Las tarifas del transporte marítimo entre Asia y el mediterráneo se multiplican por diez en un año

La inflación energética y las persistentes consecuencias del covid han encarecido los precios del traslado de contenedores

Un portacontenedores. Pixabay

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Trasladar un contenedor desde Asia Oriental hasta el mar mediterráneo es 10 veces más caro que en 2020. El elevado precio de los carburantes y los intermitentes paros en el puerto de Shanghái por la política cero covid de China, sumados a otros persistentes efectos de la pandemia, han disparado las tarifas de trasporte marítimo de contenedores (flete) hasta llegar a las cinco cifras.

Según datos de Statista analizados en un reciente informe de la Generalitat de Cataluña y la Cambra de Comerç de Barcelona, trasladar un contenedor desde China o el resto de Asia Oriental hasta el mar mediterráneo ha pasado de costar unos 2.000 dólares (2.042 euros) en octubre de 2022 a los más de 13.000 (13.275 euros) que requería a finales del año pasado.

El extremo oriente es el tercer mercado con el que más comercia El Port de Barcelona, según datos de la autoridad portuaria. En lo que va de año ya se han intercambiado 6 millones de toneladas con la región asiática, el 12% del tráfico total de la infraestructura catalana.

El alza de precios sigue siendo pronunciada, pero no tan vertical, cuando se analizan los fletes en el resto del mundo. Entre octubre de 2020 y el mismo mes de 2021, las tarifas de trasporte de contenedores se multiplicaron por cinco. Si hace dos años se situaban también sobre los 2.000 dólares, y escalaron hasta vivir su pico en setiembre, con unos 11.000 dólares (11.232 euros) el flete, en los últimos meses del año bajaron hasta los 9.000 (9.190 euros).

El incremento de estas tasas es uno de los factores que ha causado los cuellos de botella en el sector industrial, que también se han traducido en un incremento de los precios de las materias primas. El citado estudio del Govern y la corporación plasma qué ámbitos económicos del segundo sector catalán son más vulnerable a las importaciones y al contexto económico internacional.

China, la fábrica de la tecnología

Cataluña tiene una alta dependencia a las mercancías asiáticas de los sectores más tecnológicos. El 64% de la cadena de valor para fabricar equipos de telecomunicación, de grabación y reproducción de sonido depende de China, mientras que necesita de sus recursos en un 60% para los productos vinculados a la fotografía y la óptica. Por último, la dependencia con el gigante asiático también llega al sector textil: es del 69% en el calzado y del 77% en los artículos de viaje i bolsas.

Sin embargo, China no es el único brazo sobre el que se apoya la industria catalana. De hecho, requiere del 95% de los recursos procedentes de Brasil, Estados Unidos, Canadá y Uruguay para aprovisionarse de pasta de papel. La dependencia es muy elevada con Estados Unidos y Brasil, a quien se suma Argentina, en el sector del pienso animal: del 82%.

Para la Cambra y el departament de Empresa y Trabajo de la Generalitat la solución para reducir esta dependencia y prevenir futuras crisis de abastecimiento pasaría por seguir la política industrial europea. Esta propone reforzar la resiliencia del mercado único, dando apoyo a la autonomía estratégica abierta de Europa y acelerar la doble transición hacia una economía verde y digital.

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