¿Balanzas fiscales? Una cuestión política

Los expertos insisten en que los sistemas de cálculo dan respuesta en función de lo que se quiera preguntar

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Las balanzas fiscales se entienden de una forma sencilla si se atiende a su significado más concreto. La balanza fiscal de un territorio con la administración central se obtiene estableciendo la diferencia entre el gasto de esa administración en un territorio y los ingresos que ese territorio paga a la administración central.

En el caso de que los ingresos aportados superen el gasto recibido, entonces hay una salida neta de recursos, y tenemos déficit fiscal. Si es al contrario, si los ingresos que se aportan son inferiores al gasto recibido, entonces hay superávit fiscal.

Pero, ¿cómo se calcula todo eso? Esos datos no se obtienen de forma directa. Es necesario hacer aproximaciones e hipótesis. Y para establecerlas se parte de dos metodologías, el método de carga-beneficio y el del flujo monetario.
La gran diferencia entre los dos métodos es la imputación del gasto, según el investigador del CSIC, Ángel de la Fuente, el encargado ahora por el Ministerio de Hacienda, de elaborar las balanzas fiscales.

El Ministerio de Defensa o la Agencia Tributaria

De la Fuente cree en el método de la carga beneficio. Considera que en el flujo monetario se computa a Catalunya como retorno sólo el gasto que físicamente se hace en la comunidad. En cambio, en el caso del método del beneficio se tiene en cuenta también lo que vuelve en especie, aunque no se produzca físicamente en Catalunya.

Los ejemplos son variados. Se puede hablar de la Agencia Tributaria o del Ministerio de Defensa. Según De la Fuente, como el Ejército español no tiene muchas bases en Catalunya, según el flujo monetario no se imputa casi nada del gasto. Con el otro método, el del carga-beneficio, el gasto total de Defensa se reparte entre todas las comunidades en proporción a su población. Es decir, un método explica dónde va el dinero (flujo monetario), y el otro explica quién se beneficia del gasto (carga-beneficio).

¡Vamos a hablar de política!

Pero hay un criterio político detrás. La idea sería pensar en una distinción: ¿hay catalanes, o españoles en Catalunya?
Guillem López-Casasnovas, catedrático en la Universitat Pompeu Fabra, consejero del Banco de España, y miembro de la Comisión de Expertos para el Estudio de las Balanzas Fiscales del Instituto de Estudios Fiscales en 2006-2008, y del grupo de la Generalitat entre 2005 y 2009, la cuestión es esa, es saber qué haría Catalunya con sus bases fiscales, teniendo en cuenta que hay un sentimiento de pertenecer a una comunidad política diferenciada.

Es decir, lo que piden algunos académicos catalanes, como el propio Casasnovas, o Núria Bosch, Marta Espasa, o el propio Antoni Castells. Es ver todo el potencial de Catalunya, y que pasaría si esos impuestos se quedaran íntegramente en el territorio, “el remanente fiscal si el gasto que impacta directamente en su territorio (los fujos monetarios) lo asumiera Catalunya desde la recaudación realizada a partir de sus propias bases imponibles. Y ello sin ignorar qué partidas de gasto estatal no imputadas al no ser territorializables se deberán asumir en detrimento de dicho saldo”, como señaló Casasnovas en un artículo en El País.

Por tanto, según Casasnovas, “el debate de las balanzas fiscales es político, no técnico”.

Un viejo debate

Pero la academia no está del todo convencida. En Catalunya, la mayoría de los expertos se inclina por el flujo monetario. Pero otros, como De la Fuente, insisten en que el otro método explica más cosas, y es el que vale. En realidad se trata de elegir la pregunta, y, en función de ella, elegir un método.

También Ramon Barberán, de la Universidad de Zaragoza, y Ezequiel Uriel, de la Universidad de Valencia, avalan las tesis de De la Fuente.

El debate es viejo. Antoni Castells, como catedrático de Hacienda Pública en la UB, fue uno de los precursores, con trabajos ya en 1988, sobre el proceso de descentralización del sector público en España.

También existen importantes obras, como la de Natividad Fernández Gómez, sobre la financiación de las comunidades autónomas, en 1993. O las del propio De la Fuente, en 2001, con el título de Un poco de aritmética territorial, Anatomía de una balanza fiscal para las regiones españolas.

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