Botín cobrará a Mas un extratipo de 3,5 puntos por un crédito de 400 millones

El acuerdo sitúa el préstamo que negocia la Generalitat a un tipo de interés cercano al 5,5%

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El crédito de 400 millones de euros que negocian actualmente el Santander y la Generalitat catalana tendrá un alto coste. El banco de Emilio Botín ha exigido al Govern el pago del euribor más 3,5 puntos. Como el euribor medio de marzo está en el 1,9% el tipo de interés requerido se acercaría al 5,5%, cosa que doblaría el interés medio de un crédito hipotecario, según aseguran a Economia Digital fuentes conocedoras de la negociación.

Los contactos entre Santander y el departamento de Economia i Coneixement de la Generalitat están muy avanzados y la confirmación del acuerdo tendrá lugar el viernes próximo.La consejería de Andreu Mas-Colell no ha querido ni confirmar ni desmentir los extremos antes citados, aunque en fuentes financieras se da por hecho el pacto.

El citado préstamo de 400 millones sería un crédito a largo plazo. Por lo tanto entraría en la cifra del endeudamiento de 1.866 millones de euros que el Gobierno central autorizó a la Generalitat.

El Santander, una vez cerrado el acuerdo, ofrecería participar de dicho crédito a sus clientes institucionales, según fuentes financieras. Es decir, el crédito se revendería entre los clientes de banca privada de su grupo.

A pesar de todo, el banco de los Botín es reacio a incrementar su compromiso crediticio en Catalunya. Fuentes cercanas a la entidad aseguran que la entidad difícilmente asumirá un nivel de exposición en esta autonomía superior a su cuota de mercado y esta relación está ya casi nivelada.

La consecución del crédito tendría una clara lectura política, porque en su día un acuerdo parecido fue rechazado por el Santander, lo que hizo que el entonces conseller Antoni Castells reaccionase con vehemencia considerándolo un desaire. El crédito objeto del enfado era de 1.000 millones y en él participaron todos los bancos con presencia en Catalunya excepto el Santander.

De momento, Mas-Colell, sólo ha conseguido, para aliviar las necesidades de liquidez de la Generalitat, un préstamo de 500 millones de CatalunyaCaixa a devolver este año, esta operación no cuenta para el cómputo oficial, según fuentes de su departamento.

Contactos en todas direcciones

Los responsables de Economia negocian en todas direcciones. No en vano la Generalitat ha de financiar este año 11.662 millones de su deuda y renegociar la parte correspondiente al débito acumulado. Mas-Colell ya consiguió un acuerdo con La Caixa, el BBVA y el Santander para reestructurar 1.500 millones.

La Generalitat choca en su afán con las reticencias de las entidades bancarias con las que trata. La clave de estos desencuentros es la pretensión del Gobierno catalán de mejorar las condiciones firmadas por el anterior ejecutivo, lo que no ha conseguido.

Como solución a la sequía crediticia la Generalitat emitirá bonos a particulares. Los bonos se pondrán en el mercado en dos tramos. El primero después de las elecciones municipales de mayo, para evitar la lectura política de la iniciativa. El segundo tramo se planea hacia otoño. La pretensión de Mas-Colell es mantener condiciones parecidas a las de los “bonos patrióticos” que emitió el Castells: con interés del 4,75% y una comisión para las entidades colocadoras y aseguradoras del 3%, pero con un plazo de retorno superior, de 18 o 24 meses.

Tampoco los mercados internacionales aceptan financiar a la Generalitat. Así, en los ámbitos conocedores de las cuitas oficiales se indica que, por encargo de la Generalitat, se ha sondeado a los operadores para colocar unos 300 millones de deuda pública ampliable 500 millones. A pesar de que se ofrecía un interés del 5,5% la respuesta fue negativa.

Mientras que Catalunya tiene problemas para colocar su papel en los mercados, el Tesoro de España después de que descendiese la prima de riesgo el lunes pasado, ha vendido sus bonos a un tipo inferior al 1%, 4’5 puntos más baratos que el precio al que Catalunya intentaba colocar su emisión. Ante esa realidad la Generalitat ha optado por esperar a que los mercados vinculen la deuda a los tipos españoles y se abra de nuevo el grifo de la financiación.

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