Ribera envía su ‘plan de energía’ a Bruselas sin escuchar al sector ni a la oposición

El 30 de junio debe remitir el borrador actualizado del PNIEC, pero Bruselas puede hacer consideraciones hasta el 31 de diciembre: ¿aunque a qué Gobierno?

La vicepresidenta del Gobierno y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera. EFE/Javier Etxezarreta.

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Esta semana ha dicho la ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, que la revisión del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) estaría aprobada antes de las elecciones. Sin embargo, la realidad no es tan sencilla. En primer lugar, porque la aprobación definitiva del ‘nuevo’ plan no llegará hasta julio de 2024; y, por otro lado, el adelanto electoral cambia por completo los planes previstos por la también vicepresidenta, algo que ha influido a la hora de abordarlo con todos los actores implicados. En concreto, para no haberlo hecho en profundidad.

Hasta hace pocos días, justo antes del anuncio de elecciones, el PNIEC estaba provocando ciertas desavenencias dentro del sector energético español, pero en sintonía con la negociación de un documento tan importante. Y es que se trata de un reglamento de gobernanza europeo que sirve de hoja de ruta para todos los Estados miembro de la Unión Europea. Es decir, lo que se plasme en negro sobre blanco supone la guía energética que cada país debe impulsar. Algo que supone potenciales ayudas públicas, planes de fomento, etc.

El plan previsto era convocar un periodo de consulta pública para trasladar a todos los interesados el borrador que se va a remitir a Bruselas el 30 de junio -y que pudieran hacer sus observaciones y comentarios-; y esperar hasta el 31 de diciembre para que la Comisión introdujese sus recomendaciones no vinculantes. Después, entre unas y otras, se remite el documento final a Europa, y entra en vigor el ‘nuevo’ PNIEC en julio de 2024. 

El cálculo era perfecto, porque el periodo de recomendaciones de Europa estaba dentro de la legislatura actual. Por tanto, la ministra Ribera tenía todo bajo control. Incluso, el retraso que ha habido en la consulta pública era subsanable, puesto que se podría gestionar en la segunda mitad del año. Pero todo eso se ha ido al traste con el anuncio de elecciones

Momento de incertidumbre 

En estos momentos saltan las dudas. El actual Gobierno va a remitir a Bruselas el borrador de un PNIEC que puede ser negociado por otro Ejecutivo. En concreto, si finalmente los españoles depositan su confianza en el Partido Popular el próximos 23-J, tendrá que ser la formación azul quien deba revisar la revisión del ‘plan de energía’. 

Solo así se pueden entender los mensajes que está trasladando el Gobierno sobre que dicho plan quedará aprobado antes de las elecciones. Sin embargo, el propio Ejecutivo sabe que eso no será posible. Es cierto que el documento quedará casi atado, pero no será el PNIEC definitivo.  

Desconcierto en la industria 

Por si hubiera poco ruido en torno al ‘plan de energía’, los principales actores se lamentan de que, a estas alturas, todavía no hayan podido ver la versión definitiva de borrador que se remitirá a Bruselas. 

Desde el Gobierno asumen que las reuniones sectoriales que han tenido estas últimas semanas recogen el sentir de la industria energética española. Incluso, la propia ministra ha asegurado esta semana que se han recibido propuestas y comentarios, y que se han tenido en cuenta.  

Pero no es del todo así. Según ha podido consultar ECONOMÍA DIGITAL en diferentes patronales sectoriales y empresas eléctricas, solo una consulta pública es efectiva para tener recogidas por escrito las aportaciones. Y, directamente, ha habido importantes empresas y organizaciones con las que no ha existido este diálogo a primer nivel de interlocución. Una situación que se amplía al nulo diálogo con el principal partido de la oposición, con el que tampoco se ha debatido sobre el PNIEC.

Además, concluyen dichas fuentes, que en esos encuentros no han estado presentes la totalidad del sector energético. Algo que se prometió hace algunos meses, pero que finalmente no ha sucedido. Y ahora, con el adelanto electoral en ciernes, resultará más complejo. Sobre todo, porque los diferentes implicados asumen que julio no tendrá validez debido al potencial cambio de Gobierno.

Raúl Masa

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