Nueva batalla en Telefónica: sindicatos reclaman más subida salarial y protección inflacionaria tras el ERE

La compañía redefine su identidad en plena reestructuración interna y tras el desplome bursátil que siguió a la presentación de su nuevo plan estratégico

Telefónica acelera su transformación y se reivindica

Telefónica acelera su transformación y se reivindica

Telefónica ha dado un golpe de efecto en su estrategia de comunicación corporativa al definir su nueva etapa como la de una compañía “icónica, reconocible y con carácter propio”. Así lo expresó este martes su consejero delegado, Emilio Gayo, en el foro Metafuturo de Atresmedia, donde aseguró que el grupo aspira a convertirse en la “Harley-Davidson de las telecos”, una metáfora con la que busca transmitir fortaleza, identidad de marca y un posicionamiento diferencial en un sector cada vez más competitivo.

El mensaje llega en un momento clave para telefónica, que acaba de presentar su plan estratégico “Transformar y Crecer 2026-2030”, orientado a consolidar el negocio en Europa, mejorar su estructura financiera y acelerar la transición tecnológica. El anuncio, sin embargo, tuvo un efecto inmediato en los mercados: la acción cayó alrededor de un 13 % tras conocerse los detalles del plan. Un retroceso que, según Gayo, entraba dentro de los escenarios previstos. “Las transformaciones profundas suelen tener efectos en el corto plazo. Lo importante es mirar hacia adelante”, defendió.

Un giro histórico con impacto contable

La nueva hoja de ruta de telefónica supone un repliegue parcial respecto a la década anterior. El grupo ha ejecutado en los últimos meses una salida ordenada de varios mercados latinoamericanos, una región que durante años fue uno de sus principales motores de crecimiento. Las desinversiones han dejado huella: la compañía registró 1.355 millones de euros en pérdidas en el primer semestre de 2025, una cifra marcada por las minusvalías generadas en la venta de activos en Argentina, Perú, Ecuador o Uruguay.

A pesar de la sacudida contable, la dirección insiste en que la empresa mantiene buena salud en sus operaciones esenciales. Los resultados del primer trimestre reflejan un beneficio neto de 427 millones de euros en las actividades continuadas, con crecimientos notables en los segmentos residencial y corporativo. “Telefónica está más centrada, más enfocada y mejor preparada para competir”, sostienen fuentes de la compañía.

Europa como eje del nuevo mapa

El viraje estratégico refuerza la apuesta por los mercados considerados “core”: España, Reino Unido, Alemania y Brasil. Es ahí donde telefónica espera construir su futuro. La empresa se declara abierta a “cualquier operación de consolidación” que permita ganar escala, eficiencia o capacidad financiera. En un sector marcado por la presión regulatoria, la competencia en servicios convergentes y la necesidad de inversiones constantes, la búsqueda de alianzas se ha convertido en una prioridad.

En España, el grupo sigue monitorizando la evolución del mercado tras la fallida integración entre Orange y MásMóvil. En Alemania y Reino Unido, Telefónica O2 mantiene un posicionamiento relevante, aunque enfrenta desafíos similares: la escalada de costes y la exigencia de renovar infraestructuras a gran velocidad.

La compañía redefine su identidad en plena reestructuración interna y tras el desplome bursátil que siguió a la presentación de su nuevo plan estratégico
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Avances financieros y disciplina estricta

A pesar de las pérdidas extraordinarias generadas por las desinversiones, telefónica ha logrado reducir parte de su deuda financiera, una de las principales preocupaciones de los inversores en los últimos ejercicios. El grupo mantiene una posición de liquidez que considera “cómoda” y reafirma su compromiso con el dividendo: la compañía pagará 0,30 euros por acción entre diciembre de 2025 y junio de 2026.

La reducción del endeudamiento, unida al recorte progresivo de gastos y a la simplificación de la estructura, forma parte de una estrategia de saneamiento destinada a reforzar la capacidad del grupo para invertir en 5G, fibra óptica y servicios digitales avanzados. El principal reto al que se enfrenta telefónica no es solo industrial, sino también reputacional. La caída en Bolsa tras la presentación de su plan evidenció que los inversores mantienen dudas sobre el ritmo al que la compañía podrá recuperar rentabilidad y mejorar su perfil financiero. El coste de la transformación, unido al reajuste de mercados, genera incertidumbre.

La empresa responde con un mensaje claro: la compañía está tomando decisiones que garantizan su viabilidad futura, aunque ello implique turbulencias temporales. “Nuestro foco es a largo plazo. No estamos construyendo para el próximo trimestre, sino para la próxima década”, subrayó Gayo.

Un futuro en construcción

Telefónica inicia así una etapa que combina ambición y prudencia. Su desafío inmediato pasa por recuperar la confianza del mercado, estabilizar los resultados tras las desinversiones y aprovechar las oportunidades de un sector que avanza hacia un nuevo ciclo de consolidación.

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