El nuevo objetivo de Indra: una empresa pública especializada en piezas de forja y maquinaria de obra civil

Durante el último lustro, Comforsa ha reducido su dependencia de clientes estadounidenses y ha ampliado su facturación europea hasta representar el 57% en 2025

Montaje Indra y Escribano. David Huete, Economía Digital

Indra, que se encuentra inmersa en medio de la carrera armamentística, ha mostrado su interés en adquirir Comforsa, la mayor empresa pública industrial de Cataluña, especializada en la fabricación de grandes piezas de forja para vehículos pesados y maquinaria civil

La posible operación, según avanzó Expansión, aún en fase preliminar, responde a la estrategia de Indra para ampliar capacidades industriales y diversificar su presencia en el sector manufacturero, impulsada por el repunte de gasto militar en España y la apuesta europea por la reindustrialización, cuenta además con el respaldo económico del Gobierno.

Comforsa cuenta con cuatro plantas en Campdevànol y Ripoll (Girona), donde produce grandes componentes metálicos para el sector de vehículos industriales, construcción naval, maquinaria agrícola y generadores eléctricos para centros de datos. 

Con una plantilla de cerca de 300 trabajadores, la siderometalúrgica es el motor industrial y uno de los principales empleadores en la comarca del Ripollès.

La empresa, propiedad al cien por cien del hólding autonómico Avançsa, consolidó su recuperación en los últimos años: ha enlazado cuatro ejercicios consecutivos con un ebitda por encima de seis millones de euros (6,1 millones en 2024, -1,6% respecto al año anterior) y facturó 66,7 millones de euros en 2024 (-9% respecto a 2023). 

Archivo – Fachada de la sede de Indra, a 5 de febrero de 2025, en Madrid (España).

La hoja de ruta aprobada por Avançsa y el Govern socialista de Salvador Illa prevé 31 millones de euros en inversiones durante los próximos cinco años, orientados a modernizar el parque de maquinaria y mejorar instalaciones.

El contrato-programa que se espera aprobar este otoño incluye inversiones, creación de 60 nuevos empleos hasta 2029 y el objetivo de elevar las ventas cerca de un 30% en cinco años, hasta acercarse a los 90 millones de euros

El plan blinda la flexibilidad de Comforsa para operar en mercados internacionales y refuerza su autonomía estratégica, sin que la privatización sea “actualmente una opción sobre la mesa” según fuentes de Avançsa.

El contexto: Indra y el gasto militar

El interés de Indra por Comforsa se enmarca en una estrategia nacional de consolidación industrial y militar. 

Participada en un 28% por la Sepi (Sociedad Estatal de Participaciones Industriales), Indra está buscando nuevas oportunidades para reforzar su posición manufacturera, responder a la demanda en defensa europea y aprovechar incentivos estatales y autonómicos para apoyar el desarrollo territorial y consolidar cadenas de suministro locales.

La compra encajaría en la política de concentración y diversificación impulsada desde la dirección de Indra y respaldada por el Ejecutivo central. Para Indra, sumar la capacidad de forja de Comforsa significaría reforzar la producción nacional de componentes pesados —imprescindibles en armamento, infraestructuras y tecnología ferroviaria— y abrirse a nuevos nichos industriales en los que todavía no tiene presencia significativa.

Fuentes próximas a la Generalitat reconocen que “la compañía siempre ha tenido novias”, aunque descartan negociaciones formales y enfatizan la gestión estratégica en favor de la industria catalana y el empleo.

La operación garantizaría la continuidad de la compañía y su peso en la comarca, donde el empleo de Comforsa supone un elevado porcentaje de la población ocupada.

En el caso de acceder al grupo Indra, el impulso estatal facilitaría nuevas inversiones y el desarrollo de productos adaptados a mercados emergentes, lejos de la dependencia histórica de la automoción y de la exposición a riesgos externos como los aranceles norteamericanos y la volatilidad energética.

Durante el último lustro, Comforsa ha reducido su dependencia de clientes estadounidenses (de un 40% en 2022 a un 21% en 2024) y ha ampliado su facturación europea hasta representar el 57% en 2025, adaptando su producción a la demanda de energías renovables y al auge del sector industrial en Europa.

La empresa destaca por aplicar sistemas de indexación de precios de la energía y del acero, medidas que han permitido mantener resultados positivos incluso en años de alta volatilidad y aumento de costes

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