González-Bueno (Sabadell) se merienda al ‘número 3’ de Carlos Torres en unas jornadas de BBVA

Las primeras reacciones públicas de los dirigentes de las entidades involucradas muestran cómo ha caído la decisión del Gobierno de obligarlos a permanecer separados al menos hasta 2028

Era la intervención más esperada del día: el country mánager de BBVA en España, Peio Belausteguigoitia, comparecía ante los medios en el curso de la Asociación de Periodistas de Información Económica (APIE) que se celebra en Santander, patrocinado por su entidad, menos de 24 horas después de que el Gobierno anunciara su aval a la opa que han lanzado sobre el Banco Sabadell con una condición adicional: que ambas empresas actúen de manera autónoma durante, al menos, tres años, una horquilla que podría extenderse dos años más.

Sin embargo, el elefante en la habitación tardó en hacerse presente. Tras más de cincuenta minutos de exposición sobre el buen año del BBVA, el directivo solo se refirió a esta cuestión durante un turno de preguntas prácticamente monográfico. La primera respuesta, la leyó directamente de su tableta: «Estamos valorando la decisión del gobierno de ayer de imponer una condición adicional a la adquisición del Banco Sabadell. En las próximas fechas se sabrá algo. Ahora estamos analizando y evaluando la condición adicional». 

Y esa fue la línea argumental durante la media hora larga que duró el turno de preguntas, tras un runrún generalizado entre los periodistas de que la larga exposición inicial -«He estado mirando al reloj», llegó a decir el ‘número tres’ de la entidad- era, como en el fútbol, una manera de acortar lo que se sabía inevitable: el aluvión de preguntas sobre la opa.

Si esta fue la cara, la cruz fue la presentación del consejero delegado del Banco Sabadell, César González-Bueno, que volvió a esta cita de Santander después de ausentarse el año pasado pocas semanas después de que el BBVA lanzara la opa hostil sobre la entidad.

Exultante desde el primer momento, González-Bueno entró de lleno en la operación del BBVA con un mensaje claro: desde que el Sabadell dio el primer «no» a la entidad de raíces vascas, en noviembre de 2020, la acción del Sabadell había multiplicado por ocho su valor. Un mensaje que fue constante durante su intervención, en la que se remarcó que el comportamiento de la financiera catalana había sido mucho mejor en los últimos años que la media del sector español.

Aunque trató de no entrar en polémicas, como en la valoración de la decisión del Ejecutivo, sí dejó algunos mensajes clave. Por ejemplo, que la oferta había «empeorado» y que la prima era negativa; que la acción del Sabadell pagaba un mayor dividendo y que no estaba tan expuesta a mercados inflacionarios como Turquía o México (principales filiales del BBVA); o que, si los accionistas decidían entrar en el canje de acciones, el actual modelo fiscal haría que perdieran dinero debido al pago de los impuestos vinculados a la operación.

La decisión del Gobierno de forzar una gestión autónoma de ambas entidades, con patrimonio propio y personalidad jurídica distinta, durante al menos tres años para autorizar la opa supone un torpedo a la línea de flotación del argumento clave del BBVA para defender la operación: cerca de 850 millones de euros en sinergias por absorber a la otra entidad. Unos ahorros vinculados, fundamentalmente, a la integración del Sabadell en su propia plataforma tecnológica, algo que el Gobierno puso en cuestión que pudiera hacerse.

Si bien el BBVA ha expresado su voluntad de seguir adelante con la opa en cualquier escenario, la actitud de Belausteguigoitia de este miércoles dejó entrever que no había demasiada seguridad. Todas las opciones están encima de la mesa, dijo el directivo vasco, incluida la retirada de la oferta o el recurso al Tribunal Supremo del acuerdo de Consejo de Ministros que interviene en la operación. Para el BBVA, la ley solo faculta al Gobierno a aliviar o mantener las condiciones impuestas por Competencia, nunca a imputar otras nuevas.

«El racional de la operación es impecable. Es una operación de crecimiento, es buena para España, para Cataluña, buena para los clientes y creo que este es el mensaje principal», dijo el responsable del BBVA.

Pero el Sabadell ve que hay un giro de guion, no solo en la entidad que pretende hacerse con el control, sino también en las expectativas del mercado.

«Me parece que ha habido un cambio de registro en la forma en la que se responde a esta pregunta«, dijo González-Bueno, en referencia a las declaraciones de Belausteguigoitia. «Lo leo también en las opiniones de analistas de expertos de mercado, incluso las opiniones suyas [de la prensa], que, todas mezcladas, parece que la opinión generalizada es que las probabilidades se han reducido algo«, abundó.

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