Aznar se implica con Álvarez de Toledo en su pulso contra García Egea

El expresidente del Gobierno maniobra para blindar a la portavoz parlamentaria del PP, amenazada por el aparato del partido

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José María Aznar no piensa permitir que el secretario general del PP, Teodoro García Egea, se lleve por delante a la portavoz parlamentaria del partido, Cayetana Álvarez de Toledo. Tanto es así que el expresidente del Gobierno, atento a la última ofensiva de Egea contra Álvarez de Toledo, ha decidido implicarse personalmente en defensa de la dirigente por la que siente mayor debilidad.

Aznar ha hecho llegar, una vez más, al presidente del PP, Pablo Casado, su inequívoca defensa respecto a Álvarez de Toledo para que no caiga en la tentación de rendirse a los críticos con Cayetana, que ni están conformes con la dureza que emplea en algunas de sus intervenciones —»usted es el hijo de un terrorista», le dijo a Pablo Iglesias esta semana— ni tampoco soportan su tendencia a ir por libre.

El expresidente del Gobierno sabe de sobras que los susurros a Casado no son suficientes y también ha recurrido a su principal arma política: la FAES. A su laboratorio de ideas también le ha encargado la redacción de un artículo en defensa de Álvarez de Toledo para que todos en el PP sepan a quién se mide García Egea en esta guerra. 

Para completar sus maniobras en defensa de Cayetana, Aznar también ha recurrido a uno de los suyos, al ahora candidato de PP+Cs a las elecciones vascas, Carlos Iturgaiz, quien se ha encargado de exhibir su apoyo público a la portavoz del PP para que no se perciban únicamente voces contrarias en el PP a Álvarez de Toledo. Iturgaiz, que tiene fácil acceso a los micrófonos como cabeza de cartel, vino a decir que no hay mayor crispador en España que Iglesias y que bien por Cayetana. Sin esas palabras, pero con ese sentido.

La artillería de Aznar

Se reserva Aznar más artillería y no dudará en usarla, aseguran quienes conocen sus movimientos en el PP. Porque el expresidente del Gobierno está dispuesto a ocupar la tribuna que haga falta para que Casado, a quien sigue bendiciendo, no se le pase por la cabeza una cesión ante los críticos y mantenga atornillada a Álvarez de Toledo a la portavocía parlamentaria. Así lo sostienen fuentes del PP, convencidas de que Aznar hará lo necesario para que no se desfiguren los mensajes del partido.

El expresidente del Gobierno se garantiza con todo ello que García Egea se lo piense dos veces antes de recrudecer la guerra con Álvarez de Toledo, puesto que el coste va a ser una división creciente del partido, justo lo contrario que suele esperarse de un secretario general, siempre dedicado a engrasar la maquinaria. Y se garantiza también Aznar que las bases del PP, alineadas en su mayoría con Cayetana, tengan su dosis para mantener en pie el espíritu.

Aznar ya demostró durante el marianismo que no está dispuesto a que su voz pase inadvertida y que no siente el menor remordemiento sacudiendo el partido. Con Casado, a diferencia de con Mariano Rajoy, no hay beligerencia, pero persisten las mismas ganas de influir.

Estático Casado

Casado, por su parte, asiste estático a la guerra entre Álvarez de Toledo y García Egea. Estático a pesar de que dirigentes como Alberto Núñez Feijóo (presidente de la Xunta de Galicia) y Juan Manuel Moreno Bonilla (presidente de la Junta de Andalucía) se han convertido en aliados naturales de Egea en lo relacionado con debilitar a Álvarez de Toledo y han censurado a la portavoz: «Basta ya de este tipo de espectáculos parlamentarios que estamos viendo», dijo Feijóo.

El momento es delicado para la portavoz parlamentaria, pero lo es mucho menos que hace un par de meses, cuando desencadenó un crisis bastante superior al decir que La Sexta hacía «negocio con la erosión de la democracia». 

Aquellas palabras de Álvarez de Toledo, recuerdan en el PP, trajeron mucha más cola, puesto que el Grupo AtresMedia unió sus fuerzas para atacar a la portavoz parlamentaria del PP durante varios días. Pero Aznar salió al rescate y las cosas se calmaron.

Sea como fuere, los adversarios de Cayetana observan que han dado un paso más en su camino por descabalgarla.

 

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