La emigración masiva, baza de Rajoy para reducir el paro

La población activa de España terminará 2013 con unos 250.000 integrantes menos

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El 2013 terminará con menos parados inscritos que en 2012, algo que será la primera vez que suceda desde que comenzó la crisis. Es el estribillo machaconamente comentado por los miembros del Gobierno. Y esta semana, la ministra de Empleo, Fátima Báñez (PP), al cierre del ejercicio con los datos de diciembre, lo volverá a reiterar, confirmando lo adelantado el pasado viernes por el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy (PP), en su última conferencia de prensa del año.

Lo que no van a escuchar por boca de los miembros del Ejecutivo es que bajan los parados por algunas razones de peso, no precisamente ligadas en toda su extensión a la creación de empleo, sino a otras variables como que la población activa vaya a terminar 2013 con unos 250.000 integrantes menos. Muerto el perro, se acabó la rabia, dice el refrán que, en este caso, se podría aplicar en España en materia de empleo. A menos demandantes de empleo, menos parados. Es de cajón. Sería la repera que ocurriera lo contrario.

Inmigrantes e emigrantes

De proseguir la tendencia registrada hasta junio, en el conjunto del año que está a punto de acabar habrían salido de España unas 500.000 personas. En su mayoría inmigrantes que regresan a sus países de origen, pero también cerca de un 20% nacidos en España. Un 70% de los que se han marchado están en edad de trabajar.

Son unas 360.000 personas que han dejado de estar inscritas en los registros públicos de empleo, como lo han hecho otras muchas que, tras agotar todas las prestaciones, subsidios y ayudas, estiman que lo de sellar el volante cada tres meses es una pérdida de tiempo.

Previsiones optimistas

Seguramente cuando el presidente Mariano Rajoy da por sentado –más como una ilusión que como un objetivo realmente alcanzable– que “al finalizar 2014 habrá en España menos personas en paro y más cotizando a la Seguridad Social”, no está pensando en que sigan saliendo de España cientos de miles de potenciales trabajadores, aunque la verdad no le vendría nada mal.

Y para que estas optimistas previsiones de aumento de las afiliaciones se cumplan, habrá que ver si las correspondientes a los extranjeros aumentan, se estancan o, como parece atisbarse, siguen en franco retroceso. Al margen del repunte estival, el año 2013 acabará con unos 100.000 afiliados extranjeros menos, para situarse en torno a los 1,5 millones.

¿Más empleo?

Puestos a mirar hacia el futuro, dónde estarían esos caladeros de empleo a corto plazo en los que el Gobierno confía para disminuir el desempleo. La verdad, la cosa no resulta fácil.

Descartado un aumento de la mano de obra intensiva en sectores como la construcción o el inmobiliario, a tenor de la raquítica inversión presupuestaria que suele actuar de motor en grandes obras de infraestructuras, o la gran industria, también en permanente contracción por una reducción de la actividad, al final todo pasa por lo sea capaz de generar el sector terciario, principalmente para ofrecer el mejor servicio posible para que sigan aumentando los más de 60 millones de turistas que en 2013 llegaron a España.

Reestructuraciones en grandes empresas

Aunque las grandes empresas no suelen ser el principal barómetro para apreciar la evolución del empleo, dadas sus especiales circunstancias de la producción y unas, en general, mejores condiciones de refinanciación de sus deudas que las que pueden tener las pequeñas y medianas sociedades, tampoco cabe esperar que su aportación futura sea considerable.

Todo lo contrario. Grandes entidades financieras, constructoras o eléctricas, también se han visto obligadas a afrontar regulaciones de empleo en estos últimos años y las van a tener que seguir acometiendo en el futuro. Entre 2007 y 2013, las empresas actuales que forman el selectivo Ibex 35 han reducido sus plantillas en más de 120.000 empleados.

Sector financiero

El sector financiero, hasta hace cinco años uno de los que más empleados aglutinaba, está viendo reducido sus plantillas de manera progresiva tras el proceso de reestructuración y concentración llevado a cabo. Las 10.000 sucursales cerradas entre 2008 y 2012 han provocado la reducción de 40.000 puestos de trabajo. Y todavía quedaría por echar el cierre, entre 2014 y 2015, de otras 8.000 sucursales más hasta dejar en servicio unas 30.000 oficinas. Hablamos, pues, de otros más de 30.000 empleados prescindibles en los dos próximos años.

Tampoco podrá contar el Gobierno con que las constructoras aporten nuevos empleados. FCC, una de las grandes, acaba de aprobar el despido, entre 2014 y 2015, de casi 1.300 trabajadores de su filial de Construcción, que se unirán a los 824 despedidos dentro del Expediente de Regulación de Empleo (ERE) pactado el pasado abril.

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