Feijóo planea recompensar los barones del PP que renuncien a gobiernos con Vox

Si algún líder autonómico que concurre en mayo decide inmolarse -renunciar al gobierno aunque pudiera sumar con Vox-, no se le dejará solo

El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, rodeado de su número 2, Cuca Gamarra, y los presidentes autonómicos del PP -Juanma Moreno, Alfonso Rueda, Isabel Díaz Ayuso, Alfonso Fernández Mañueco y Fernando López Miras-. Foto: EFE

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Por mucho que no quieran darle relevancia dentro de su agenda y su estrategia, el Partido Popular sabe que los pactos postelectorales tras los comicios municipales y autonómicos del 28 de mayo marcarán tendencia y serán decisivos de cara a las generales de diciembre. La asociación del presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, en el imaginario de los votantes con Vox es uno de los factores encima de la mesa a la hora de elaborar la estrategia, y la primera prueba de fuego la pasarán los candidatos autonómicos, sus barones, a los que dará libertad, sí, pero también responsabilidad para saber elegir.

Así lo ven desde las baronías, según ha podido pulsar Economía Digital, que saben que, dependiendo de las circunstancias pueden convertirse en un regalo envenenado. Porque, a la vista de las experiencias, sólo hay tres caminos: el de Juanma Moreno en Andalucía -una mayoría absoluta al conseguir que los votantes se concentren en torno a él y no a Vox-; el de Alfonso Fernández Mañueco en Castilla y León -compartir gobierno y darle la vicepresidencia al partido de Santiago Abascal-, o el punto medio, que encarna Isabel Díaz Ayuso en Madrid -una mayoría «suficiente», como la denomina Feijóo, que deje a la derecha radical fuera del Gobierno pero como apoyo parlamentario puntual-.

La dirección nacional del partido no oculta, ni en público ni en privado, cuál es el camino que Feijóo desea, que pasa por no tener que tratar a Vox más de lo necesario y anularlo parlamentariamente al dejarlo sin relevancia numérica en las sumas autonómicas. Esto es: que no decidan los Gobiernos del PP. Pero, si algún candidato quiere optar por ir de la mano, no será vetado por Génova. Aunque con una planteamiento: si alguno de los que concurren en mayo decide inmolarse -renunciar al gobierno aunque pudiera sumar con Vox-, no se le dejará solo, sino que habrá alguna recompensa.

Probabilidad por territorios

«Sí que flota en el ambiente, aunque no como propuesta que se haya verbalizado, pero la directriz está clara», confirma uno de los barones. La idea primigenia es que quien renuncie encuentre acomodo en algún cargo del Gobierno del Estado si Alberto Núñez Feijóo consigue llegar a la Moncloa después del mes de diciembre.

Los números pueden dar lugar a coyunturas muy distintas según los territorios. Es mucho más probable que el plan A real -el que surge tras la idea de una mayoría absoluta, un hito muy complicado en un sistema de bloques como el que se vive en España-, esto es, gobernar en solitario con apoyos parlamentarios puntuales de Vox, tiene mayor posibilidad de suceder en la Comunidad de Madrid o en la Región de Murcia que en Castilla-La Mancha o La Rioja.

Pero no son los únicos sitios donde se tendrán que ver en la disyuntiva con unos resultados que, a la luz de las encuestas y con los trasvases de votos actuales, estarán muy apretados: también hay visos de que suceda en las Islas Baleares, Aragón o la Comunidad Valenciana. En Génova ven con buenas sensaciones los resultados que está cosechando María Guardiola en Extremadura, pero la batalla está mucho más inclinada del lado del socialista Guillermo Fernández Vara por ahora.

«Vox investirá a algún socialista»

De momento, las diferencias entre los modelos dentro del espectro del centro y la derecha se intensificarán en la moción de censura del martes y miércoles. El convencimiento entre las filas del PP es que la moción «le va a hacer daño a Vox». Una voz cualificada dentro del partido lo diagnostica así: «Vox son exvotantes del PP, gente enfadada en general con el PP en la época de Rajoy y le multiplicó el cabreo en Cataluña y ahora el cabreo es extremo con Sánchez». Es por ello que la oportunidad del martes no está en convencer a esos ciudadanos, sino en los del espectro del centro, centro izquierda incluso, que buscan «solvencia».

La disyuntiva, esperan los dirigentes del PP, será para Vox, que tendrá que aceptar las reglas del juego que proponen los populares o hacer alcaldes o presidentes autonómicos a los candidatos del PSOE. Y será «un error de bulto» que supondría la guinda del pastel para el rumbo del Partido Popular, porque bloquea la baza de los de Santiago Abascal de plantearse como una alternativa real o una buena opción para que cambien los gobiernos.

Eso implicaría, como ya desveló Economía Digital, que formaciones como los partidos nacionalistas puedan plantearse una investidura de Alberto Núñez Feijóo. «Hay partidos que, llegados el caso, tendrán que decidir cómo gobierna Feijóo», apuntaba un miembro de la dirección popular. Esto es, según la lógica del PP, invertir el modelo de Castilla y León: «Lo que el PSOE no ha hecho con Mañueco igual lo hacen los partidos periféricos a nivel nacional» y dejarles el balón en el tejado, a ellos o a los socialistas, para ver si quieren vetar a Vox de los gobiernos… o todo lo contrario. 

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