El cerco a EiDF amenaza a la fortuna española que más crecía en Forbes

Fernando Romero, fundador de EiDF Solar, había irrumpido en el puesto número 34 del ranking de mayores fortunas del país después que la compañía fuese la más alcista de toda la bolsa española en 2022

Fernando Romero

Fernando Romero, consejero delegado de EiDF Solar, durante el debut en bolsa de la compañía

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Cuenta atrás para EiDF para volver a cotizar en bolsa. Las acciones de la compañía volverán a ser objeto de negociación en el BME Growth a partir de este lunes después de que la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) anunciase este jueves el levantamiento de la suspensión tras la reciente publicación de sus cuentas anuales de 2022 (auditadas por PwC) y de unas conclusiones del forensic efectuado por Deloitte ante las cuales el regulador ha lanzado voz de alerta.

La de este lunes será la primera jornada en la que las acciones de EiDF coticen desde que el pasado 14 de abril la CNMV anunciase su suspensión temporal ante la el choque de la compañía con PwC (su nuevo auditor) y su negativa a firmar las cuentas anuales. Para esta sesión se espera que EiDF se anote unas bruscas caídas que, previsiblemente, acabarán provocando que la compañía pierda su corona en el antiguo Mercado Alternativo Bursátil (MAB).

Y es que EiDF se había revalorizado un 2.171% desde su estreno en el índice en julio de 2021. Esta escalada había llevado a la compañía a instalarse por encima de los 1.721 millones de euros de valor en bolsa, la cifra más elevada de todo el BME Growth una vez excluidas las socimis. Tanto es así que su capitalización superaba a la suma de Proeduca Altus (matriz de la Universidad Internacional de La Rioja), que cuenta con 853,9 millones de euros, a Altia (231 millones de euros), Izertis (209,6 millones), Sngular (204,6 millones) y los 175 millones de Knowmad Mood, que completan el top 5.

Irrupción en el top 35 de Forbes

Este acelerón en bolsa había llevado en volandas a su fundador, Fernando Romero, a irrumpir en la lista Forbes. En concreto, el empresario de origen vasco pero afincado en Galicia desde hace décadas se hizo un hueco en el ranking de mayores fortunas españolas del año 2022 tras situarse en el trigésimo cuarto puesto al protagonizar la mayor subida de todo el listado.

La publicación cifraba en 850 millones de euros su patrimonio gracias al tirón de una EiDF Solar en la que, además de fundador, también ejerce como consejero delegado y máximo accionista. Romero ocupaba el puesto número 34 y se situaba entre Carlos March, presidente de la Corporación Financiera Alba, y Javier y Mercedes Entrecanales, de la familia fundadora de Acciona.

Según se desprende de las últimas comunicaciones de la compañía a la CNMV, Romero contaba, a través de Prosol Energía, con el 72,16%. Es por ello que solo el valor de esta participación se situaría en los 1.241,8 millones de euros el pasado 14 de abril tras la subida del 6,3% que se anotaba la compañía hasta el inicio de sus particulares turbulencias.

Las sospechas de la CNMV

A partir de este lunes, el mercado dictaminará hasta dónde retrocede este patrimonio que se encuentra a merced de la negociación de acciones en una bolsa a la que volverá a cotizar entre las advertencias de la CNMV. Y es que el regulador ha tachado de «incompleta» la información remitida por EiDF al entender que, a su juicio, tiene «omisiones muy importantes».

La entidad que capitanea Rodrigo Buenaventura alerta de posibles irregularidades en la gestión de la empresa que dirige Fernando Romero. Entre ellas se encuentran un presunto «falseamiento de documentos» y la existencia facturas por trabajos no realizados, que se sumarían a las debilidades en el control interno y en la disciplina contable.

Además, la CNMV también hace mención al informe forensic elaborado por Deloitte en el que se detectan «facturas y pagos por servicios que podrían no haberse prestado o no estar justificados». «Hay obras en las que a pesar de que se produce facturación, los costes registrados carecen de razonabilidad económica y operativa, por lo que el ingreso registrado por el grado de avance no reflejaría la realidad de la obra»»», recalca,

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