El hallazgo de restos arqueológicos complica la gigafactoría de IA del Gobierno en Tarragona

La candidatura para la gigafactoría de IA del Gobierno enfrenta nuevos problemas que pueden causar la búsqueda de una ubicación diferente

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Pedro Sánchez, presidente del Gobierno. Foto: Europa Press

La ambición del Gobierno para situar en Tarragona una de las cinco gigafactorías europeas de inteligencia artificial se ha encontrado con un obstáculo: restos arqueológicos en el término municipal de Móra la Nova.

El hallazgo, según han confirmado fuentes del sector a ECONOMÍA DIGITAL, amenaza con alterar los plazos del proyecto.

Durante las últimas semanas los equipos técnicos que estudiaban la viabilidad urbanística del terreno han localizado indicios arqueológicos.

Unas fuentes del sector confirman el hallazgo y su impacto potencial. Otras, sin embargo, matizan que la existencia de restos «no supone necesariamente una paralización ni un cambio de localización» y que los informes aún no son concluyentes.

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Centros de datos

La gigafactoría prevista en Móra la Nova es el núcleo de la propuesta independiente que el Gobierno de Pedro Sánchez ha decidido mantener en solitario, pese a las recomendaciones de Bruselas y a los movimientos de grandes compañías del sector.

La Unión Europea, que lanzó un macroproyecto de 25.000 millones para desplegar cinco grandes centros continentales de IA, ha insistido en la conveniencia de unir candidaturas nacionales para aumentar sus opciones.

Pese a ello, el Ejecutivo español ha decidido no sumarse a la alianza promovida por Iberdrola, Merlin Properties y la oferta portuguesa, apostando por una candidatura original junto a Telefónica, ACS, Nvidia y alguna empresa más.

Esta decisión, opuesta a las recomendaciones de la Unión Europea, ha provocado que el país presente tres candidaturas. Fuentes del sector consideran que España presentaría una candidatura más robusta si actuara de manera coordinada.

«La opción ibérica habría sido una de las más sólidas política y técnicamente», sostienen expertos consultados. «Portugal estaba dispuesto a entrar, pero el Gobierno prefirió mantener su propio plan».

Para complicar el panorama, las fuentes cercanas al proceso recuerdan que la UE ya tiene prácticamente aseguradas las gigafactorías de Francia y Alemania, dejando a España compitiendo por tres plazas junto a Italia, los países nórdicos y buena parte del Este.

Los plazos, la gran amenaza

La aparición de restos arqueológicos choca con uno de los elementos más críticos del calendario: los plazos de construcción. La apuesta del Gobierno, en cambio, depende de que ACS —encargada de la obra— pueda iniciar las actuaciones a partir de 2026, una vez Bruselas haya anunciado la resolución, que podría retrasarse hasta abril o mayo de ese año.

Florentino Pérez, ACS
Florentino Pérez, presidente de ACS.

Con un tiempo estimado de obra, incluyendo los permisos pertinentes, de al menos cuatro años, la gigafactoría no estaría lista hasta 2030.

El hallazgo arqueológico, aunque todavía inconcluso en su alcance, amenaza con añadir meses de evaluación, excavaciones preventivas o replanteamientos parciales del diseño, lo que estrecharía aún más un calendario ya crítico.

Europa, a competir con EE.UU. y China

La iniciativa de gigafactorías de la UE se ha convertido en uno de los pilares estratégicos para reducir la dependencia tecnológica respecto a Estados Unidos y China.

Los cinco centros actuarán como nodos continentales para investigación, entrenamiento de modelos y negocios industriales vinculados a la computación avanzada, el almacenamiento masivo y la fabricación de hardware especializado.

España ha querido situarse en esa liga. La elección de Tarragona en la candidatura del Gobierno responde a criterios de proximidad con infraestructuras energéticas, disponibilidad de suelo y el apoyo explícito del Govern catalán.

El presidente de la Generalitat de Catalunya, Salvador Illa.

En este contexto, cualquier ruido en torno a la ubicación o el calendario puede debilitar la imagen de solidez que España necesita proyectar. Las fuentes más prudentes piden no sobredimensionar el hallazgo arqueológico hasta que se conozca su alcance real.

Por ahora, el Gobierno mantiene que la candidatura sigue firme. Pero el terreno escogido para erigir la gran apuesta española en inteligencia artificial guarda, literalmente, un pasado que podría complicar su futuro.

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