Pérdidas, inyecciones públicas y una sola línea de metro: así es el ‘Adif catalán’ que gestionará Rodalies

Ifercat es una compañía todavía incipiente que solamente opera la L9, una línea de metro parcialmente en obras

Las obras de la tuneladora que completará el tramo central de la L9 del Metro de Barcelona. EFE/Quique Garcia

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El traspaso de la gestión de la red de Rodalies de Cataluña a la Generalitat es todavía muy incipiente. La consellera catalana de Territori, Esther Capella, y el ministro de Transporte, Óscar Puente, se reunieron recientemente para constituir la comisión que dirigirá el traspaso, pero solamente se pactó finiquitar los estatutos de la nueva empresa pública mixta que prestará el servicio en un plazo de seis meses y la creación de seis grupos de trabajo que darán vida al proceso.

De todos estos, tres grupos serán los encargados del traspaso de la infraestructura. Según el pacto entre ERC y el PSOE, los tramos de la red de uso exclusivo de cercanías, que comprometen las líneas R1, R3 y la R2 sud, pasarán de depender de Adif a su homólogo catalán Infraestructures Ferroviàries de Catalunya (Ifercat), una empresa todavía incipiente que depende de las inyecciones públicas y que acumula en los últimos cinco años 212 millones de euros en pérdidas.

Ifercat es una compañía pública adscrita al departament de Territorio, cuya misión se centra en “diseñar, construir, conservar, gestionar y administrar las infraestructuras ferroviarias, nuevas o ya construidas” que le encargue el Govern, según describe en su página web. Por ahora tiene asignados cuatro proyectos: el estudio de una línea que conecte las principales ciudades de la metrópolis de Barcelona para romper con la configuración radial de la red, el análisis de otra que conecte las capitales de provincia y sus grandes infraestructuras como los aeropuertos; la preparación de nuevas líneas de tranvía; y una línea de metro en Barcelona.

Las obras de la L9

Esta línea de metro es el único de los proyectos que, por ahora, es una realidad y está siendo operado por el ‘Adif catalán’, de manera que es donde van a parar la mayoría de sus recursos. Se trata de la L9, la línea que conecta la ciudad con el aeropuerto de El Prat, una iniciativa que ya empezó con mal pie: hace 20 años que se iniciaron las obras y todavía no está terminada.

Los trabajos para construirla se iniciaron en 2003 y el tramo norte de la vía se inauguró en 2009, pero con la crisis económica la operativa quedó estancada durante años. En 2016 se abrió el tramo sur, que va de la ciudad al aeropuerto, y el pasado noviembre se reprendieron las obras para unir ambos tramos, que no finalizarán hasta 2027.

Por este motivo, Ifercat es una compañía con poca fortaleza financiera. La entidad nunca ha registrado un beneficio positivo y depende de la Generalitat para subsistir. Según las cuentas del año 2022, las últimas con datos oficiales, la empresa pública facturó 117 millones de euros por los cánones cobrados a FMBSA por el uso de la línea 9, así como el importe facturado a la Autoritat del Transport Metropolità (ATM) por el mantenimiento de las estaciones ubicadas en el aeropuerto.

La Generalitat inyectó ese año 234 millones de euros en subvenciones que permitieron a la empresa cubrir gastos y alcanzar un beneficio bruto positivo de 207 millones de euros. Sin embargo, la operadora de infraestructuras tiene una abultada deuda financiera con entidades de crédito, que ascendía a 1.279 millones de euros ese año, por lo que, sumados los gastos financieros, Ifercat cerró 2022 con unas pérdidas de 42 millones de euros, 3 millones más que en 2021

Menos pérdidas en 2023

A la espera de la publicación de las cuentas oficiales, el Govern incluye en su propuesta de presupuestos para el año 2024 los resultados provisionales de la empresa del pasado 2023, así como unas proyecciones para el año entrante. La Generalitat espera que la compañía aúpe los ingresos por cánones en 2023 hasta los 147 millones de euros, mientras que le suma 233 millones de euros en subvenciones de explotación. Con una pequeña reducción del pasivo, la administración pública prevé recortar las pérdidas de la empresa ferroviaria hasta los 26 millones de euros a cierre de 2023.

Las proyecciones de cara a este 2024 son más positivas, pero todavía con un resultado negativo. Las subvenciones de la Generalitat crecerán en un 17% lo que, junto a la reducción de las deudas de un 4%, permitían a Ifercat perder apenas 52.000 euros.

Queda todo un ejercicio para determinar si estos resutlados se cumplen, pero lo que está claro es que la Generalitat ha disparado sus aportaciones a esta compañía. Ifercat tendrá este 2024 un presupuesto de 720 millones de euros, un 10% más que en el año anterior y, del total, 570 millones provienen de aportaciones públicas para financiar los gastos de funcionamiento y para impulsar las obras de la L9, incrementado en un 14% lo presupuestado en 2023.

En este sentido, esta línea de metro se lleva un buen pellizco de las inversiones previstas en las cuentas autonómicas del año 2024, dado que el objetivo es acelerar los trabajos. El proyecto recibirá un total de 194 millones de euros, la mitad de toda la cantidad destinada a mejorar la infraestructura ferroviaria.

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