Así planea Puigdemont recuperar la mayoría soberanista en el Parlament

El salto de Sànchez, Rull y Turull al Congreso permitiría a JpC sustituirlos en la cámara catalana y recuperar así tres votos a los que renunció en octubre

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El independentismo, que el pasado jueves encajó una sonora derrota en el Parlament al prosperar la moción del PSC que insta a Quim Torra a someterse a una moción de confianza o convocar elecciones, podría volver a tener mayoría en la cámara catalana tras las elecciones generales del 28 de abril. Fue una decisión de Junts per Catalunya (JpC) la que le hizo perderla en octubre, y, tras seis meses de penar en la cámara catalana, es también la formación neoconvergente la que ya ha vehiculado el mecanismo para recuperarla.

La clave es que Jordi Sànchez, Jordi Turull y Josep Rull consigan escaño en el Congreso y, en consecuencia, renuncien definitivamente al que tienen en el Parlament, donde JpC ha prescindido de sus votos desde que fueron suspendidos por el Tribunal Supremo. Ahora, los tres encabezan respectivamente las listas de la formación por las circunscripciones de Barcelona, Lleida y Tarragona.

En las generales de 2016, los neoconvergentes obtuvieron cuatro escaños en la primera de ellas, y uno en cada una de las otras dos. Ahora, pese a que las encuestas no les son favorable, lo normal seguiría siendo que sus cabezas de cartel consiguieran escaño. Y si Sànchez, Turull y Rull dan el salto a Madrid, tocará reemplazarlos en la cámara catalana, algo a lo su formación se ha negado hasta ahora precisamente para poder sostener, contra toda evidencia –además de no votar, tampoco cobrar sus sueldos de diputados desde que en julio el Supremo notificó la suspensión- que no están suspendidos.

Recuperar el voto de Puigdemont, más difícil

De ese modo, JpC podría contar con 33 votos en el Parlament, tres más que ahora; el gobierno de Torra dispondría de 64 (esos 33 más 31 de Esquerra), y, contando a la CUP, el conjunto de fuerzas independentistas sumarían los 68 que marcan la mayoría absoluta.

Todavía le quedaría a JpC otro voto por recuperar, el de Carles Puigdemont, cabeza de lista a su vez a las elecciones europeas del 26 de mayo. Pero eso resulta más improbable. Para empezar, porque no está claro que la formación, que en esta ocasión se presenta en solitario y no en coalición con el PNV y otros partidos nacionalistas, como en comicios anteriores, consiga entrar en el Parlamento Europeo. Y, en segundo lugar, porque, aunque consiga escaño en el Europarlamento, Puigdemont tendría que desplazarse a Madrid a recoger el acta y tomar posesión del mismo, y eso comportaría su detención, como ha acabado admitiendo incluso uno de sus abogados.

Cinco votos perdidos

En las elecciones del 21 de diciembre de 2017, el independentismo consiguió 70 diputados en el Parlament: 34 de JpC, 32 de ERC y 4 de la CUP. En mayo, Esquerra ya renunció a usar el voto delegado de Toni Comín, que había huido a Bélgica, después de que la justicia belga levantara las medidas cautelares contra él, para evitar el riesgo de que los tribunales consideraran a partir de entonces ilegales las votaciones en las que participara el exconseller.

Pero la aritmética se envenenó definitivamente cuando el juez instructor de la causa del procés en el Supremo, Pablo Llarena, dictó la suspensión de seis diputados investigados: Puigdemont, Sànchez, Rull y Turull, por parte de JpC, y Oriol Junqueras y Raül Romeva por parte de ERC.

La discrepancia de criterios de los dos socios del govern Torra a la hora de encarar la suspensión propició un largo y tenso desencuentro entre ambos que se prolongó hasta octubre, cuando en primera instancia cerraron en falso la crisis pero a las primeras de cambio volvieron a evidenciar sus desavenencias. Esquerra optó por designar diputados sustitutos para que votaran en lugar de Junqueras y Romeva, pero JpC se negó a hacer lo propio con sus cuatro procesados, alegando no reconocer la autoridad de Llarena para suspenderlos. Desde entonces, la formación puigdemontista ha renunciado a usar esos cuatro votos y ha dejado al independentismo con 65 (61 del govern y cuatro de la CUP) .

Una mayoría poco operativa

Pero el caso es que la eventual recuperación de la mayoría independentista pasadas las generales apenas paliaría la debilidad de su ejecutivo, porque los cuperos llevan toda la legislatura dejando claro que no están por la labor de apoyarlo, salvo a la hora de votar medidas netamente independentistas. El jueves, sin ir más lejos, la formación antisistema optó por no participar en la votación de la moción socialista de castigo a Torra, posibilitando así su aprobación.

Valga de ejemplo el caso de los presupuestos. La semana pasada, Torra avanzó que, una vez completado el ciclo electoral de esta primavera, quería volver a intentar aprobarlos, tras haber renunciado en febrero a presentarlos ante la falta de apoyos. Pero la CUP, como el resto de grupos, no ha mostrado interés en avalar las cuentas. Y, a menos que eso cambie, tampoco con los tres votos recuperados bastaría para sacarlas adelante.

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