con rigor, Feria Valencia está evaluando su impacto en los Objetivos de Desarrollo Sostenible, de la mano de Kiwa, mediante una metodología pionera que identifica los temas ASG más relevantes y cuantifica la contribución real de la institución. Por la naturaleza de su actividad, el mayor impacto se concentra en el ODS 8 (trabajo decente y crecimiento económico) y el ODS 9 (industria, innovación e infraestructuras) y por supuesto el ODS 17 (alianzas para lograr los objetivos).
Begoña Puigmoltó concluye que «ka sostenibilidad es, ante todo, una cuestión de valores y de sentido común, pero es que, además, hablar de sostenibilidad es hablar de economía de impacto” porque, en el caso de Feria Valencia, estos valores se ponen al servicio del desarrollo empresarial y de la economía, demostrando que es posible combinar crecimiento económico e impacto social.