España no recupera la productividad prepandemia: 10.000 horas trabajadas menos con medio millón de ocupados más

La productividad por ocupado cae a 32 horas semanales frente a las 33,8 de 2019 mientras el PIB no recupera niveles prepandemia

La fábrica de Ford en Almussafes (Valencia), tiene un ERTE activo hasta el 30 de junio de 2023. EFE

La fábrica de Ford en Almussafes (Valencia), tiene un ERTE activo hasta el 30 de junio de 2023. EFE

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La pandemia paralizó la economía desde marzo de 2020 y provocó un desplome repentino de las horas trabajadas por las restricciones sanitarias y los ERTE. Desplome que, curiosamente, no se ha recuperado al mismo ritmo que el empleo. El mercado laboral cerró 2022 con 497.000 empleados más que en 2019, según los últimos datos de la EPA publicados por el INE, pero registró 9.764.000 horas menos trabajadas a la semana. El mismo comportamiento ha registrado la Contabilidad Nacional, que cuenta 89.450 miles de horas menos en el cuarto trimestre de 2022, frente al mismo periodo de 2019.

Más ocupados y menos horas trabajadas, da como resultado un descenso del 5,3% en la jornada laboral media, pasando de 33,8 horas semanales en el cuarto trimestre de 2019 a las 32 horas actuales, según la EPA. Es decir, un descenso estadístico en la productividad por ocupado que, según María Jesús Fernández, economista senior de Funcas, denota que «mejor que en 2019 no estamos» en cuanto a productividad, evidenciándose claramente «una productividad por ocupado menor». En este análisis coincide Miguel Cardoso, economista jefe de BBVA Research, que lo atribuye a que «el fuerte crecimiento en el empleo no ha venido acompañado por una recuperación similar del PIB«.

La cifra de ocupados del último trimestre de 2019 (19.966.900) se superó en el tercer trimestre de 2021, según la EPA, y es ya un 2,5% superior, pero el PIB no se termina de recuperar. Según los últimos datos, a pesar de que la economía española creció un 5,5% en 2022, el PIB de este año es aún un 1,3% inferior al de 2019.

Descenso generalizado en las ramas de actividad

Cardoso explica que, «aunque somos igual de productivos por hora trabajada«, el retraso en la recuperación del número de horas -y del PIB- puede deberse a que «haya sectores que estén funcionando todavía por debajo de su capacidad». El economista incide así en los sectores afectados por las interrupciones en las cadenas de valor a nivel mundial (como los automóviles) y a otros que pueden estar mostrando caídas estructurales en la demanda, como algunas partes del sector turístico. Multinacionales del automóvil como Ford han tenido que prolongar el ERTE hasta el verano de 2023 en su factoría de Almussafes y empresas turísticas como las agencias de viajes han sumado a la crisis de la COVID un proceso de reconversión de su actividad por las nuevas modalidades turísticas.

Sin embargo, tanto los datos de Contabilidad Nacional como de EPA reflejan un descenso en las horas trabajadas por ramas de actividad bastante generalizado respecto a 2019. Según la EPA, el mayor descenso en horas semanales trabajadas se produjo en suministros de energía y de agua, seguidos de industrias extractivas, de comercio al por mayor y al por menor, de otros servicios y de industria manufacturera. De las 21 ramas de actividad que mide, detecta caídas de horas en 12. Por su parte, la Contabilidad Nacional, que mide las horas totales trabajadas en un trimestre en 12 ramas de actividad, detecta caídas en 5 de ellas.

No obstante, Fernández llama a la cautela con las cifras de horas trabajadas de la EPA y de la Contabilidad Nacional por los «problemas que el INE está teniendo con los modelos de desestacionalización» tras el comportamiento anómalo de las variables económicas en 2020 y 2021.

¿Hacia jornadas más cortas?

A la falta de recuperación del PIB se podría estar sumando una «tendencia secular», es decir, una transformación a medio y largo plazo en ciertos comportamientos, como la convergencia hacia jornadas laborales de menos horas a la semana, un fenómeno que se podría haber acelerado por la pandemia.

Este cambio tiene su origen en numerosos factores, entre ellos, «el progreso tecnológico y la terciarización de la economía; la participación laboral de colectivos con una mayor incidencia del empleo a tiempo parcial; cambios en las preferencias de los trabajadores sobre el tiempo de trabajo y regulación sobre las jornadas laborales», detalla Cardoso. Respecto a la regulación, cabe recordar la reciente normativa aprobada por el Ministerio de Industria para subvencionar reducciones de jornada a cuatro días semanales en las pymes industriales.

Por último, Fernández descarta que, en el momento actual, el descenso de las horas trabajadas se deba a un aumento de la parcialidad en el empleo. En la última EPA aparecieron 2.781.700 ocupados a tiempo parcial y 17.682.200 ocupados a tiempo completo. Esto supone una tasa de parcialidad del 13,59%, por debajo de la de 2019 (14,75%), a pesar de que en el cuarto trimestre de 2022, marcado por las campañas comerciales y navideñas, haya repuntado el empleo parcial.

Cristina Dolz

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