Acciona trata de romper su sequía en la obra pública con la licitación de una estación de Metro en Barcelona
La compañía busca reactivar su cartera de obra pública con una nueva licitación de la Línea 9 del metro tras meses de parón en las adjudicaciones
Montaje realizado por Economía Digital.
Acciona vuelve a asomarse al tablero de la gran obra pública en un momento delicado. La multinacional presidida por José Manuel Entrecanales figura entre las empresas que han presentado oferta para la construcción de la estación de Plaça de Maragall de la Línea 9 del Metro de Barcelona, un contrato valorado en torno a los 20 millones de euros que, más allá de su importe, adquiere un significado especial para el grupo.
No se trata solo de una nueva licitación en Cataluña, sino de un intento por romper la sequía de adjudicaciones que arrastra desde el inicio del verano, con el estallido del Caso Cerdán y los pagos a Servinabar.
La constructora concurre en esta ocasión en UTE junto a Copcisa, dentro de un proceso altamente competitivo en el que participan algunas de las principales constructoras del país.
El listado de licitadores incluye alianzas como FCC Construcción, Lantania con Certis, Dragados (ACS) junto a Acsa, u OHLA con Copisa, además de firmas como Comsa Instalaciones, Vías y Construcciones (ACS), Rubau–Aticobra o Romero Polo con Aldesa Acisa.

Para Acciona, sin embargo, el foco va más allá de la competencia puntual. La empresa llega a esta licitación tras varios meses en los que su presencia en el Portal de Contratación Pública se ha reducido de forma drástica.
En los últimos cinco meses apenas ha formalizado contratos por algo más de 13 millones de euros en los ámbitos de urbanización, infraestructuras no hídricas y vivienda pública. Una cifra que contrasta con fuerza con los cerca de 400 millones que había acumulado en los primeros seis meses del año.
Antes de que el caso Cerdán irrumpiera en la escena política —una investigación aún abierta que ha salpicado la contratación pública estatal y autonómica—, Acciona había logrado 14 adjudicaciones por un total de 367 millones de euros.
La lista de administraciones adjudicadoras era extensa y de peso: Generalitat de Cataluña, Adif, Aena, la Red de Carreteras del Estado, empresas públicas de vivienda de Galicia, Santander y Aragón, el Rectorado de la Universidad de Valencia o el Gobierno de Canarias, entre otros organismos.
Entre esos encargos destacaban dos proyectos de especial relevancia. El más cuantioso procedía de Adif, que adjudicó a Acciona un contrato valorado en 175 millones de euros para ejecutar las obras de reordenación y transformación del entorno de Barcelona Sants, uno de los nodos ferroviarios más estratégicos del país.
El segundo, también en Cataluña, ascendía a 51 millones de euros y correspondía a la ampliación de la Línea 9 del metro de Barcelona, una de las infraestructuras más complejas y políticamente sensibles de la ciudad. En ese caso, Acciona concurrió en UTE junto a ACS, el grupo dirigido por Florentino Pérez.

Ese impulso se evaporó a partir de junio. El análisis de la actividad posterior al estallido del caso Cerdán dibuja un panorama mucho más austero. Desde entonces, la compañía solo ha asegurado dos contratos, ninguno de gran escala. El primero, por 12,5 millones de euros, fue adjudicado por la Generalitat de Cataluña.
El segundo, por 28 millones, corresponde a la Generalitat Valenciana, aunque todavía no aparece formalizado en el portal estatal en términos de ejecución y no puede equipararse a las grandes obras logradas en la primera mitad del ejercicio.
Acciona se apoya en el Metro de Barcelona para crecer
En ese contexto, cada licitación relevante adquiere una dimensión estratégica. Y pocas encajan mejor que el Metro de Barcelona, una infraestructura que Acciona conoce bien y en la que ya ha logrado posicionarse en el pasado reciente.
La estación de Plaça de Maragall, con un presupuesto aproximado de 20 millones, permite a la constructora apoyarse de nuevo en la Línea 9, donde ya se adjudicó dos estaciones junto a ACS por cerca de 50 millones de euros.
La licitación de Plaça de Maragall se convierte así en algo más que una estación de metro: es una prueba de fuego para comprobar si Acciona logra reactivar su cartera de grandes contratos o si la sequía se prolonga en uno de los momentos más sensibles para el sector.
