La guerra entre accionistas pilla a Copo de nuevo en pérdidas por la crisis de los microchips

El grupo Copo, el mayor proveedor de capital gallego de Stellantis en Vigo, afronta dos juntas generales extraordinarias clave después de teñir su cuenta de resultados de rojo por la crisis de los microchips que sacude a la industria de la automoción

La directora de la Axencia Galega de Innovación, Patricia Argerey, en el centro de la imagen junto al CEO de Copo, Antonio Rodríguez Estévez, y el director del Igape, Juan Cividanes, a su izquierda

La directora de la Axencia Galega de Innovación, Patricia Argerey, en el centro de la imagen junto al CEO de Copo, Antonio Rodríguez Estévez, y el director del Igape, Juan Cividanes, a su izquierda

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El mayor proveedor de capital gallego de Stellantis en Vigo se asoma a dos junta de accionistas clave. Los dos máximos accionistas del grupo de automoción con sede en Mos (Antonio Estévez Vila y Francisco Ayuso Marco) impulsan una doble convocatoria de juntas extraordinarias para abordar un cambio de cúpula en esta compañía que roza los 1.500 empleados.

Estas modificaciones en los órganos de mando afectarán tanto a Copo Inversiones (holding) como al Grupo Empresarial Copo, a través del cual consolida un negocio integrado por 14 sociedades a través de las cuales facturó 160,7 millones de euros en 2021 (último dato disponible).

El principal cambio de caras tendrá lugar en Copo Inversiones. Los dos máximos accionistas del grupo con sede en Mos han propuesto que José Antonio Rodríguez Estévez sea cesado como administrador mancomunado y que su puesto lo ocupe Esteban Estévez. En el caso de aprobarse esta medida, Estévez, international key manager de Copo, ejercerá de mano derecha de María Teresa Martínez en el holding de los dueños del proveedor de Stellantis.

Copo se multiplica en el exterior

De este holding saldría José Antonio Rodríguez Estévez, CEO de Copo desde hace algo más de una década. Durante su etapa al frente, la compañía especializada en la fabricación de asientos y accesorios para automóviles como rellenos de espuma, apoyacabezas o apoyabrazos se ha multiplicado en el exterior hasta el punto de contar con una decena de plantas entre España, Portugal, México y República Checa.

Copo, que también cuenta con tres centros tecnológicos y de I+D+i, aseguraba en su memoria anual de 2021 que en 2021 había «conseguido consolidar la cartera de clientes en Centroeuropa con nuevos clientes como Porsche o Audi, lo que ha llevado al grupo a tomar la decisión de abrir una nueva fábrica durante el 2022 en Eslovaquia para su suministro y potenciar la presencia con otros clientes en el área».

De esta forma, marcas como Porsche o Audi se abren paso en un mix de ingresos dominado por su matriz (Volkswagen) y Stellantis. El grupo alemán aportó el 29% de su facturación en 2021 mientras que el consorcio con planta en Balaídos generó otro 28%. A estos nombres se suma el de Ferrari. El grupo Copo utiliza su proceso propio patentado Inalco para realizar el relleno de espuma de su modelo superdeportivo SF90 Stradale de manera conjunta con la tapicería y la armadura.

Pérdidas por la crisis de los microchips

Este proceso de expansión ha llevado a que la compañía haya pasado de generar el 37% de su negocio fuera de España en 2020 al 41% en 2021. Sin embargo, esta diversificación no le ha impedido teñir de rojo su cuenta de resultados como consecuencia de la crisis de los microchips.

Los propios administradores de la compañía aludían en el informe anual del ejercicio 2021 a que esta escasez de semiconductores en el mercado «ha sido el mayor condicionante de la contracción de la producción». Estos constantes parones que han afectado a toda la red de proveedores de Stellantis y al propio gigante surgido tras la fusión de Fiat-Chrysler y PSA han llevado a Copo a regresar a pérdidas.

Estas ascendieron a unos 590.000 euros, resultados que contrastan con 9,6 millones de euros que se anotó en beneficios en un 2020 marcado por su reordenación financiera y por una crisis del Covid-19 que obligó a la compañía a poner en marcha un expediente de regulación temporal de empleo (ERTE).

Así, la compañía ha encarado el temporal por la sequía de microchips con un cambio de signo en su cuenta de resultados mientras afronta una ampliación de su consejo de administración. Y es que, además del cambio en Copo Inversiones, los dos máximos accionistas del grupo también proponen una junta general extraordinaria para el propio grupo a través del cual Copo consolida sus resultados.

En concreto, uno de los puntos de la propuesta gira en torno a la designación de Manuel Leonardo Sobral como nuevo miembro del consejo de administración de Grupo Empresarial Copo en sustitución del propio Antonio Estévez Vila (uno de los dos accionistas que ha impulsado estos cambios de caras al frente de la compañía). Además, el grupo está conformado por un consejo de administración en el que conviven cuatro representantes de sus tres principales accionistas de referencia.

Se trata de la propia Copo Inversiones, que cuenta con dos miembros en virtud de su participación del 56,6%; Abanca Corporación Industrial y Empresarial, propietaria del 35,6% de sus acciones, que figura con un representante; así como de Sodiga, brazo inversor de la Xunta de Galicia, que posee un 7,6% y cuenta con representante. Según la propuesta de Antonio Estévez Vila y Francisco Ayuso Marco, se llevará a una junta general extraordinaria el nombramiento de Manuel Iglesias Fernández como consejero independiente y de Marcos Ayuso Martínez como consejero en representación de Centro Tecnológico de Grupo Copo. Una vez efectuado este cambio, los impulsores de estos cambios también apuestan por que las retribuciones por asistencia a consejo se eleven en 2.000 euros para cada consejero y en 2.500 euros para el presidente.

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