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Shein quiere entrar en bolsa: planea volver a China tras fracasar en Nueva York y Londres
Logotipo de Shein. Foto Getty Images
Shein está considerando trasladar su sede de Singapur de vuelta a China para agilizar su esperada salida a bolsa en Hong Kong. El cambio de dirección supone un giro estratégico tras años apostando por una presencia internacional y responde a la complejidad regulatoria y política que ha encontrado la empresa en su ambición bursátil.
Tras fracasar en varios intentos de salir a bolsa en Estados Unidos ante el escrutinio de los reguladores estadounidenses y las dudas sobre sus prácticas laborales y ambientales, Shein habría obtenido ya “luz verde inicial” de las autoridades chinas para iniciar el proceso en la excolonia británica.
El regreso a China sería mucho más que simbólico, supondría renovar la estructura societaria y cumplir las condiciones de Pekín a la vez que aprovecha las ventajas de cotizar en un mercado asiático.
Hong Kong mantiene una posición privilegiada como puente entre Occidente y las grandes tecnológicas chinas, sobre todo desde la intensificación del control político que el partido comunista ha ejercido sobre los mercados de capitales y el sector tecnológico en los últimos años.
La jugada de Shein podría facilitar un proceso menos incierto que el estadounidense y servir de ejemplo para otros “unicornios” chinos que buscan crecer globalmente sin renunciar a sus raíces ni quedar atrapados en guerras regulatorias.
Shein: una valoración millonaria y la competencia de Temu
Shein es actualmente una de las startups con mayor valoración privada del mundo, estimada en torno a 66.000 millones de euros en 2024, y aspira a llegar a bolsa con cifras superiores.
Su modelo ultraeficiente, basado en la combinación de inteligencia artificial, seguimiento en tiempo real de tendencias y fabricación acelerada en fábricas subcontratadas, le ha permitido convertirse en la preferida de millones de consumidores jóvenes en más de 150 países.
Según datos de MarketWatch y Bloomberg, la empresa facturó más de 45.000 millones de euros en 2024 y ha crecido a doble dígito incluso tras la pandemia.
Sin embargo, la competencia se intensifica. Su principal rival, Temu, plataforma del gigante Pinduoduo, ha irrumpido con fuerza a nivel internacional, arrebatando cuota de mercado con precios aún más bajos y campañas agresivas de marketing digital.
Ambas pugnan no solo por el liderazgo en la venta online de moda y complementos, sino por establecer un estándar global en velocidad, costes y experiencia de usuario. La presencia dominante de Shein en Europa y América se ha visto amenazada por el empuje de Temu especialmente en Estados Unidos, donde batallas legales y comerciales son cada vez más comunes.
Además, Shein ha sido objeto de polémica por acusaciones de vulneración de derechos laborales, poca transparencia en sus cadenas de suministro e investigaciones sobre prácticas de greenwashing.
Estas cuestiones, junto al endurecimiento de regulaciones medioambientales en Occidente, han incrementado la presión sobre la empresa para adaptar políticas más responsables y transparentes si quiere conquistar a inversores institucionales y mantenerse competitiva frente a Temu y otros players emergentes.
El traslado de sede y la potencial salida a bolsa en Hong Kong son también una respuesta a un entorno cada vez menos acogedor en EE.UU. y Europa, marcado por controles a la inversión extranjera, restricciones tecnológicas y campañas de boicot regulatorio frente a empresas con base o vínculos en China.
Desde 2022, varias tecnológicas y plataformas e-commerce chinas han optado por fortalecer su posición en mercados domésticos o aliados regionales para evitar sanciones o protagonizar crisis reputacionales en Occidente
El gobierno chino, por su parte, busca ahora mostrar flexibilidad para “recuperar” a sus gigantes tecnológicos, impulsar sus salidas a bolsa y demostrar que es capaz de liderar la innovación global sin perder el control sobre las grandes plataformas de datos y comercio electrónico.
En el caso de Shein, la operación permitiría capitalizar su marca y captar nuevo capital para financiar la expansión en Latinoamérica y África, dos regiones donde su crecimiento es aún incipiente pero prometedor.