La actividad manufacturera se deteriora: encadena ya cinco meses a la baja

La alta inflación deteriora la capacidad de compra y provoca otra caída de la demanda en los mercados nacionales e internacionales

Fábrica de Seat en Martorell. Foto: Seat.

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La actividad manufacturera en España no levanta cabeza y continúa su tendencia de deterioro también en noviembre, tal y como refleja el índice de gerentes de compras del sector (PMI) elaborado por S&P Global Market Intelligence. Si en octubre se situó en los 44,7 puntos, ahora ha alcanzado los 45,7 puntos. Así, lejos de mejorar su situación la actividad del sector se ha contraído por quinto mes consecutivo.

«En el contexto de elevada inflación, tipos de interés en aumento e incertidumbre geopolítica, la economía manufacturera de España continuó sufriendo ante la fuerte caída de los niveles de producción y de los nuevos pedidos en noviembre», ha apuntado el economista de S&P Global Market Intelligence, Paul Smith.

La subida de precios reduce el número de nuevos pedidos

La disminución de los nuevos pedidos, que se han recortado por sexto mes consecutivo, han favorecido la caída de la producción en las fábricas del país durante el noveno mes del año. A este factor, conviene sumar la elevada inflación, que ha motivado un deterioro de la capacidad de compra y un recorte en la demanda tanto de los mercados nacionales como internacionales.

Con todo, los nuevos pedidos destinados a exportaciones se han reducido a un ritmo similar al de los nuevos pedidos en total, se han contraído por noveno mes consecutivo.

Un trabajador monta un electrodoméstico. EFE/Javier Cebollada.

A lo largo del mes de noviembre, también se ha reducido el empleo. Las menor necesidad de producción unida a la bajada de ventas y el exceso de capacidad han provocado una caída del trabajo, si bien conviene resaltar que esta disminución ha sido más leve a la registrada durante el mes anterior, en octubre.

Con este panorama, el pesimismo se ha extendido entre los fabricantes españoles, que muestran su preocupación acerca de que las condiciones económicas desafiantes se mantengan durante los próximos meses. Por tanto, la confianza en el futuro vuelve a ser débil y, consecuentemente, se ha situado por debajo de su media histórica. No obstante, el precio de los insumos ha crecido a un ritmo más lento en dos años, lo que puede suponer una brizna de optimismo.

«Las empresas continuaron preparándose para afrontar problemas venideros en medio de la tormenta económica, y respondieron recortando la actividad de compras, el empleo y los inventarios siempre que fue posible», ha destacado Smith.

En esta línea, se ha mostrado esperanzado de que, de producirse una recesión en el sector, esta será menos profunda y más breve de lo que quizás se temía a principios de año.

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