La Cartuja Pickman rompe su silencio y acusa a la Seguridad Social de provocar su quiebra
La compañía no puede evitar la quiebra y ahora culpa a la Seguridad Social de lo sucedido
La Cartuja Pickman acusa a la Seguridad Social de la quiebra
La famosa marca de loza La Cartuja Pickman ha acusado a la Seguridad Social de provocar su quiebra. En el año 2019, el organismo impuso a la compañía una deuda de más de 6 millones de euros. Unos meses más tarde tuvo que declararse en concurso de acreedores. El concurso fue levantado el pasado mes de julio, cuando el Juzgado de lo Mercantil número 3 de Sevilla aprobó un convenio con los acreedores.
No obstante, la Agencia Tributaria y la Seguridad Social se opusieron al acuerdo. Una vez sin la protección del concurso, Hacienda procedió al embargo de las cuentas, situación que les llevó a solicitar la quiebra de la compañía el pasado 8 de octubre al verse incapaz de cumplir el convenio aprobado.
Quiebra de una compañía que acompañó a la realeza
Ultralta y La Cartuja Distribución 1841, empresas de la familia Zapata, son las dueñas de La Cartuja Pickman, una histórica fábrica de cerámica y porcelana sevillana que se ha convertido en un símbolo del patrimonio industrial y artístico de España.
Fue fundada en 1841 por el empresario inglés Charles Pickman. La compañía se ubicó en el antiguo monasterio cartujo de Santa María de las Cuevas, conocido popularmente como La Cartuja. Esta localización otorgó a la marca su nombre distintivo y un aura de tradición que la acompañaría durante generaciones.
Desde sus inicios, Pickman apostó por la incorporación de técnicas y estilos británicos en la producción de loza fina, lo que supuso una auténtica revolución en la industria española. La calidad de sus piezas, caracterizadas por su resistencia, blancura y decoración meticulosa, posicionó a La Cartuja como una referencia tanto a nivel nacional como internacional.

Algunos de sus productos más famosos (vajillas, jarrones, bandejas, objetos decorativos…) comenzaron a ser demandados por la alta aristocracia, la realeza y posteriormente por un público más amplio que identificó en la marca un símbolo de elegancia y buen gusto.
Uno de los elementos más significativos de la estética Pickman es la decoración en tonos azul cobalto o sepia, así como motivos inspirados en escenas costumbristas, elementos florales y arquitecturas idealizadas. Además, la firma ha sabido adaptar su catálogo a las tendencias de cada época sin renunciar a la tradición artesanal que la distingue.
Reclama más de 2 millones a la Seguridad Social
Las compañías Ultralta y La Cartuja Distribución 1841 han iniciado un procedimiento para exigir a la Tesorería General de la Seguridad Social una compensación económica de 2.080.505 euros, según han informado desde El Conciso. Ambas entidades han explicado que la Administración les provocó la quiebra al atribuirles una deuda de 6 millones de euros correspondiente al anterior propietario.
Francisco Arroyo, socio de RSM y representante legal de las mercantiles, ha señalado que en 2024 se presentaron dos reclamaciones por responsabilidad patrimonial: una de Ultralta por 1.614.165 euros y otra de La Cartuja Distribución 1841 por 466.340 euros. Arroyo ha considerado que la cifra solicitada está ajustada a los daños sufridos y confirma que, tras la falta de respuesta de la Seguridad Social, se está valorando llevar el caso ante los tribunales para obtener la indemnización.
Las empresas han alegado que la derivación de responsabilidad dictada por la Seguridad Social desencadenó su crisis financiera al obligarlas a entrar en concurso de acreedores en 2019 y llegar ahora a la quiebra.

Aunque la resolución judicial terminó dándoles la razón en 2023, el tiempo perdido, sumado al impacto de la pandemia, el incremento de los costes energéticos y la falta de acceso a financiación, han provocado la quiebra.
La complicada situación de La Cartuja Pickman
La excelencia de La Cartuja Pickman no ha evitado problemas económicos y estructurales. La compañía cuenta con impagos acumulados con organismos públicos como Hacienda, la Seguridad Social y el Fogasa, así como con sus propios trabajadores.
Además, los clientes han denunciado no recibir sus productos, a pesar de haberlos pagado con anterioridad. Según los testimonios de los perjudicados, la compañía continuó aceptando pedidos y recibiendo pagos, incluso después de que la actividad de producción se paralizara el día 31 de julio.
La situación se volvió más crítica a partir del 28 de agosto, fecha en la que el personal fue incluido en un ERTE de seis meses, supuestamente motivado por la realización de obras en la cubierta de las instalaciones. Muchos clientes han admitido que dicha explicación fue utilizada como pretexto para ocultar la inminente liquidación de la empresa.