Terras Gauda redobla su apuesta por la sostenibilidad con su plan para producir biofertilizante

La bodega ha puesto en marcha un proyecto que tiene como fin producir biofertilizante de alta calidad a partir del bagazo

De izquierda a derecha, el vicepresidente ejecutivo del Grupo Terras Gauda, Antón Fonseca Fernández, el director enológico de Bodegas Terras Gauda, Emilio Rodríguez Canas, el catedrático de Zoología de la Universidad de Vigo, Jorge Domínguez Martín, el presidente del Grupo, José María Fonseca Moretón y el CEO, Enrique Costas.

De izquierda a derecha, el vicepresidente ejecutivo del Grupo Terras Gauda, Antón Fonseca Fernández, el director enológico de Bodegas Terras Gauda, Emilio Rodríguez Canas, el catedrático de Zoología de la Universidad de Vigo, Jorge Domínguez Martín, el presidente del Grupo, José María Fonseca Moretón y el CEO, Enrique Costas.

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Terras Gauda lanza un nuevo proyecto para afianzar su apuesta por la sostenibilidad. La compañía ha puesto en marcha una iniciativa de economía circular que tiene como fin producir biofertilizante de alta calidad para el viñedo a partir del bagazo, que es sometido a un proceso de vermicopostaje.

La firma cuenta con un vermireactor que ha sido diseñado y desarrollado en exclusiva para la bodega. Este instrumento es capaz de procesar in situ este subproducto de la vinificación transformándolo en vermicompost con propiedades bioestimulantes, biofertilizantes y bioplaguicidas. «Al aplicarlo en el viñedo proporciona un amplio abanico de efectos beneficiosos al sistema suelo-planta. Esto es debido a su elevado contenido en nutrientes, fácilmente asimilables por las cepas, su alta capacidad de retención de agua y la comunidad microbiana que genera», revela la compañía.

Hemos subido un escalón más en nuestro empeño por conseguir una mayor sostenibilidad medioambiental en el viñedo, interactuando con el entorno de forma ética y responsable, abordando la conservación, regeneración y respeto de la biodiversidad”, ha apuntado el director enológico de Terras Gauda, Emilio Rodríguez Canas, que ha trabajado con el Catedrático de Zoología de la Universidad de Vigo, Jorge Domínguez Martín, considerado un referente internacional en vermicompostaje y ecología del suelo.

Según la bodega, desde que hace poco más de un año activase su propio modelo de vermireactor, ya se han valorizado más de 50 toneladas de bagazo mediante un proceso conocido como biooxidación, en el que las lombrices de tierra interactúan de forma intensa con los microorganismos de este subproducto de la vinificación, lo que da como resultado este biofertilizante de alta calidad.

«La bodega ya había comprobado con el proyecto de investigación Vitalver los beneficios de la utilización del vermicompost en el viñedo, la vid y el vino. Ahora lo ha incorporado tanto en forma sólida como líquida y el equipo técnico está observando una respuesta muy positiva en los viñedos», revelan desde Terras Gauda.

Terras Gauda ya tiene tres patentes

El proyecto actúa sobre la recuperación de la vida de los suelos y por la búsqueda de un nuevo equilibrio centrado en el aumento de la biodiversidad y de la materia orgánica de forma natural. «Además, abre una innovadora vía para la autogestión de los subproductos vitivinícolas, optimizando la gestión de los costes de eliminación, al tratarse de una tecnología limpia, que incide en el ahorro energético, y fomentando la economía circular, siguiendo la filosofía: lo que es de la tierra debe volver a la tierra», añade la firma.

Este es uno de los proyectos que Terras Gauda tiene abiertos en el marco de su apuesta por la investigación, el desarrollo y la innovación (I+D+i). Uno de ellos es el FlexiGrobots, que impulsan 16 empresas y 8 grupos científicos para utilizar la robótica, la inteligencia artificial y el big data en mejorar la gestión del viñedo y seguir progresando en sostenibilidad. La iniciativa se encuentra en su ecuador y ha recibido la visita de un equipo de investigadores internacionales, que ha seleccionado al viñedo de la bodega como campo piloto en España.

La compañía ya cuenta con un total de tres patentes. La primera, registrada en 2008, es una levadura ecotípica exclusiva, extraída del propio viñedo, que ha reforzado el carácter varietal y los aromas frutales. La segunda fue inscrita dos años después y gira en torno a un novedoso proceso de crianza sobre lías y al estudio de la generación de manoproteínas. La tercera patente fue licenciada en 2012 tras desarrollar, en cooperación con el CSIC, el aislamiento de un microorganismo propio del Caíño Blanco, que ha sido certificado genéticamente mediante test de ADN y garantiza la elaboración de vinos únicos.

Economía Digital Galicia

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