Los preferentistas de Eroski llaman al boicot contra el supermercado

La cadena se lava las manos de los productos financieros que han perdido el 60% del valor y señala a la banca como responsable

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Los afectados por las preferentes de Eroski, unos productos financieros subordinados que han perdido el 60% del valor, han llamado al boicot contra las empresas de la cooperativa Mondragón, a la que pertenece Eroski y Caja Laboral, una de las entidades financieras que más comercializó la polémica referencia.

En la época de bonanza, el supermercado, en colaboración con las entidades financieras, ideó un producto perpetuo (no tiene vencimiento) para financiar el crecimiento de la compañía con el dinero de pequeños ahorradores, empresas e inversores. Los títulos aportan anualmente unos intereses del euríbor más el 2,5% o el 3% adicional, pero no pueden ser devueltos a las entidades financieras. El suscriptor, por tanto, debe buscar un comprador si quiere recuperar el dinero.

40.000 afectados

Desde la primera emisión, hace 11 años, los títulos han perdido el 60% del valor en el mercado. Un total de 40.000 ahorradores han adquirido estos productos (30.000 en Eroski y 10.000 en Fagor, otra empresa de Mondragon) y ahora no pueden recuperar el capital. “Cada semana hacemos protestas en Vitoria, Bilbao y San Sebastián. Llamamos al boicot a todos los afectados y allegados para que dejen de comprar en los supermercados de Eroski, saquen su dinero de Caja Laboral y cancelen los seguros en Lagun Aro (también perteneciente al grupo)”, explica el presidente de Kaltetuak, la principal asociación de tenedores de estos productos financieros que reúne a 1.200 afectados, Ricardo González.

La cadena de supermercados vasca, también propietaria de las tiendas Caprabo, asegura que está dispuesta a negociar si los bancos, que comercializaron los productos, también asumen la responsabilidad. Las dos empresas, Eroski y Fagor, se embolsaron 805 millones de euros en esta operación mientras que los bancos recibieron unos 40 millones en comisiones.

Inversores “encantados”

El grupo cooperativista Mondragon tiene un fuerte arraigo en el País Vasco, una razón por la que muchos confiaron en ella cuando ideó estas participaciones. Según los afectados, la empresa ha tratado de descalificar las protestas al esparcir el falso rumor de que quienes las convocan tienen un sentimiento “antivasquista”.

La empresa ha desmentido que oficialmente haya hecho algún posicionamiento de este tipo, aunque sí considera que la plataforma es minoritaria porque “sólo acuden unas 100 personas a las reuniones”. Eroski también asegura que muchos inversores –que no pueden recuperar el capital– “están encantados” con el producto.

Apoyo nacionalista

Una modificación de la ley de las cooperativas en el País Vasco en el 2000, producida durante el gobierno de Ibarretxe, permitió que Eroski comenzara a vender este tipo de referencias. Los afectados pidieron hace pocas semanas en el Parlamento Vasco la modificación de esa ley, algo a lo que se opusieron el PNV y EH-Bildu. Los preferentistas aseguran que, además del apoyo parlamentario, Eroski también ha recibido el respaldo de la Oficina de Kontsumobide.

La asociación de Usuarios de Bancos y Cajas, Adicae, ha presentado una demanda judicial, en nombre de 76 inversores, contra Eroski y BBVA por la comercialización de estos productos no aptos para familias. Un juez de Bilbao dio un plazo de 40 días a las partes para que intentaran llegar a un acuerdo. La asociación ha aclarado que no apoya el boicot y que opta por la negociación y, como última vía, la resolución judicial.

Otras preferentes

Los productos financieros son similares a las preferentes que han comercializado La Caixa y CatalunyaCaixa en Catalunya, Novacaixa Galicia en Galicia y Bankia en toda España, y que han generado fuertes movilizaciones y gran revuelo mediático.

Eroski asegura que la realidad con las subordinadas vascas es muy diferente, ya que los intereses no dependen de la situación financiera de la empresa, sino del euríbor. La diferencia también reside en que el caso vasco (pese a tener 40.000 afectados) no ha tenido la repercusión mediática ni social del resto de preferentes.

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