Los Carulla purgan a más de 20 directivos de GB Foods

El elaborador de Gallina Blanca despide a 25 altos cargos y mandos intermedios tras encargar un informe a la consultora Bain & Company

Ignasi Ricou (d), consejero delegado de GB Foods, y Abou Fofana (i), socio de la compañía en Costa de Marfil.

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Corren tiempos inciertos en el número 42 de la barcelonesa Plaza Europa. Las plantas nobles del inmueble en el que se alojan las oficinas centrales GB Foods viven días alterados ante la oleada de despidos de altos ejecutivos y cargos intermedios que ha traído la llegada de 2019. El tijeretazo afecta ya a más de una veintena de directores y managers y tiene visos de que podría no ser el último del ejercicio actual.

Fuentes cercanas al grupo de alimentación explican a Economía Digital que la familia propietaria, los Carulla, aplicó el recorte tras encargar una auditoría interna a la consultora Bain & Company. De este modo, terminaron por salir de la compañía cargos como la directora de relaciones públicas, directivos del departamento de recursos humanos y varios managers.

Si bien GB Foods declinó hacer declaraciones, otras fuentes explican que la medida se tomó tras «detectar duplicidades» entre posiciones. «La mayoría eran puestos amortizable», añaden.

La mayor parte de los afectados tenían salarios que oscilaban entre los 60.000 euros y los 100.000 euros anuales y arrastraban varios pluses por antigüedad, al ser trabajadores veteranos. El dedo del consejero delegado, Ignasi Ricou, no se concentró en ninguna división concreta y golpeó de forma transversal el grupo que elabora marcas como Avecrem, Gallina Blanca y Yatekomo.

Este despido masivo no es un hecho aislado en la historia reciente de la empresa que preside Artur Carulla. A mediados de 2018, el conglomerado de la familia Carulla ya cesó a 35 personas del área comercial. En este caso, el ajuste sí fue dirigido a una unidad concreta, pues los afectados eran vendedores enfocados al retail y el food service con sueldos de entre 30.000 euros y 50.000 euros anuales.

Pese a las dudas sobre la expansión africana de GB Foods, de momento da resultados: los beneficios crecen casi un 40%

Durante la anterior ronda de despidos, uno de los afectados se puso en contacto con este medio culpando a la adquisición del grupo de alimentación africano Watanmal junto con el fondo de inversión Helios ​a cambio de 187 millones de euros. Según dijo, la firma catalana se comprometió a obtener unas rentabilidades que no estaba alcanzando.

Sin embargo, con las cifras en la mano, la compra sí parece un buen negocio. En el ejercicio 2017 –el último disponible–, GB Foods disparó sus resultados con un incremento de las ventas del 35,2% –desde 540,2 millones hasta 730,9 millones de euros– y un ascenso de los beneficios del 38,8% –desde los 27,9 millones hasta los 38,7 millones de euros–.

De este modo, la filial Jumbo África, creada tras la adquisición, logró un resultado de explotación de 17,1 millones de euros. La sociedad Gallina Blanca, radicada en España, eso sí, sigue siendo la sociedad del entramado más rentable, con un Ebitda de 26,3 millones de euros. La división italiana Star alcanzó los 18,3 millones de ganancias brutas.

Para explicar los despidos, otras fuentes internas señalan a este medio que la reestructuración también se produjo de forma reciente en otras empresas de la familia, ubicadas en el mismo edificio. Así, Affinity Petcare, la compañía de comida para mascotas de la saga catalana, también sufrió un recorte hace pocos meses.

Los otros negocios de los Carulla

A través de su fundación, los Carulla son accionistas del periódico Ara, uno de los principales altavoces del independentismo catalán. En 2016 tuvieron que salir al rescate de la empresa editora del medio de comunicación, Edicions de Premsa Periódica Ara. En concreto, concedió al rotativo un préstamo de 500.000 euros mientras que la firma Acta Diurna –propiedad de la familia Rodés— prestó otros 250.000 euros.

En 2014, el juzgado de instrucción número 4 de Barcelona investigó a cinco de los seis hermanos por una causa de fraude fiscal. Finalmente, un pacto con la Fiscalía y la Abogacía del Estado frenó la investigación a cambio de un pago de 6,4 millones de euros. Estaban acusados de defraudar 61 millones por la compraventa de acciones entre distintas empresas del grupo. Finalmente, el único condenado fue Lluis Carulla, que evitó la cárcel a cambio de una multa de seis euros diarios durante ocho meses.

 

Carles Huguet

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