Crece la brecha entre jubilados y trabajadores: las pensiones suben el doble que los salarios en 2022

La pérdida de poder adquisitivo de los trabajadores ha evitado la inflación de segunda ronda, pero revalorizar las pensiones un 8,5% en 2023 presionará al alza los salarios

El ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, en el Congreso de los Diputados. EFE/ Mariscal.

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Los costes de la inflación no se han repartido por igual entre los agentes económicos, como prometía el atascado pacto de rentas. El alza de los precios desde marzo de 2021 está mermando el poder adquisitivo de los trabajadores, que han visto incrementados en menor medida sus salarios, pero no el de los pensionistas, cuyas pagas han compensado la pérdida de poder de compra este año y se revalorizarán con el IPC a partir del año que viene.

La subida media de los salarios registrados en convenio de los últimos once meses (enero 2022-noviembre 2022) se queda en un 2,69%, según los datos del Ministerio de Trabajo. Esta cifra se encuentra casi seis puntos por debajo de la inflación de ese mismo periodo, del 8,46%, y es 1,41 puntos menor que el aumento de las pensiones contributivas fijado para 2022, un 4,1%. De esta cifra, un 2,5% corresponde a lo aprobado por el Gobierno en los PGE de este año y el 1,6% restante proviene de la ‘paguilla’ compensatoria por el desvío de la inflación prevista.

La diferencia es aún mayor si se comparan las subidas salariales con el incremento del 19,6% de las pensiones no contributivas durante 2022. Resultado de sumar, al incremento del 3% en los PGE de 2022, el 1,6% de la paga compensatoria y un 15% adicional establecido vía real decreto-ley desde julio y que se mantendrá durante todo 2023.

De esta manera, la inflación ha pesado más sobre los hombros de los trabajadores en 2022 y lo hará en mayor medida el próximo año en vista del incremento del 8,46% de las pensiones, porcentaje indexado a la inflación media de los últimos doce meses por la reforma de pensiones del ministro de Seguridad Social, Jose Luis Escrivá.

Presión al alza de los salarios

Jose Ignacio Conde-Ruiz, economista y subdirector de Fedea, considera que una subida de esta envergadura de todas las pensiones “no es prudente” con la inflación tan elevada y aún descontrolada. Por ello, propone suspender temporalmente la indexación de las pensiones al IPC y, en su lugar, aplicarla solo las pensiones mínimas y dejar al resto con las subidas acordadas en un pacto de rentas.

Además, cree que en un contexto de pedir moderación a los trabajadores con sus subidas salariales para evitar los efectos de segunda ronda, “no parece razonable que queden fuera de este esfuerzo colectivo los pensionistas con pensiones más altas”.  Con la subida conforme al IPC en 2023, la pensión media de jubilación ascenderá a unos 1.365,3 euros respecto a los 1.258,9 euros actuales y recorta distancias con los salarios, que ascendieron a 1.793,2 euros brutos mensuales de media en 2021.

Conde-Ruiz defiende que España está conteniendo por el momento los efectos de segunda ronda de la inflación por las moderaciones de las subidas salariales, pero alerta de que la revalorización de las pensiones con el IPC “sube las bases máximas de cotización” por lo que “está aumentado el coste laboral de los trabajadores que ganan por encima de la base máxima y esto genera una presión al alza de los salarios”.

Antonio Pedraza, economista presidente de la Comisión Financiera del Consejo General de Economistas, descarta que los aumentos de las pensiones tengan el “efecto multiplicador” sobre la inflación que provocan las subidas salariales debido a que no contagian a los aumentos de los precios que las empresas necesitan hacer si suben salarios.

Defiende además que las pensiones están destinadas en mayor medida que los salarios al “sustento de la renta familiar” y que “estaban muy bajas”, por lo que “es justificable” la subida de las no contributivas, “de gente que cobra menos de 5.000 euros anuales” en más de un 19%.

Incentiva jubilaciones anticipadas y dispara el gasto público

Por otra parte, ambos economistas prevén que la subida de las pensiones en 2023 repercuta en más jubilaciones anticipadas. «Si para un trabajador con un historial suficientemente alto la penalización por jubilarse un año antes de la edad legal está en el entorno del 5%, y la revalorización es del 8,5%, hay un claro incentivo a que se jubile anticipadamente en diciembre», avisa Conde-Ruiz. Para Pedraza, esta es «una grieta» de la reforma de las pensiones.

Además, desde Fedea calculan que el gasto extra (mínimo) de actualizar todas las pensiones en un 8,5% será de unos 15.000 millones de euros en 2023, en línea con lo que prevé el Banco de España, aunque inferior a lo estimado por la Seguridad Social, 12.750 millones, y supondrá un aumento del gasto consolidado para todos los años. «Solo la revalorización automática de las pensiones con el IPC sería equivalente a subir de forma permanente un 29% el gasto total en Educación o un 18% del gasto total en Sanidad», analiza Conde-Ruiz.

Cristina Dolz

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