El futuro de Ferroatlántica Sabón, en manos de las ayudas eléctricas

Tras la venta de las centrales, Ferroatlántica aspira a reestructurar deuda e invertir en la planta de Arteixo si le sonríe la subasta de interrumpibilidad

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La venta de diez hidroeléctricas gallegas, incluidas algunas de las minicentrales que todavía no están operativas, y de la planta de Cee-Dumbría alivia una situación muy delicada para Ferroglobe. En un contexto desfavorable, la compañía controlada por Grupo Villar Mir necesita rebajar su deuda a menos de la mitad para situarla en el entorno de los 200 millones de dólares. A la contracción del mercado desde mediados del año pasado, a la que el grupo respondió con recortes de capacidad, se suman las pérdidas acumuladas, de 28,6 millones en el primer trimestre del año.

En la presentación de resultados de este lunes, el director financiero de Ferroglobe, Phil Murnane, reconoció que la compañía no descartaba nuevas reducciones de capacidad en base a un nuevo plan de reducción de costes a base de desinversiones. En las intenciones del grupo, sin embargo, no está que los recortes afecten a España, lo que mantendría a salvo a la planta de Sabón pese al problema de los costes energéticos, según indicaron fuentes del sector. De hecho, la compañía considera que a lo largo del año podría reactivar las inversiones tanto en las instalaciones de Arteixo como en Puertollano, donde levanta una planta de silicio solar que inicialmente pensó construir en A Coruña.

La subasta eléctrica definirá el futuro de Sabón

Para ello hay dos factores clave. Por un lado, que se cumplan las previsiones de Ferroglobe y que el contexto de mercado mejore antes de que finalice 2019. Por otro, el fundamental para la planta coruñesa, que la subasta de interrumpilidad le sea favorable. Las primas por desconectarse de la red en momentos de exceso de demanda para asegurar la estabilidad del suministro son las principales ayudas que recibe la factoría, que fue segregada de Ferroatlántica antes de la venta al fondo TPG.

La última subasta de interrumpibilidad recortó un 40% la remuneración a las empresas respecto al anterior reparto, lo que provocó que la compañía pusiera en marcha un ERTE. La nueva subasta convocada por el Gobierno tampoco ha despertado el optimismo en la industria, pues se reducen los bloques de mayor tamaño –lo que afectaría a Alcoa pero no a Ferroatlántica—y se parte de un menor precio de salida. Pese a todo, un buen resultado en la subasta, indican las mismas fuentes, permitiría al grupo elevar los niveles de producción de la factoría y pensar en inversiones.

Reestructurar la deuda

Ese sería el escenario deseado por Ferroglobe, quien ha trasladado a la Xunta la importancia del precio de la energía para mantener su apuesta por Galicia. Todavía existe un tercer factor a tener en cuenta en los planes del grupo. Está en negociaciones para reestructurar su deuda y reforzar su capital. Según trasladó el consejero delegado, Pedro Larrea, en la presentación de resultados, la compañía busca un préstamo a largo plazo de hasta 125 millones de dólares y otro préstamo garantizado con activos de hasta 140 millones.

Esa inyección eliminaría los problemas de liquidez a medio plazo y permitiría, sumada a los 170 millones de la venta de Ferroatlántica, enjugar deuda hasta situarla en torno a los 235 millones, con el objetivo de rebajarla más pronto que tarde por debajo de los 200 millones de dólares. “De esta manera, mejoraría significativamente la capacidad de la compañía para gestionar cualquier contracción cíclica del mercado”, dijo Larrea. La deuda neta de Ferroglobe a cierre del primer trimestre era de 420 millones de dólares. 

 

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