Cataluña necesita cuatro años de austeridad para domar el déficit

La Cambra de Comerç pide un nuevo acuerdo de financiación para evitar que el Govern tenga que congelar el gasto

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Cataluña tiene un problema con sus cuentas. El déficit del 2,7% del PIB en 2015 cuadriplica el máximo exigido por el Gobierno español, del 0,7%, y para este año se prevé que el objetivo sea todavía inferior. A pesar del crecimiento del PIB, el aumento del gasto en los últimos dos años hace imposible el cumplimiento de estas metas, por lo que Cataluña necesitará volver a ajustarse el cinturón durante al menos cuatro años para volver al equilibrio.  
 
Esta es la conclusión de la Cambra de Comerç de Barcelona, que ha elaborado un estudio sobre cómo puede la Generalitat eliminar su déficit y volver al equilibrio presupuestario en 2020. La entidad ha elaborado tres escenarios distintos y en el mejor de los casos, si no hay ingresos adicionales no previstos o una nueva financiación, el gasto deberá al menos congelarse hasta 2019.
   
La Generalitat realizó un «importante esfuerzo de consolidación fiscal» entre 2010 y 2013, con una reducción acumulada del gasto del 18,5%, según ha explicado Miquel Valls, presidente de la Cambra. Pero en 2014 y en 2015 el gasto volvió a subir, un 2,8% y un 7,4% respectivamente. Para este año, podrían seguir creciendo si hay presupuestos pactados con la CUP, pero Valls ha advertido que, si se quiere meter al déficit en vereda, eso no podrá ocurrir.  

Los tres escenarios  

En el primer escenario que plantea la Cambra, el gasto podría crecer un 1,3% este año, lo que haría caer el déficit hasta el 1% del PIB. Pero para llegar al equilibrio presupuestario en 2020, a partir de 2017 debería congelarse el gasto durante cuatro ejercicios.
 
En el segundo escenario, según el cual Cataluña cumpliría el objetivo de déficit ya en 2016, el gasto debería congelarse desde este mismo año y hasta 2019. El tercer escenario implica un incremento de los ingresos que, según la propia Cambra, no se prevén más allá de los derivados del incremento del PIB, si no hay «cambios estructurales».

En ninguno de los tres escenarios, todos con 2020 como horizonte, se plantea la independencia de Cataluña para la que el Govern de Puigdemont trabaja de cara a los próximos 15 meses. Valls lo ha justificado porque se trata de un tema político y no económico: «No planteamos este tema, es político. Lo que nosotros planteamos son soluciones a un problema económico».    

Una nueva financiación autonómica    

Respecto a los escenarios que plantea la Cambra, Miquel Valls ha admitido que «congelar el gasto es difícilmente asumible a nivel social», por lo que ha pedido «cambios institucionales profundos». Estos cambios deberían pasar por dar más margen de déficit a las autonomías, evitar duplicidades competenciales y renegociar el sistema de financiación autonómica para Cataluña.

«El Govern y el Gobierno español tienen la obligación de pactar medidas para la viabilidad de las cuentas catalanas, al margen de divergencias políticas», ha apostillado Valls. En este caso, el único viable para la Cambra, Cataluña podría incrementar el gasto y eliminar el déficit en un horizonte de cinco años.

Xavier Alegret

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