Muertes silenciosas: la contaminación por los incendios provoca más de 2.000 fallecidos en una década en España

Un estudio publicado en la revista científica The Lancet muestra que los incendios forestales desprenden una partícula tóxica que afecta a los pulmones y al corazón, y que habría provocado en el caso de Galicia la muerte de más de cien personas en una década

Imagen del cementerio de Espiño (Ourense) durante un incendio ocurrido el pasado mes de julio. EFE/ Brais Lorenzo

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La contaminación de los incendios llega más allá de lo ambiental. Las partículas que desprenden estos fuegos, algunas altamente tóxicas, provocan afecciones en la salud de las personas, que en los peores casos pueden llegar a causar la muerte. Un estudio publicado en la revista científica The Lancet relaciona la polución resultante de los incendios con la mortalidad, y sus resultados para España señalan que más de 2.000 personas han fallecido en la primera década del siglo por esta causa.

La investigación se centra en las muertes provocadas por la partícula PM2.5, un material que se encuentra en el humo de los incendios y que puede llegar fácilmente a los pulmones. Según el estudio, entre el año 2000 y 2014 han fallecido en España algo más de 3.250 personas por esta partícula, aproximadamente 234 al año. En consecuencia, en la primera década se superaron los 2.000 fallecidos.

En Galicia, la autonomía que sufre más incendios forestales de acuerdo con los datos del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (Miteco), las muertes anuales rondarían la decena, sumando 140 en los 14 años en los que se desarrolló el estudio. Sin embargo, los impulsores del estudio advierten que pierde fiabilidad si se reduce la escala, por lo que abogan por tomar como referencia los datos de todo el Estado.

La partícula ‘mortal’

Uno de los investigadores que recogió los datos en España, el geógrafo Dominic Royé que trabaja para la Universidade de Santiago de Compostela (USC), explica que el estudio se hizo «tomando series temporales de muertes y una variable de exclusión en la que haya interés, en este caso la contaminación de los incendios, y se aplica al territorio a analizar. Como es complicado saber qué partículas provienen del incendio y cuáles no, se usó un modelo de polución atmosférica que puede diferenciar claramente que esta partícula vino de un incendio forestal«.

Así encontraron las cifras de fallecidos que se mencionan en la investigación, sobre las cuales advierten que deben ser miradas con lupa. Los datos se recabaron para un estudio a nivel mundial, por lo que pierden validez estadística según se va reduciendo el foco. «Es mejor mirarlos a gran escala, como por ejemplo a nivel nacional, ya que por regiones o individualmente son muy aproximados», matiza Royé.

El profesor Rubén Lois, director del Departamento de Geografía de la USC participante en la investigación, va más allá en esta puntualización. El geógrafo señala que el estudio está planteado a escala global, no regional, por lo que «en casos concretos no se pueden reproducir el mismo tipo de resultados, porque la escala es mayor». De esta manera, la forma más fiable de interpretar los datos es por continentes o por países.

Más de 170.000 incendios en España

¿Cuántos incendios forestales ha habido en España en el periodo analizado por el estudio? El Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico cifra en más de 171.270 fuegos los registrados entre 2001 y 2010, que serían responsables de la muerte de aproximadamente 2.300 personas. De esos accidentes forestales, el 42% sucedieron en Galicia, donde en el periodo de tiempo citado murieron, según el estudio, un centenar de personas por causas relacionadas con la contaminación del incendio.

Gráfico del artículo publicado en The Lancet que muestra la relación entre la partícula PM2.5 derivada de incendios y la mortalidad

La partícula PM2.5 provoca y agrava problemas respiratorios y cardiovasculares. Según Royé, en la evaluación del daño que produce este material hay que tener en cuenta que no solo afecta «a la población más cercana al incendio, porque esos gases y partículas pueden viajar miles de kilómetros». Además, «su composición es mucho más compleja en incendios forestales porque hay combustión incontrolada de diferentes materiales, por eso son más tóxicas y más peligrosas«, añade, advirtiendo que «a estas partículas se le pueden adherir gases y otros materiales que pueden dar compuestos muy tóxicos cuando entran en la circulación sanguínea o los pulmones».

Así, la población que tiene más riesgo de ver agravada su salud por inhalar este compuesto es aquella que reside en zonas donde los incendios forestales son comunes. Los datos del MITECO muestran que estas áreas, en el último decenio del que el organismo tiene datos (2006-2015), son Galicia y Asturias, los mismos que en el periodo anterior y que coincide con el estudiado por el texto de The Lancet.

Mapa MITECO

Según la información recogida en el artículo científico, los países que sufren más muertes por exposición a esta partícula proveniente de incendios forestales son Tailandia, Guatemala, México, Paraguay y Perú. España tiene una de las tasas más altas de Europa, superando a países vecinos como Francia y Portugal, ambos con algo más de 1.700 fallecimientos en los años analizados por el estudio; Italia con 2.200, Alemania con 2.500 y Reino Unido con 3.000, aproximadamente.

El reto de reducir los incendios

La única manera de reducir el riesgo de inhalación de estas partículas provenientes de incendios es erradicar los propios fuegos. Mónica Parrilla, responsable de la campaña de incendios de Greenpeace, explica que la prevención y reducción de estos accidentes se tiene que emprender por dos vías.

La primera de ellas es el diálogo con la población rural para buscar alternativas al uso del fuego en la ganadería y agricultura, para deshacerse de rastrojos, por ejemplo. Las estadísticas dibujan «un perfil clarísimo de personas de este sector a las que se les descontrola la quema y se origina un incendio». La segunda medida sería, según Parrilla, mejorar las políticas autonómicas para limpiar los montes, que ahora mismo son muy vulnerables fruto del abandono del medio rural por haber sufrido un proceso de matorralización que lo hace muy inflamable«

Estas características se dan especialmente en Galicia, Asturias, Cantabria, País Vasco y las provincias de Zamora y León. La responsabilidad recae en los gobiernos autonómicos, cuya gestión Greenpeace considera totalmente insuficiente. Para Parrilla, la falta de gestión de este asunto podría llevar a una nueva oleada de fuegos como las vividas en 2012 y 2017, pudiendo causar incluso víctimas mortales.

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