Los Koplowitz desmantelan el ‘Facebook de los famosos’

Pedro Cortina, el hijo mediano de Alicia Koplowitz y Alberto Cortina, ultima el cierre de la red social poco después de tomar el control

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A Pedro Cortina le ha durado la paciencia seis meses. Es el tiempo que ha tardado en cerrar la red social Vippter, más conocida como el Facebook de los famosos, después de tomar el control de la compañía a mediados de octubre de 2018.

El hijo mediano de Alicia Koplowitz y Alberto Cortina se hizo fuerte después de inyectar capital con el objetivo de reflotarla y tomar el control accionarial. Vippter, una red social nacida en Galicia, apenas se había popularizado desde su nacimiento y la llegada de Cortina se vio como una esperanza para sacar el negocio adelante. 

No obstante, la aventura ha sido breve. La compañía que gestiona la actividad de la empresa, Social Web Vippter SL, está en liquidación y desde las oficinas centrales no se ofrece ninguna atención al cliente. También se han eliminado los perfiles de sus redes sociales y se ha borrado la aplicación del marketplace de Google. 

La web, en cambio, aparece activa e inactiva por momentos. La biblioteca digital de Internet Archive data mayo como último mes de actividad y el medidor Similar Web cifra una caída de la audiencia web de aproximadamente el 39% (habría pasado de 144.000 visitas mensuales a 44.000).

Koplowitz llegó; los fundadores salieron

La llegada de Cortina provocó una remodelación de la compañía. El nuevo organigrama de la red social ponía al frente al empresario madrileño y relegaba los emprendedores que la fundaron, los gallegos Daniel Fernández y Adrián Rodríguez, al igual que el que hasta ahora era su presidente, Gonzalo Calderón, nieto de Vicente Calderón.

Cortina empezó a reforzar su posición a principios de año. Fue en febrero, cuando la empresa firmó una primera ampliación de 230.000 euros, que fue suscrita al 100% por Your Telecom, sociedad dependiente de otra mercantil, Palcok 2002 SL, donde también figuran otros dos miembros más de la familia Koplowitz. 

En la operación, en la que se remodeló la estructura del consejo de administración, se nombró a Pedro Cortina como apoderado solidario de la mano del abogado Teodoro de Agustín, miembro del bufete Argali, quienes pilotaron de manera transitoria el proyecto tal y como explicó Economía Digital en marzo. La administración cayó en manos de Ana María Arderius Carbajal, empresaria del mundo de la comunicación y el marketing y ex de Abengoa.

El objetivo siempre fue apoyarse en la imagen de los famosos. Vippter creció desde su nacimiento a base de promociones de caras conocidas como el exfutbolista Fernando Torres; el jugador del FC Barcelona, Jordi Alba; o el tenista Fernando Verdasco, entre otros.

Pedro Cortina Koplowitz es el mediano de los hijos de Alberto Cortina y Alicia Koplowitz. Acumula cargos en diferentes empresas de la familia, sobre todo hoteleras, como Hospes Hoteles o Casas Canarias de Campo y otras siete sociedades. Comparte, además, intereses con sus dos hermanos, Alberto y Pelayo.

Una de sus primeras decisiones, según contaron fuentes internas a Economía Digital, fue trasladar el centro de trabajo principal a Madrid. El grueso de la gestión dejó de estar en Oleiros (Galicia), una suerte de Silicon Valley coruñés en el que se desarrollaba la parte tecnológica, para centralizarse en la capital.

Las cifras de Vippter, un mal augurio

Vippter no había ganado apenas la popularidad pese a crecer cada año desde su lanzamiento. Nació en 2016 pero hasta finales del pasado año seguía promocionándose en la prensa como una red social que estaba dando sus primeros pasos.

En sus apariciones, el mensaje que se traladaba era muy distinto a la realidad. «Vippter supone un paso más en el mundo de las redes sociales, un ecosistema que ha generado todo tipo de modelos empresariales de éxito, desde YouTube, especializado en vídeos, hasta Instagram (imágenes) o Twitter (información). La idea es aprovechar las economías de escala que proporciona la suma del poder individual de los influencers«, explicaban.

También presumían de sus cifras. Cifraban el crecimiento en usuarios en 3.000 nuevas altas al día (una media de dos incorporaciones por minuto) y su previsión era batir el millón de usuarios antes de diciembre de 2018. 

Pero los últimos datos disponibles en el Registro Mercantil eran un mal augurio. El pasado año facturó 193.277 euros, más del doble que en el ejercicio precedente (86.886 euros), pero cerró con pérdidas de 1,7 millones de euros. 

Economía Digital se puso en contacto con los fundadores de la red social y con Vippter, pero al cierre de esta información no obtuvo ninguna respuesta. 

Cristian Reche

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