Castelado

Castelao y su obra van mucho más allá de partidismos y tendencias políticas; constituye un elemento fundamental del bagaje más importante que tiene, como cualquier otro pueblo, el gallego: su cultura

El escritor gallego Alfonso Daniel Rodríguez Castelao

Recibe nuestra newsletter diaria

O síguenos en nuestro  canal de Whatsapp

Todo pueblo que se precie, tiene su libro, sobre todo si se considera el pueblo elegido. En realidad, esta es una mera redundancia, dado que todo pueblo, para constituirse y reivindicarse, necesita sentirse único, posteriormente diferente y, proclamado o no, mejor. Y el libro tiene que ser sagrado, único oráculo al que acudir con vocación de exégetas para lograr interpretar todo lo que ocurra; se sostiene así la épica. En Galicia, tenemos también nuestro propio texto sacro y no es el Códice Calixtino; no. Es uno mucho más cercano, “Sempre en Galizade Alfonso Daniel Manuel Rodríguez Castelao.

Lectura obligosa

Va de neologismos. “Sempre en Galiza” es uno de esos escritos, como casi todos los clásicos, que muchos reivindican y casi nadie se haya tomado la molestia de bucearlos. Suelen ser trabajos pesados y arduos, por la aridez del texto en si o la laboriosidad necesaria para entender lo expresado. Tal es el caso. Por eso la vamos a nominar como una lectura obligosa, suma de obligación y morosa, pesada, trabajosa; un rollo, vaya. Y para que nadie se lleve a engaño, además, en gallego, no vaya a ser que a alguien se le dé por meterla entre frontal y occipital, llevándose una sorpresa. Avisamos. En la edición canónica de la editorial Galaxia son 433 páginas de una letriña ínfima y apretada.

¿En qué quedamos? ¿De quen é Castelao? ¿Es de unos o es de otros? ¿O es de todos?

Van ya 72 los años que nos distan del fallecimiento de Castelao, un 7 de enero de 1950. En el año 2000, el actualmente homenajeado como decano por óbito Manuel Fraga, “pai administrativo” de la actual Galiza, revindicó para el PP el modelo de galleguismo de Castelao. Este, se entiende Castelao y no Fraga, se encuentra tan encastrado en el Bloque Nacionalista Galego (BNG) que se le homenajea con flores también coincidiendo con el décimo aniversario del fallecimiento de uno de sus reivindicadores, pero del otro lado. ¿En qué quedamos? ¿De quen é Castelao? ¿Es de unos o es de otros? ¿O es de todos? A ver si nos aclaramos…

A nosa biblia

Para quien quisiera ahorrarse su lectura, “Sempre en Galiza” es una abigarrada colección de artículos y textos del rianxeiro. Como en toda confluencia y máxime en coalición, este tipo de textos suelen guardar múltiples inconsistencias o, al menos, ideas encontradas. Castelao elaboró el volumen durante ocho años (de 1935 a 1943) cambiando de criterio de cuando en vez, cosa normal, durante ese período, por otra parte, complejo y convulso, con guerra fratricida de por medio y exilio obligado. Resulta un escrito rotundo hijo de su tiempo, muy marcado por los acontecimientos vividos por su autor y donde se amalgaman opiniones, puntos de vista, expectativas y anhelos influidos por las situaciones soportadas. Ninguna obra se produce sin interferencias ni condicionantes y hay que leerlas y asimilarlas considerando el momento en el que fueron elaboradas.

A sus cualidades como escritor y artista plástico, Castelao suma, sin duda, una preclara clarividencia

Aun así, las apropiaciones simbólicas deben hacerse con cautela, sobre todo si las influencias en la época resultaron muy trascendentes, como es el caso. Por ofrecer algunos ejemplos: “eu vivo en latitudes moi distantes do comunismo”; “A Terra é a Matria”; “Sendo galego non debo ser máis que galleguista”; “O país que a Hespaña lle interesa, como modelo, cicais sexa Rusia. O que lle interesa a Galiza cicais sexa Dinamarca”; “Os galegos non discutimos o dereito de Galiza a ser unha nacionalidade, porque Galiza xa é unha nacionalidade”; “Cataluña, Euzcadi e Galicia teñen a misión de transformaren a estructura xurídica de Hespaña; pero Galiza ten, ademáis, outra misión trascendente: a de atraguer Portugal á comunidade da gran familia hispánica”. Y pasajes premonitorios dignos de un arúspice: “E para que Galiza poida salvarse e salvar a Hespaña cómpre dotala de excelentes obras de porto e de modernas estradas; pero, sobor de todo, é preciso abrir un camiño de ferro directo á fronteira pirenaica, é decir, unha nova vía de europeización, un novo camiño francés”. A sus cualidades como escritor y artista plástico, Castelao suma, sin duda, una preclara clarividencia.

Esgrimir a Castelao desde las tripas o, más intenso todavía, considerar su fundacional texto como inescrotable, interpretado desde las gónadas, supone desposeerlo de su verdadera trascendencia histórica. Castelao y su obra van mucho más allá de partidismos y tendencias políticas; constituye un elemento fundamental del bagaje más importante que tiene, como cualquier otro pueblo, el gallego: su cultura.

Castelao como unidad

Hace ya años, cuando se corría delante de los grises, en Santiago, cuna su universidad de nutridas revueltas estudiantiles durante los estertores de la dictadura franquista, apareció una ilustradora pintada que reflejaba lo alejados que a veces podemos estar de los discursos políticos estereotipados: “Galicia non é unha colonia; é un desodorante”. Y dado que Castelao nos sirve tanto para un roto como para un descosido, tiene tal poder desengrasante como un Don Limpio, anteriormente denominado Mister Proper, resultando más útil que una Minipimer, cambiémosle la denominación castellanizándolo, y acordemos, por una vez alcancemos un acuerdo, pasando a nombrarlo como Castelado. Para que así pueda servir a ambos lados, sin temores, enraizándonos, todavía más si cabe, en el carácter indeterminado que, habitualmente, nos atribuyen.

Recibe nuestra newsletter diaria

O síguenos en nuestro  canal de Whatsapp