Pánico a una crisis: el Banco de España se obsesiona con la solvencia

El Gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, exige más control de riesgos, solvencia y capital para evitar que el sector se asome a una nueva

Recibe nuestra newsletter diaria

O síguenos en nuestro  canal de Whatsapp

El gobernador del Banco de España parece estar más preocupado por los futuros problemas del sector financiero que de la actividad económica. No quiere por nada del mundo que se repita durante su mandato una crisis cuyos orígenes no estuvieron en España, pero que pilló al sector financiero en una barra libre de crédito, cuyas consecuencias son de sobra conocidas.

Este lunes, en la inauguración del seminario ‘Las finanzas sostenibles y su importancia en el futuro de la economía’, celebrado en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) y organizado por la APIE, Pablo Hernández de Cos reiteró la necesidad de que “los bancos no relajen los estándares de concesión de créditos, aumenten su rentabilidad, se esfuercen en revertir la pérdida de reputación e incrementen sus ratios de solvencia”.

Casi nada, teniendo en cuenta que la institución monetaria que se se sienta en el consejo de Gobierno del Banco Central Europeo da por descontado que la marcha de la economía en la Eurozona va a ser peor que en el primer trimestre y se han encendido las alarmas sobre algunas posibles actuaciones en materia de política económica, que podrían ir por otra andanada de compra de bonos soberanos o una bajada del precio del dinero, que estaría en negativo por primera vez en la corta historia la UEM. Ve problemas en el déficit estructural y en el futuro de las pensiones. Pero es lo de siempre.

Al Banco de España le preocupan los antecedentes, pero le tiene en ascuas el futuro. No tanto el presente, porque la situación, de momento, sólo requiere atención. No es para menos. El activo de los negocios en España se ha reducido en un 20% en los últimos diez años, el empleo, en un 32%, y el número de entidades ha disminuido de 112 a las 61 registradas en 2018. Todo esto provocó que el conjunto del sector bancario incurriera en pérdidas en el año 2012.

Pablo Hernández de Cos no quiere ni por asomo que la banca baje la guardia, amparada en que la tasa de morosidad se ha reducido a menos de la mitad, hasta el 5,8% desde más de 13%. Y por eso le recuerda que, antes de 2008, la tasa era inferior al 1% y no había español alguno que dejara de pagar su hipoteca, por lo que no había prácticamente activos adjudicados.

Por eso se ha atrevido a prever que la salida de los activos problemáticos de los balances de los bancos va a ser más difícil a partir de ahora. ¿Por qué? Porque los activos de los que ya se han desprendido, por lógica, eran más atractivos. Por esta razón ha vuelto a pedir que los bancos no relajen los estándares de concesión de los créditos, de forma que puedan minimizar las nuevas entradas de morosos, y ha pedido que se mantenga la gestión activa de sus carteras de dudosos y adjudicados.

Y es que la rentabilidad de los recursos propios, el ROE, no da para más con los tipos al 0%. Están en su máximo desde el inicio de la crisis financiera, el 7,2%, por encima de la media europea, pero por debajo del coste del capital (10%). Esta situación es difícilmente sostenible a medio plazo. Hay un diferencial de casi tres puntos porcentuales. Por eso la baja rentabilidad se configura como uno de los principales riesgos que afrontan la banca española y europea.

La solvencia más baja de Europa

El Banco de España sigue señalando a la banca española como una de las que mantiene niveles de solvencia más bajos de Europa. Como media, por encima de los requisitos regulatorios, pero eso no es ninguna garantía en un mercado globalizado. La advertencia de Hernández de Cos ha sido clara: “En los dos últimos años, la ratio de solvencia de máxima calidad se ha reducido casi un punto porcentual”. Hay capital, pero no con mayor capacidad para absorber pérdidas.

El repunte de la actividad inmobiliaria empieza a preocupar otra vez al regulador, aunque no se esté traduciendo en un aumento del crédito asociado. El saldo vivo de la deuda hipotecaria que mantienen las familias españolas está prácticamente estancado. Reconoce el Banco de España que hoy las hipotecas representan menos de cuatro veces la renta anual de los hogares y que el servicio de esta deuda (pago del principal más los intereses) es la quinta parte de esa renta en más de la mitad de los préstamos suscritos. También que sólo el 10% de las hipotecas concedidas tienen más de 30 años de periodo de amortización.

Pues bien, a pesar de todo, el Banco de España insiste en que un potencial ajuste a la baja de los precios de la vivienda continuaría teniendo un impacto negativo (menor que en 2008) en las entidades a través del efecto sobre las valoraciones de los activos adjudicados.

A pesar de este incierto panorama, no ve señales para activar los instrumentos macroprudenciales que puede poner en marcha. Tampoco para limitar los dividendos de los bancos, entre otras razones, porque no es su cometido, y menos aún para recomendar una nueva ronda de fusiones. Son una opción, pero depende de las entidades.

Recibe nuestra newsletter diaria

O síguenos en nuestro  canal de Whatsapp