Torres se corona en el peor momento de BBVA: así lo hizo

Carlos Torres ató los apoyos en la junta de BBVA en las semanas previas y la renuncia de FG fue el golpe definitivo para arrasar ante los accionistas

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Carlos Torres Vila tenía un duro examen este viernes en la junta de accionistas de BBVA y logró superarlo e incluso salir reforzado. Aclaremos: la crisis de los trabajos encargados por el banco —presuntamente por el expresidente y mentor de Torres, Francisco González—, seguirá hasta que se aclaren las investigaciones, pero el examen ante los accionistas lo superó con nota.

El nuevo presidente de la entidad logró que se aprobaran todos los puntos del día de la junta con porcentajes del 95% para arriba, incluida su reelección como consejero. Tuvo incluso más apoyos que González (FG) en su última reelección. ¿Cómo lo hizo? ¿Cómo logró no sufrir voto de castigo por la crisis reputacional que sufre BBVA por culpa de su predecesor y valedor?

Lo logró trabajando intensamente en las semanas previas para atar los apoyos a su gestión y a los distintos puntos del día, como su reelección, el nombramiento de Onur Genç como consejero delegado y la política de remuneraciones, la que suele despertar más negativas. También elaborando un discurso triunfalista respecto a la gestión y prudente respecto a FG, pero el gran truco final fue la renuncia a sus cargos del expresidente el día antes de la junta.

BBVA ató los votos en la junta

BBVA puso a sus empleados a trabajar para que la junta terminara como terminó. Fuentes de la plantilla confirmaron a Economía Digital que los trabajadores de las oficinas recibieron instrucciones de llamar a sus clientes accionistas para instarles a ir a votar o delegar el voto en el consejo de administración. Este medio también tuvo conocimiento de varios casos por parte de clientes.

Desde los distintos sindicatos, que suelen pedir la delegación de voto a los empleados a su favor, explicaron que en esta ocasión lo tuvieron más difícil porque el banco también había pedido a su plantilla que votara o delegara el voto en el consejo. La orden venía “de las más altas instancias” de la entidad, dijo una fuente que pidió permanecer en el anonimato.

Pero hay que tener en cuenta que clientes y empleados representan un porcentaje pequeño de todos los accionistas del banco. Se quiso atar su voto para no dejar ningún cabo suelto, pero la parte importante estaba en los inversores institucionales y fondos de inversión, que suman una gran mayoría de acciones. Por ello, el departamento de relación con inversores también trabajó intensamente para convencerles de que confiaran en Torres.

Los argumentos a favor de Torres

Argumentos para convencerles a nivel de negocio no les faltaban. Los resultados de 2018 fueron positivos, y de eso se sirvió Torres para leer un discurso triunfalista, destacando la mejora de beneficios y el retorno de estos en la sociedad. Además, anunció una subida del 7% del dividendo. Pagar mejor a los accionistas es una muy buena forma de lograr su apoyo. El discurso de Torres, de algo más de media hora, fue interrumpido dos veces con aplausos.

Hay que añadir que tampoco resultaba difícil convencerles. Para empezar, porque poner en cuestión la dirección de BBVA sería como poner en cuestión el banco mismo, lo que repercutiría negativamente en su actividad y probablemente en su cotización. Y eso a ningún accionista le interesa. Además, en los últimos meses la acción ha subido, lo que muestra que los inversores han separado las cosas. Así, Torres pudo decir tranquilamente que el caso no ha afectado ni al negocio ni a la cotización.

Torres sacó rédito al hecho de que la crisis de Villarejo no ha afectado a la actividad y acción de BBVA

Respecto al caso Cenyt, el presidente de BBVA también jugó bien sus cartas. No incluyó cita alguna en su discurso y fue al final de las intervenciones —tras Genç y justo antes del turno de preguntas de los accionistas— cuando se refirió específicamente a ello. Una buena estrategia, pues separaba el tema de la valoración de la actividad del banco y dijo todo lo que podía decir del caso justo antes de que preguntaran.

Sobre el caso del espionaje a políticos, banqueros y periodistas por parte del excomisario Villarejo por encargo de BBVA, Torres Vila fue prudente pero tajante respecto a que la entidad iba a hacer prevaler siempre la ética. Y al existir una investigación judicial abierta —además del informe forensic que prepara PwC y para el que todavía quedan varios meses—, no podía dar más detalles.

En el turno de preguntas, todos los accionistas formularon sus cuestiones uno detrás de otro —incluido Luis del Rivero, expresidente de Sacyr que intentó controlar BBVA y del que, presuntamente, quiso defenderse FG con la ayuda de Villarejo—, y Torres respondió al final a todos con una frase: «Ya he dicho todo lo que puedo decir con las limitaciones que nos impone la investigación judicial”. Incendio sofocado.

La renuncia de FG, el golpe definitivo

Torres y su equipo, con una colaboración masiva de la plantilla, prepararon el terreno para que la junta se desarrollara de esta manera. Pero el golpe definitivo llegó 18 horas antes —según calculó Luis del Rivero, que fue a la Bilbao a pedir la cabeza de FG y tuvo que reorientar su intervención—. González entregó su cabeza a su delfín, con una renuncia temporal mientras se resuelven las investigaciones. Teóricamente, para no dañar la imagen de la entidad.

No fue casualidad que FG renunciara el día antes de la junta. Si lo que le importaba era la imagen de la entidad, tuvo dos meses para dar el paso al lado, pero esperó al último momento. La razón es que González, por coherencia con la inocencia que quiere defender, no quería dejar la presidencia de honor de la entidad, ni la de su fundación. Lo hizo finalmente por presiones… y como un favor a su delfín.

Las presiones que le obligaron a abandonar venían de todas partes: BCE, el Gobierno, la CNMV y sobre todo las investigaciones judiciales. Pero también por petición de Torres Vila, quien se habría encontrado con una junta más hostil si FG siguiera en su nómina. Debería haber explicado por qué seguía y no podría escudarse en la investigación para no responder. Además, los ataques habrían ido directamente contra él por no echar a su valedor, mientras que finalmente todas las críticas fueron dirigidas a González y Torres se libró.

Por tanto, la renuncia temporal, que se adivina indefinida, de González del banco, fue el gran golpe para rematar todo el trabajo hecho por Torres Vila y su equipo. Desactivó parte de las críticas, sin duda las más duras y las dirigidas a su persona, por lo que él salía limpio de polvo y paja. La victoria fue clara pero deberá defenderla en nuevos escenarios en los próximos meses.

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