Telefónica echa el freno en Reino Unido hasta despejar el futuro de O2

Los analistas creen que la venta es la mejor opción ante la intención manifiesta de BT de ofrecer servicios como Fusión a partir de 2015

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Que César Alierta admita la existencia de conversaciones “preliminares” para vender su negocio en Reino Unido apenas ha generado sorpresa en el sector. De hecho, se da por descontada una decisión favorable en ese sentido en el corto plazo. Los directivos de la propia Telefónica y los analistas especializados consultados por este diario señalan dos hechos: mientras en otros mercados, como España y Brasil, la multinacional da pasos de gigante para ofrecer servicios convergentes, en el inglés sigue con la telefonía móvil pura y dura; posición que, en pocos meses, chirriaría con la estrategia global del grupo.

Algunas firmas de análisis como Commerzbank y Citi aseguran que la morfología del negocio se mantendrá mientras duren las conversaciones con British Telecom (BT). Los portavoces oficiales de Telefónica se circunscriben al hecho relevante que se remitió a los mercados, sin añadir más sobre el futuro de la filial O2. Hay conversaciones, dicen, pero son tan tibias que la “certeza de que se llegue a un acuerdo” es inexistente. A reglón seguido sí admiten que “Telefónica estudia diversas alternativas estratégicas para generar valor a sus accionistas”.

Los ejecutivos de Alierta más elocuentes, como el director de operaciones, José María Álvarez, anticiparon la semana pasada a los analistas que en Madrid no disponen de evidencias suficientes para desplegar un paquete similar a Fusión (que une telefonía móvil, fija, Internet y televisión de pago) en Reino Unido. Sin embargo, esa tendencia la distinguen con nitidez en los cuarteles generales de BT, quizá porque desde su condición de mayor operador es más sencillo abordar la mutación.

Nuevo paradigma comercial

En Londres juegan a dos bandas. Además de con Telefónica, han admitido conversaciones con Orange y Deutsche Telekom para la compra de su filial, EE. Durante las próximas semanas, analizarán cuál de las dos opciones se adapta mejor a su estrategia. Un acuerdo, tanto con O2 como con EE, daría acceso a la base de clientes y a la red de uno de los tres principales operadores móviles del país. BT posee la malla de banda ancha más amplia de Reino Unido, de modo que ellos sí se lanzarían a ofertar opciones similares a Fusión.

En Barclays aseguran que el próximo año “dará inicio la convergencia de las telecomunicaciones en Reino Unido” pero remarcan que ese paso debe darlo el operador dominante. En España fue, efectivamente, Telefónica quién revolucionó el mercado en 2012 y obligó a la concentración del sector para plantarle cara. Vodafone compró ONO y Orange, a Jazztel. Gracias a estas combinaciones, se empieza a competir contra Fusión (con 1,5 millones de clientes de valor añadido).

Movimientos corporativos a la vista

Por tanto, la sorpresa para el mercado sería que Telefónica no vendiera. En este caso, deshacerse del activo supondría más valor para los accionistas. En 2004, el grupo español pagó 22.700 millones de euros a cambio de tomar O2. La cifra que está sobre la mesa supera los 25.000 millones. Es decir, se aspira a lograr unas plusvalías de poco más de 3.000 millones; sin destinar un euro más. Permanecer en el mercado en solitario supondría enormes inversiones en red fija y en la compra de derechos televisivos (sector dominado por Sky), según los expertos.

La alternativa sería la búsqueda de alianzas o incluso dar paso a nuevos accionistas con las capacidades tecnológicas y de contenido que demandará el consumidor inglés en pocos meses. Esta opción también se tantearía con BT. En cualquier caso, los movimientos corporativos dentro de la filial de Telefónica están, pues, a la vista.

Ismael García Villarejo

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