Pallete salva el ‘match ball’ del consejo de Telefónica: la Bolsa y Reino Unido son la clave

El presidente de Telefónica ha vivido una montaña rusa desde su llegada a la compañía, y ahora está en plena bajada

Pallete

El presidente de Telefónica, José María Álvarez-Pallete.

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Durante muchos trimestres el presidente de Telefónica, José María Álvarez-Pallete, ha insistido en que el precio de la acción en Bolsa de la compañía no reflejaba el verdadero valor de los cambios que estaba acometiendo el operador. Y la insistencia fue tal que, en un determinado momento -por fin-, el parqué empezó a reconocer esos cambios. Ese fue el gran salvavidas que le ha valido para proseguir su particular carrera de fondo.

Cuando Pallete llegó al máximo punto ejecutivo de Telefónica, las crónicas periodísticas se hacían eco -casi de forma cansina- sobre la afición del presidente por el ‘running’. Finalmente, las analogías sobre una carrera de fondo han valido para que, años después, el máximo responsable del operador pueda respirar con tranquilidad. O al menos, para actuar con un margen de maniobra que hasta ahora era más tenso.

Y es que el presidente de Telefónica llegó un posicionamiento muy claro tras sustituir a César Alierta: construir la compañía del próximo siglo. Para ello declaró la guerra a los algoritmos; presionó a los reguladores; se abrazó al humanismo tecnológico; puso en valor las redes de la compañía -para luego venderlas-; y, finalmente, agilizó al operador enfocándolo a los servicios en un puñado de mercados estratégicos. Pero todos esos pasos han estado marcados muy de cerca por el consejo de administración.

Tal ha sido el marcaje que nunca se ha dudado en filtrar nombres de posibles sustitutos, como ha sido el caso del presidente de Naturgy, Francisco Reynés. Tampoco ha habido miramientos por parte del consejo de filtrar, también, planes estratégicos como la venta de la red de fibra en España, algo vital para la compañía. Todo con un mismo objetivo: dejar claro que la gestión de Pallete podía ser mejorable.

Pero todo eso parece haber quedado atrás, al menos por el momento. Según explican fuentes del sector a ECONOMÍA DIGITAL, la operación de fusión en Reino Unido con Liberty ha sido uno de los grandes hitos dentro de la compañía, y gran parte de ese mérito se ha atribuido en primera persona a Pallete. El valor en Bolsa, que ha pasado en un años de los 3,6€ a los 4,6€ también es algo que se imputa a las acciones que se están ejecutando desde la dirección de la compañía.

De igual modo, los pequeños fracasos, como la salida de Latinoamérica, también se está reorientando de manera correcta. Telefónica anunció su retirada, aunque finalmente ha sido a cachos y a medias, puesto que en algunos mercados, como es el caso de Chile, se ha tenido que quedar como socio, porque la venta total no salía rentable.

Pallete y el escudo antiopas

En este tiempo, breve pero intenso, Pallete ha sabido contar con las armas necesarias para afianzar su poder dentro de la compañía. Una ayuda inestimable llegó con el escudo antiopas que aprobó el Gobierno de España al principio de la pandemia en marzo de 2020, y que desincentivó a muchos fondos de intentar pescar en río revuelto -y desplome en Bolsa-. Una ocasión maravillosa para que KKR o tantos otros hubieran alzado el vuelo sobre el operador azul.

Pero finalmente no fue. Como también se ha espantado la sombra de un romance con Deutsche Telecom, sobre todo porque los alemanes han terminado en el mismo plan de adelgazamiento que Telefónica, y todos los operadores, y ahora su poderío es menor.

¿Y qué pasa con la pérdida de clientes? El mejor ejemplo de todo esto es el mercado español, donde Telefónica arrastra una pérdida crónica de usuarios desde hace trimestres. Pero incluso eso, Pallete ha sabido voltearlo. Ha conseguido poco a poco que el Arpu (la rentabilidad media por cliente) vaya al alza, algo que ha ayudado en los ingresos. Y también ha conseguido que la fuga de clientes, por residual que sea, vaya menguando.

Así, con pequeños gerundios y números cruzados, al final salen las cuentas a la compañía que, entre venta y venta, consigue reducir deuda, el otro gran problema que golpea a la compañía desde hace una década. Lógicamente la compañía tiene menos deuda porque es más pequeña, ¿y de dónde saldrán los ingresos? Ese será el siguiente capítulo, ahora toca defender las posiciones ganadas.

Raúl Masa

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