Así salvo Steve Jobs a Apple de la quiebra

Desde su fallecimiento el 5 de octubre de 2011 el gigante tecnológico ha dejado de implementar esta técnica

Steve Jobs

Steve Jobs

En 1997, Apple no era capaz de hacer frente a su competencia y estaba al borde del abismo. Tras años de lanzamientos fallidos, una gama de productos confusa y una sangría financiera que la dejó a solo 90 días de la bancarrota, la compañía que había revolucionado la informática personal parecía condenada al olvido.

La junta directiva decidió traer de vuelta a Steve Jobs, el visionario cofundador que había sido expulsado doce años antes por sus excentricidades como CEO. Su regreso marcaría un antes y un después, gracias a una estrategia tan simple como efectiva: la “regla del 30%”.

Tim Cook, CEO de Apple y sucesor de Steve Jobs
Tim Cook, actual CEO de Apple y sucesor de Steve Jobs. Foto: Archivo.

Un momento crucial

A mediados de los 90, Apple era una sombra de lo que había sido. Su valor de mercado rondaba los 3.000 millones de dólares, frente a los 148.000 millones de Microsoft.

La empresa acumulaba pérdidas de más de 1.000 millones de dólares anuales y había despedido a 3.800 empleados. El catálogo de productos era caótico: quince modelos de ordenadores de escritorio, múltiples portátiles, impresoras, periféricos y el costoso fracaso del Newton MessagePad, un “asistente digital personal” que no convenció a nadie.

La situación era tan crítica que Michael Dell, fundador de Dell, llegó a decir públicamente que, de estar en el lugar de Jobs, “cerraría la empresa y devolvería el dinero a los accionistas”

Simplificar para sobrevivir

Al asumir el mando, Jobs realizó un análisis brutalmente honesto del portafolio de Apple. Identificó que solo el 30% de los productos tenían verdadero potencial y estaban alineados con la visión de excelencia y simplicidad que él defendía.

El 70% restante, aunque “bastante bueno” o con cierto mérito, no era esencial para el futuro de la marca. La propuesta de Jobs era clara desde el momento de creación de la marca, tenían que apostar por la calidad y no la cantidad.

La decisión fue drástica, eliminar el 70% del catálogo, concentrando todos los recursos y el talento en ese 30% de productos excepcionales. Jobs recortó líneas enteras de ordenadores, portátiles, impresoras y periféricos, y redujo el número de distribuidores y minoristas.

También trasladó la fabricación a Asia, lo que permitió recortar el inventario en más de un 80% y simplificar la cadena de suministro. La plantilla se redujo en un 31%, lo que supuso el despido de más de 4.000 empleados. El movimiento permitió a Apple sobrevivir y reenfocarse en la innovación.

La estrategia de Jobs no solo implicaba recortes. También convenció a Bill Gates para que Microsoft invirtiera 150 millones de dólares en Apple y garantizara la continuidad de Office para Mac, asegurando la viabilidad a corto plazo y enviando una señal de confianza al mercado.

Actualmente Apple es un gigante tecnológico con una capitalización bursátil de más de 3 billones de dólares y sus líneas de negocio son cada vez mas amplias. Sin embargo la estrategia simplificadora de su cofundador le dio un balón de oxígeno fundamental para permitir que la compañía estadounidense sea lo que es hoy en día.

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