Ametller centra su expansión en Cataluña: no tienen intención de salir fuera

A pesar de la enorme expansión en Cataluña, la empresa Ametller Origen no tiene intención de hacer lo propio por España dados los altos costes del proceso

El exterior de un supermercado de Ametller Origen

El exterior de un supermercado de Ametller Origen. Foto: Ametller Origen

El grupo catalán Ametller Origen ha dejado claro que su estrategia de expansión seguirá centrada en Cataluña, donde ya cuenta con más de 150 establecimientos distribuidos por toda la comunidad. La cadena de supermercados de productos frescos y ecológicos ha desarrollado en los últimos años una política de crecimiento imparable, con la que ha conseguido implantarse en la mayor parte del territorio catalán.

Un crecimiento intensivo en Cataluña que no tiene intención de expandirse a otras zonas

Así lo ha asegurado el medio Crónica Global, que ha recalcado que, después de que Ametller haya logrado capilarizarse por casi toda la geografía catalana, llegando a zonas urbanas acomodadas, existen voces del sector que aseguran que están cerca de agotarse como espacios de expansión. Aun así, la compañía mantiene firme su hoja de ruta: todas las aperturas previstas para 2025 tendrán lugar en Cataluña.

Una noticia que no se reduce exclusivamente a las opiniones globales del sector del retail, sino que, además, fuentes internas de la empresa reconocen que no contemplan, por ahora, dar el salto a otros territorios del Estado. La única excepción son las tres tiendas que ya operan en Andorra, pero el resto de la expansión seguirá produciéndose dentro de las fronteras catalanas.

Una decisión que, sin embargo, ha sido muy meditada por Ametller como empresa. Y si bien es cierto que el sector coincide en que sería lógico que la empresa continuase su expansión en otros territorios, apuntando a un desembarco en Madrid como un movimiento que tendría sentido desde el punto de vista de mercado, también destacan el hecho de que un movimiento así resultaría complejo y costoso para el grupo.

Más allá de esto, otra de las razones principales gira en torno a que Ametller se define como una marca de “proximidad catalana”, lo que obligaría a modificar por completo su oferta si decidiera entrar en la capital española. Sería necesario renombrar en castellano el etiquetado de los productos, buscar nuevos productores locales en otras regiones y adaptar el surtido a un consumidor distinto. Todo ello supondría un desafío logístico, comercial y de identidad de marca.

Baleares y Comunitat Valenciana, las únicas opciones viables para la expansión de Ametller

Otros analistas, por su parte, señalan que una salida más natural para Ametller sería mirar hacia Baleares o la Comunitat Valenciana. Estas comunidades comparten afinidades culturales y lingüísticas con Cataluña, lo que facilitaría mantener la identidad de marca y el etiquetado en catalán, además de preservar su filosofía de proximidad.

Zonas como Santa Catalina en Palma, barrios de alto poder adquisitivo en Ibiza y Menorca, o áreas residenciales de Valencia y Castellón, serían enclaves donde la compañía podría encontrar un público objetivo afín a su propuesta. Además, la adaptación de su modelo a estos mercados resultaría menos costosa que un desembarco en Madrid.

No obstante, más allá de todo el ruido mediático relativo a la expansión de la marca, mientras las especulaciones sobre su futuro territorial continúan, Ametller sigue consolidando su negocio en Cataluña: en el último año, la compañía experimentó un crecimiento del 23% en su facturación, alcanzando los 680 millones de euros. El flujo de caja se situó en torno a 40 millones y el beneficio neto se duplicó hasta los 22,5 millones de euros.

A ello se suma la gestión de 1.800 hectáreas de fincas agrícolas que el grupo explota en distintas localizaciones del arco mediterráneo. La mayor parte se encuentran en las comarcas catalanas del Maresme, Vallès y Penedès, aunque también dispone de terrenos en Soria, Murcia y Almería, lo que refuerza su capacidad de abastecimiento.

Sin embargo, no todo son buenas noticias en el camino de Ametller. En los últimos meses, la compañía se ha topado con la oposición de colectivos ecologistas que han conseguido paralizar las obras del Agroparc de Gelida, un proyecto valorado en 180 millones de euros. Un plan que consistía en levantar un parque agrario con cultivos hidropónicos, es decir, agricultura sin necesidad de suelo, que debía convertirse en una pieza clave de su apuesta por la sostenibilidad.

Sin embargo, los ecologistas han denunciado que la zona es hábitat de águilas perdiceras, una especie en peligro de extinción en Cataluña. Para los activistas, “alterar su entorno sería un delito ambiental”. Ante esta presión, la empresa ha decidido congelar el proyecto, lo que supone un freno a una de sus inversiones más ambiciosas.

No obstante, y a pesar de este contratiempo, Ametller mantiene una sólida reputación de marca en Cataluña. Sus establecimientos son reconocidos por la limpieza, la calidad del producto fresco y la oferta ecológica, que ya alcanza una cuota de mercado cercana al 10%. Este reconocimiento se ha convertido en su principal fortaleza y en la base sobre la que sigue cimentando su crecimiento en la comunidad que, de momento, no parece tener un límite.

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