Angrois: una decena de policías y el interventor declaran esta semana ante el juez

También acudirá a declarar a la Cidade da Cultura el jefe de maquinistas que alertó de la peligrosidad de la curva de A Grandeira un año antes del siniestro

Juicio de Alvia

Varias personas son vistas en las inmediaciones de la Ciudad de la Cultura de Santiago de Compostela donde tiene lugar el juicio del accidente del Alvia. EFE/ Lavandeira Jr

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El juicio por el accidente de Angrois se retoma esta semana. Un total de diez policías nacionales y el interventor que hablaba con el maquinista antes del siniestro están citados a declarar esta semana en la Cidade da Cultura.

Para este martes 25 de octubre están citados el instructor y el secretario del atestado, el jefe de brigada de la Policía Nacional, un oficial y otros seis agentes en el marco este juicio por un accidente que causó la muerte de 80 personas y dejó heridas a otras 145.

El miércoles 26 será el turno del interventor del tren que hablaba con el maquinista, con el que estuvo al teléfono corporativo durante 100 segundos para intercambiar información sobre la entrada en Pontedeume, localidad en la que se bajaba una familia. Esta conversación no fue comunicada en un primer momento al juez ni a la policía.

Junto al interventor viajaba un empleado de Prosegur como personal de seguridad que también está citado para el día 26, al igual que otro empleado de Renfe y el maquinista que llevó el tren desde Medina del Campo hasta Ourense.

Mientras, el jueves 27 comparecerán ante la jueza Elena Fernández Currás dos vecinos que fueron los que auxiliaron en un primer momento al maquinista Francisco Garzón, quien se sienta por estos hechos en el banquillo de los acusados junto al exdirector de seguridad en la circulación de Adif, Andrés Cortabitarte.

Según la agencia Europa Press, es previsible que ninguno de los dos esté presente en la sala esta semana ni en las siguientes, toda vez que así lo autorizó la titular del juzgado de lo penal número 2 de Santiago, una vez terminadas sus declaraciones. De hecho, Garzón ya no estuvo presente durante la comparecencia de Cortabitarte.

El informe que alertaba de anomalías en la vía

De cumplirse el calendario fijado por Fernández Currás, la jornada del jueves se completará con las palabras del jefe de circulación de la estación de Santiago y con las de José Ramón Iglesias Mazaira, el jefe de maquinistas de la gerencia de Galicia de Renfe Operadora que trasladó un aviso a sus superiores sobre la peligrosidad de la curva de A Grandeira.

Iglesias Mazaira declaró en su día (en 2014) ante el juez instructor de la causa y también lo hizo en la comisión de investigación sobre el siniestro en el Congreso de los Diputados (en 2018), donde aseguró que tramitó «de forma impecable» el informe que redactó un año y medio antes de que ocurriera el accidente, en el que hablaba de una serie de anomalías en la vía.

La tragedia se produjo hace más de nueve años, el 24 de julio de 2013, y el proceso judicial trata de determinar ahora si el maquinista y el exdirectivo de Adif son responsables de 80 delitos de homicidio y 145 de lesiones -así como uno de daños- por imprudencia profesional grave.

Según el escrito presentado en 2014 por el abogado del maquinista, Iglesias Mazaira envió en diciembre de 2011 a su superior –el jefe de Producción y Medios de la Gerencia de Mercado Norte de Renfe- un informe en el que alertaba de «anomalías» en la nueva línea de alta velocidad Santiago-Ourense.

Entre ellas, advertía del «brusco» descenso de la velocidad, «sin aviso previo», en la curva de A Grandeira, en Angrois. Por ello, el jefe de maquinistas pedía medidas de seguridad en este tramo, como limitaciones permanentes de velocidad a 80 kilómetros por hora.

«Parece importante respecto al punto anterior estudiar la posibilidad de solicitar la implantación en vía de señales de limitación permanente a 80 kilómetros por hora, que podrían facilitar el cumplimiento de las velocidades máximas», apuntaba Iglesias Mazaira.

Previamente, relataba cómo la línea Ourense-Santiago conforma «una transición descendente por infraestructura de la velocidad máxima, que pasa de 300 kilómetros por hora a 80 kilómetros por hora de una forma brusca, sin un aviso previo por señalización de la vía y sin el amparo del ERTMS». Esta transición de velocidad, subrayaba, ocurre «en una zona de máxima atención y de riesgo por la citada transición de sistemas y por la señalización lateral que hay que respetar». «Únicamente existe una señal de velocidad descendente (PTO) a la altura del punto kilométrico 84.230, pero de poco vale puesto que de no haber reducido previamente la velocidad, nada se podrá hacer ya», advertía.

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