España pierde un millón de turistas rusos por la guerra de Ucrania

Las entradas de turistas rusos apenas representaron en 2019 el 1,2% de las llegadas de viajeros internacionales a España

Varios turistas saludan al fotógrafo sentados en una terraza de Benidorm, uno de los destinos turísticos que tiene precios menores que en 2021. EFE/Manuel Lorenzo

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La guerra de Ucrania también afecta al turismo español. El país dejará de recibir en la campaña turística de verano más de 935.000 viajeros rusos por las sanciones derivadas de la invasión de Ucrania. Estas cifras suponen perder más de uno de cada 100 turistas de un año prepandémico y más de 83 millones de euros en ingresos, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) de turismo extranjero recogidas en la encuesta Frontur.

Entre mayo y octubre de 2019, el último año antes de la pandemia, llegaron a España un total de 936.825 turistas procedentes de la Federación Rusa, con cifras mensuales superiores en todos los casos a 100.000 personas. En el resto de los meses las cifras bajan considerablemente de esa cota. No obstante, las entradas de turistas rusos apenas representaron en 2019 el 1,2% de las llegadas de viajeros internacionales a España, que consignó con ellos 83,5 millones de ingresos, su récord histórico, según ha recogido Efe.

El turismo ruso -que ahora tras la invasión y las sanciones tiene más dificultades para desplazarse por la Unión Europea- opta sobre todo por levante y Andalucía, más concretamente por la Costa Dorada, en torno a Salou, y la Costa del Sol, alrededor de Marbella, zonas en las que se concentra el 70% del gasto con tarjeta que hacen estos viajeros, según una encuesta experimental del INE.

En enero y febrero la afluencia desde los mercados ruso y ucraniano caía un 72,9%

En todo caso, Exceltur no preveía una clara recuperación del mercado ruso ni siquiera antes del inicio de la invasión de Ucrania. De hecho, en enero y febrero la afluencia desde los mercados ruso y ucraniano (todavía más residual) caía un 72,9 % respecto al mismo periodo de 2019.

La alianza turística advierte que podría haber una redistribución de turistas europeos desde algunos mercados competidores más cercanos territorialmente a la zona de conflicto, especialmente Turquía, por lo que considera capital hacer campañas de marketing que contrarresten las «más que previsibles» políticas de precios a la baja de esos destinos.

España confía en el turismo británico

Las ausencias desde el mercado ruso podrían verse compensadas con los fuertes crecimientos del turismo británico, que, aunque todavía no está en niveles prepandemia, aumenta a ritmos estratosféricos sobre el año pasado. El pasado abril las entradas de turistas procedentes del Reino Unido crecieron a tasas superiores al 5.000 % sobre el mismo mes del año anterior, una vez que el país ha levantado las fuertes restricciones a los movimientos que impuso para tratar de frenar la expansión de la covid.

Reino Unido es el tradicional primer emisor de turistas hacia España, posición que perdió durante la pandemia en favor de los franceses, pero que ya ha recuperado. Ahora se están normalizando los flujos desde la isla británica, como se ve en los fuertes ritmos de aumento desde el inicio de este año, que multiplican por hasta 52 los registros de un año antes.

Dos personas caminan por una calle de Punta Ballena, en Magalluf, una de las zonas de Mallorca más afectadas por la ausencia de turistas británicos. El Reino Unido confirmó ayer jueves que España continúa por ahora fuera de su "lista verde" de destinos seguros que los británicos pueden visitar sin necesidad de cumplir diez días de cuarentena a su regreso. EFE/CATI CLADERA
Dos personas caminan por una calle de Punta Ballena, en Magalluf. EFE/CATI CLADERA

Las ausencias de los rusos, por tanto, no impedirán alcanzar los objetivos del Gobierno, que ha avanzado que este verano se alcanzarán niveles prepandemia para cerrar el conjunto del ejercicio en el 80 % de la actividad de 2019. Exceltur en su último informe eleva este porcentaje al 91,6 %

Clima optimista

La mejora de la situación sanitaria y la eliminación de restricciones a los viajes entre países europeos y algunos de largo radio (Estados Unidos, un mercado cada vez más importante para España) contribuyen también a ese clima optimista, que se refleja también en los fuertes crecimientos de las reservas que avanzan diversos portales de internet.

Aunque las previsiones para este verano son optimistas, el sector está atento a la evolución de los precios de la energía, que han llevado la inflación hasta cotas del 8,7% el pasado mes de mayo, lo que podría castigar el consumo de las familias y el gasto en vacaciones.

Entre los agentes turísticos preocupan estas tasas de inflación porque suponen una erosión de los márgenes, ya tocados por la pandemia, dado que los empresarios encuentran dificultades para trasladar esos aumentos a precios. No obstante, el índice de precios de los hoteles viene subiendo desde la segunda mitad del año pasado, y el pasado mes de abril escaló un 29,8 % sobre el mismo periodo del año anterior.

La tarifa media por habitación disponible (RevPAR) -el mejor indicador de la rentabilidad de los hoteles- se sitúa ya por encima de niveles precovid, en 59,56 euros al cierre del pasado mes de abril (frente a 53,45 euros en ese mismo mes de 2019). 

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