Moreira cumple con el objetivo: mete a La Seda en concurso

La insolvencia se tramitará en el juzgado de lo mercantil número 1 de Barcelona

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La titular del juzgado de lo mercantil número 1 de Barcelona, Yolanda Ríos López, ha decretado, finalmente, el concurso de acreedores que La Seda de Barcelona intenta evitar desde hace 20 años. Los directivos del grupo portugués BA Vidrio, cuyo liderazgo en la química salió reforzado de la última junta de accionistas, ha cumplido este jueves con su plan inicial y ha dejado que la magistrada tome las riendas de la compañía y nombre a los futuros responsables de gestionar su insolvencia.

Este camino es el que defiende el grupo luso, liderado por Carlos Moreira, desde el pasado mayo. Fue la vía elegida para superar al fondo buitre Anchorage en el pulso que mantenían por el control accionarial de la química, con la refinanciación de 235 millones.

En ese momento, la cúpula de La Seda, bajo la dirección temporal de José Luís Morlanes (el directivo portugués había renunciado a su presidencia) rechazó el plan de refinanciación de BA Vidrio y abrió los brazos al private equity estadounidense. Así, evitó el concurso voluntario que solicitó formalmente un mes después ante la imposibilidad de llegar a un acuerdo.

Gestión de CNMV

La Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) deberá designar los próximos días a un miembro de su personal técnico para ser el administrador concursal de la química. Como se trata de una compañía cotizada, el regulador debe estar presente en la gestión de la insolvencia.

La Seda ha arrastrado a sus filiales en el proceso judicial. Se trata de 12 sociedades que se encuentran en España, Italia, Reino Unido, Francia y Polonia.

Pasivo

Las entidades financieras, proveedores u otras instituciones (como Seguridad Social) con facturas pendientes con La Seda notificarán a lo largo de las próximas semanas las deudas de la compañía. Entonces, se decretará el pasivo de la química.

Sólo con créditos de diversos tipos, la compañía arrastra un quebranto de 495 millones de euros, a los que se debe sumar la deuda comercial, que podría alcanzar una cifra similar. El proceso concursal permite una quita de hasta el 75% para llegar a un acuerdo con los acreedores. Si hay pacto entre las partes, se puede superar este límite. De hecho, el objetivo de Moreira en el concurso también sería atajar esta pesada carga financiera.

Venta de la sede

El directivo ya anunció en la junta de accionistas que pretendía trocear la actividad de La Seda y vender todos los activos que no sean productivos. En el grupo entra todo el negocio químico, con sus dos plantas de referencia en Catalunya: IQA, situada en Tarragona; y el actual headquarter, en El Prat del Llobregat (Barcleona).

Esto convertiría a La Seda en una compañía dedicada al embalaje y con sede o en Madrid o en Toledo. La presencia en España de la división de packaging –la que Moreira quiere mantener– se limita a estas dos ciudades.

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