Revuelo en el cemento catalán: gran compra en Molins y conflicto laboral en Cementos Portland
La cementera controlada por la familia Molins protagoniza una de las operaciones de compra más grandes en su historia con el desembolso de 1.400 millones de euros para hacerse con la portuguesa Secil
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El sector del cemento catalán se ha sacudido con el anuncio de la compra por 1.400 millones de euros de la firma portuguesa Secil por parte de Molins. A pesar del gran calado de la operación, la compra se ha visto ensombrecida por la renuncia de la consejera independiente Andrea Kathrin Christenson.
Al mismo tiempo, la fábrica que Cementos Portland, filial de FCC, tiene desplegada en la localidad catalana de Santa Margarida i els Monjos se enfrenta la huelga de su plantilla de empleados. La protesta, que ya ha arrancado y tendrá una duración de seis días, ha venido motivada por la negativa de la dirección a negociar un convenio colectivo que garantice una subida salarial «justa».
Molins sale de compras
La operación, una de las más grandes en la historia de la firma catalana, se enmarca en la estrategia de la cementera para crecer de forma rentable y sostenible. El objetivo tras la adquisición no es otro que el refuerzo de su presencia en Europa, así como llevar un paso más allá su expansión geográfica en Latinoamérica con la entrada en Brasil, el único gran mercado de la región en el que aún no estaba presente.
La cementera financiará la adquisición a través de una combinación de caja disponible y fondos procedentes de un crédito sindicado y una emisión de bonos. La compañía con sede en Lisboa especializa su actividad en la fabricación de materiales y soluciones para la construcción. Presente en una decena de países, cuenta en la actualidad con una plantilla de cerca de 3.000 profesionales y unas ventas por valor de 740 millones de euros.
La compra se suma al resto de adquisiciones que la firma catalana ha llevado a cabo en los últimos meses. Una de ellas fue la compra de la compañía portuguesa Concremat, que efectuó en el marco de su estrategia de diversificación geográfica. Con sede cerca de Lisboa, facturó en el último año más de 50 millones de euros y cuenta con dos centros productivos, así como una plantilla de un centenar de empleados.
También materializó a través de un acuerdo con la firma griega Titan la compra del 80% de Baupartner, una empresa especializada en estruturas prefabricadas de hormigón y acero con sede en Bosnia y Herzegovina, que emplea a cerca de 300 personas. A raíz de la adquisición, que le ha permitido incursionar en el mercado estratégico del sureste europeo, el 20% del capital social se quedó en manos de los socios fundadores, encabezados por Eldin Hadzibegovic.
Pérdida de una consejera
En el mismo día que se dio a conocer la operación, se produjo la salida de la consejera independiente Andrea Kathrin Christenson, quien ostentaba el cargo desde hace una década. La renuncia de Christenson, quien también era presidenta de la comisión de nombramientos y retribuciones de Molins, ha venido motivada por «razones personales», aseguró la cementara.
La dimisión desencadenó la elección de Paloma Alonso como consejera independiente y vocal de la comisión de nombramientos y retribuciones, así como la designación de Jean-Carlos Angulo para presidir la comisión de la empresa con sede en Sant Vicenç dels Horts (Barcelona).
La renuncia y la compra se producen en un contexto marcado por el relevo en la presidencia de la compañía, con la salida de Joan Molins Amat y la entrada de Julio Rodríguez, consejero delegado de la cementera durante cerca de una década. El movimiento, que acarreó el nombramiento de Marcos Cela como CEO, se produjo tras el choque entre las distintas ramas familiares que controlan la mayor parte del capital social de la firma catalana.
Huelga en Cementos Portland
Por su parte, la planta de producción de Cementos Portland Valderrivas en Santa Margarida i els Monjos (Barcelona) afronta una huelga de seis días, que la plantilla de empleados ha arrancado ante la negativa de la dirección de la compañía para negociar un convenio colectivo que garantice una subida salarial «justa, igualitaria y consolidable», especialmente para el personal incorporado en la última década.
Los trabajadores, que están realizando paros de cuatro horas en cada turno, han lamentado la falta de voluntad negociadora por parte de la empresa y le han reprochado que impida el avance hacia un acuerdo que corrija las desigualdades salariales existentes y garantice unas condiciones laborales dignas para la plantilla, según el sindicato UGT, que ha convocado la protesta.
También han denunciado la imposición por parte de la empresa de unos servicios mínimos «completamente abusivos» y la han acusado de vulnerar el derecho fundamental a huelga. Los servicios mínimos, a ojos de los empleados, no responden a criterios de proporcionalidad o necesidad y persiguen mantener la actividad productiva de la planta durante los días que dure el paro en la actividad.
«Con 45 personas trabajando en franjas de ocho horas a tres turnos, la fábrica puede producir el 100% de su capacidad», señala el coordinador estatal del sector cementero de UGT-FICA, Felipe Borlado, para después lamentar que la empresa haya obligado a acudir a nueve trabajadores por turno, a pesar de que con tres empleados podría mantener las instalaciones y garantizar su seguridad. El motivo, según el sindicato, es que la compañía no quiere parar la fabricación para llegar al objetivo de producción para final de año.
La fábrica de Santa Margarida i els Monjos, cuenta con una capacidad de producción de cerca de dos toneladas de cemento al año, es una de las que la filial de FCC ha desplegado en Cataluña, junto a las instalaciones del Papiol, Amposta, Olèrdola, Vallcarca, Esparraguera y la Zona Franca. También dispone de plantas de producción en la Comunidad de Madrid, Andalucía, Castilla y León, Navarra y Cantabria.
