Celsa intenta adelantar el rescate de la SEPI al margen de la batalla judicial con los fondos

La ayuda de 550 millones del Estado a la siderúrgica de los Rubiralta está condicionada al acuerdo de reestructuración de su deuda con los acreedores

Francesc Rubiralta, exconsejero delegado de Celsa.

Francesc Rubiralta, exconsejero delegado de Celsa.

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Celsa se aferra al rescate de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI). Mientras avanzan los pasos que marca la nueva ley concursal para abordar el plan de reestructuración presentado por sus acreedores, la siderúrgica catalana espera seguir negociando en paralelo la reestructuración de su deuda con los mismos. El desembro de los 550 millones de euros en ayudas prometidos por la entidad pública está condicionado a este acuerdo.

A finales de setiembre, los fondos que poseen deuda de la empresa de la familia Rubiralta presentaron al Juzgado Mercantil número 2 de Barcelona un plan de reestructuración, una herramienta para prevenir los preconcursos y concursos de acreedores. A grandes rasgos, su objetivo es reducir la deuda de la compañía en 1.291 millones de euros a cambio de hacerse con el 100% de las acciones de la siderúrgica, lo que ha topado con el rechazo de la compañía.

Por ahora, el juzgado ha encargado la moderación de la negociación al bufete de abogados especializado Lexaudit con el fin de encontrar un plan que satisfaga ambas partes, según avanzó El Confidencial. Fuentes cercanas explican a Economía Digital que el proceso se encuentra en una fase preliminar y podría alargarse hasta junio del año que viene.

Sin embargo, estas fuentes mantienen que el plan de reestructuración que resulte de estos encuentros y que deberá presentarse ante el juez podría, o no, ser suficiente para cumplir los requisitos de la SEPI y recibir los 550 millones. Para garantizar la llegada de estas ayudas, la empresa mantendrá en paralelo los encuentros con los fondos para reestructurar la deuda.

Un acuerdo sin plazos

Desde que se aprobó la línea de ayudas el mes de junio, el dinero quedó supeditado a un acuerdo de reestructuración de la deuda con estos acreedores internacionales. Fuentes de la entidad pública aseguran que, por ahora, el dinero queda congelado y será transferido a las cuentas de la siderúrgica una vez llegue este pacto, sin límite de tiempo, sea a partir del plan de reestructuración o de las reuniones ordinarias entre las partes.

Antes que los fondos capitaneados por el Deutsche Bank y Goldman Sachs enviaran la documentación al juez, la diferencia entre sus propuestas radicaba en el importe de la deuda adicional a la reestructurada y en su tipo de interés. Mientras la compañía dirigida por Francesc Rubiralta ofrece reconocer una deuda adicional de 450 millones de euros con un interés del 8% anual en una sociedad de la Unión Europea, los acreedores aspiran a recibir 550 millones de euros con un interés del 10% anual en una en Luxemburgo.

El rescate de la entidad pública quedó aprobado por el consejo gestor de la SEPI, tras «un exhaustivo y riguroso» proceso de análisis de la situación económica y jurídica de la empresa, del impacto sufrido por la covid-19, del plan de viabilidad del grupo y de la reestructuración de la deuda con sus acreedores. También se tuvo en cuenta las perspectivas de evolución de la compañía y las garantías aportadas para asegurar la devolución del apoyo financiero público temporal que va a recibir.

Celsa ha incumplido los pagos de deuda desde inicio de la pandemia, cuando los parones de sus plantas por el covid le reportaran pérdidas por 364 millones de euros en 2020. Concretamente, ya acumula una deuda de 2.775 millones. Con este plan de reestructuración, los más de 20 acreedores que compraron deuda del grupo catalán a la banca pretenden transformar 1.100 millones del crédito convertible y 165 millones del préstamo jumbo en acciones.

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