Las elecciones elevan la tensión entre el empresariado catalán

PRIMEROS RIFIRRAFES ENTRE LOS DOS GRUPOS QUE COMPITEN POR PRESIDIR FOMENT

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Ni hay sangre ni llegará al río. Pero sí que hay reprimendas, reproches y discursos que bordean el insulto flotando en el ambiente. En las últimas horas dos de esos episodios han agitado el placentero oasis empresarial catalán. Primero, en el seno de la Unión Patronal Metalúrgica. Después, en la última junta directiva de Foment del Treball. ¿Los motivos? Por primera vez en muchos años dos candidaturas se disputan el espacio de representación empresarial. Desde que Antoni Negre le disputó a Joan Gaspart la presidencia de la Cámara de Comercio de Barcelona no se recordaba un enconamiento de tal magnitud como el actual.

El primer encontronazo se produjo en los órganos de gobierno de la metalúrgica UPM, en los prolegómenos de su gala anual, que tuvo lugar el lunes 4 de octubre. Antoni Abad, presidente de la Cecot de Terrassa, intentó explicar los intentos de pacto realizados para evitar que progresara la candidatura alternativa a Rosell en Foment y que él y los partidarios de la renovación quedaran en buena posición para la sucesión. Abad fue reprendido por Joaquim Boixareu, que encabeza la lista de Foment Futur sobre la exactitud de su narración. Abad argumentó que era prioritario dar apoyo al actual presidente de Foment para intentar la conquista posterior de la CEOE y que, culminado ese objetivo, se abría de nuevo la espita sobre el control de Foment. Poco después intervino Antoni Marsal, presidente de la UPM, quien enojado por el cambio de postura de Abad y en el fragor de la disputa le amenazó con cambiar a los representantes de Terrassa en la UPM para evitar que por su doble pertenencia a Cecot voten a Rosell el próximo 18 de octubre.

Lo que debía ser una fiesta anual no tuvo el mejor sabor de boca para la mayoría de los asistentes. El encuentro con el sector se acabó convirtiendo en un acto más de la campaña electoral de Boixareu. De hecho, Marsal fue claro en su discurso al anunciar a los metalúrgicos catalanes que los órganos de gobierno de la UPM habían decidido votar a Boixareu como símbolo de la renovación necesaria. Las especulaciones sobre ese rifirrafe se han extendido y ya hay quien piensa que el propio Abad le disputará a Marsal la presidencia de la organización metalúrgica en noviembre próximo, cuando se celebren las elecciones.

¿Anuncio oportuno o inoporturno?

Los movimientos estratégicos son constantes y los cruces de llamadas y mensajes SMS permanentes. El lunes, Gaspart y Rosell, ambos vicepresidentes de la CEOE, viajaron a Madrid a la sede de la gran patronal. Durante la mañana, y con el concurso de Arturo Fernández, de la CEIM de Madrid, negociaron con Gerardo Díaz Ferrán una salida airosa al bloqueo que vive la organización. Finalmente, y para sorpresa del resto de vicepresidentes (asistieron 17) que desconocían los contactos previos, Díaz Ferrán abrió el encuentro anunciando que convocará elecciones anticipadas y que formalmente lo planteará en la reunión de la junta directiva del próximo día 20.

Ese anuncio ha cambiado los esquemas y ha modificado las opciones del calendario. Y, lógicamente, ha sido el tema nuclear de la última junta directiva de Foment del Treball que ha tenido lugar el miércoles 6. Aplazada del lunes por la ausencia del presidente, la reunión despertaba expectativas. Tanto los afines a Rosell como los próximos a Boixareu habían intercambiado opiniones antes del encuentro y planificado las estrategias.

Zabalza pone el dedo en la llaga

Tras las explicaciones de rigor del presidente sobre la reunión con Díaz Ferrán y las posibilidades que se abren para que él pueda convertirse en un futuro presidente de la CEOE se inició el turno de intervenciones. La más política la volvió a protagonizar Antoni Zabalza (Ercros), el único apoyo de Boixareu que se manifestó en una junta directiva con 76 integrantes. En su intervención interpeló a Rosell sobre cómo manejar con neutralidad los dos procesos electorales, el de Barcelona y el de Madrid, ya que a su juicio el primero condiciona el segundo y a la inversa.

La respuesta no fue otra que la siguiente: un proceso está en curso, tiene fecha, calendario estatutario y hasta contendientes, mientras que las futuras elecciones a la gran patronal española son sólo un anuncio de momento con una cierta incertidumbre sobre su ejecución temporal, una prerrogativa de Díaz Ferrán. En la junta directiva también intervinieron Joan Gaspart y Josep Manuel Basáñez, fieles escuderos de Rosell durante los últimos años, en defensa de la oportunidad histórica que se abre para que un empresario catalán retome el control de la CEOE que inauguró a finales de los 70 Carles Ferrer Salat.

El pronunciamiento de Joaquim Gay de Montellà, otros de los vicepresidentes de Rosell, fue especialmente duro con las palabras previas de Zabalza, según ha sabido este diario de asistentes a la reunión. “Casi rozaba la mala educación”, señalaron algunos de los presentes, que en todo caso intentaban restar importancia al enfrentamiento personal y lo atribuían al ánimo preelectoral caldeado entre las dos tendencias. Boixareu, sin embargo, no tomó siquiera la palabra.

¿Posible retirada?

El candidato alternativo, a decir de los representantes de la candidatura de Rosell, podría plantearse todavía una retirada “digna”. Tras fracasar las tentativas de pacto en las semanas anteriores y ante las dificultades que hallan para lograr adhesiones, los actuales dirigentes de Foment expresan su convicción de que aún cabe evitar las votaciones. “Boixareu tiene una gran excusa para dar marcha atrás: la convocatoria de elecciones a la CEOE. Ahora puede presentarse como más catalanista que nadie y retirar su candidatura para lograr que un empresario catalán mande en Madrid. Quedaría como un señor. Si va a las elecciones y pierde, nunca podrá presidir la organización”, expresan.

Se trate de un buen análisis o de la expresión de un deseo, lo cierto es que obtener avales, adhesiones y compromisos de voto para alguien externo al aparato de Foment es un cometido difícil. La candidatura de Boixareu está empleándose a fondo en ello, sin escatimar tiempo ni recursos. Obtiene sobre todo comprensión, pero insuficientes compromisos firmes con su proyecto renovador, según las organizaciones sondeadas por Economía Digital. Boixareu ha citado a los medios de comunicación para el próximo viernes.

De ahí que en la reciente junta directiva, y en medio de los rifirrafes entre unos y otros, el gran protagonista de la sesión fuera el secretario general de Foment del Treball, quien estatutos en mano tuvo que emplearse más de lo habitual para explicar el proceso electoral y las derivaciones que podrían darse en el supuesto de que Juan Rosell lograse la presidencia de la CEOE. Las respuestas, en algunos casos, fueron obvias: puede continuar como presidente de Foment (lo que sucedió un breve tiempo con Ferrer Salat), abrir un proceso de interinidad a favor del vicepresidente de más edad o buscar, por la vía del consenso con los vicepresidentes, un sustituto definitivo.

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