Carme Forcadell garantiza una ERC al gusto de Ada Colau

La inclusión de Forcadell en las listas de ERC, que se ha comprometido a no seguir una vía unilateral, muestra el camino para un acuerdo con Els Comuns de Colau

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Llega la hora de la verdad. Lo previsto, lo que estaba en el guión, se deberá poner en práctica en poco tiempo. Esquerra Republicana quería gobernar la Generalitat, y está a punto de lograrlo. Pero para ello debe preparar el terreno. Y lo ha hecho con dos movimientos: el primero, la inclusión de Carme Forcadell en las listas al Parlament, como número cuatro; el segundo la carta de Oriol Junqueras desde la prisión en la que insta a “ensanchar” la base social del independentismo, admitiendo errores.

La inclusión de Forcadell enlanza las cosas: garantiza, precisamente, una Esquerra Republicana al gusto de Ada Colau, la líder de Catalunya en Comú, o «els comuns», como popularmente se les conoce.

¿Por qué? Carme Forcadell, muy prudente en las últimas semanas, salió en libertad la pasada semana tras declarar ante el juez Pablo Llanera en el Tribunal Supremo (TS). Forcadell quiso declarar, como el resto de miembros de la Mesa del Parlament, y aceptó la senda de la Constitución y la aceptación del artículo 155, con el compromiso de no incidir, de nuevo, en una vía unilateral secesionista.

Cualquier actitud diferente en el futuro podría complicarle su situación judicial. Junto a ella, declaró la secretaria de la Mesa, la republicana Anna Simó, una pieza básica en el engranaje de Esquerra de los últimos años, una dirigente que había sido la mano derecha de Joan Puigcercós, el anterior secretario general de ERC.

Simó se manifestó en la misma línea, y ha señalado en las últimas horas que la vía unilateral para la próxima legislatura es “imposible”, como recoge en una entrevista Nació Digital. Es decir, el partido se ha conjurado para hacer las cosas de otra forma, para ganar tiempo, y buscar complicidades con otras fuerzas políticas que rechazan esa vía unilateral, –que acabó con la proclamación de la república catalana– pero que desean negociar un referéndum acordado con el Gobierno español a la manera escocesa o quebequesa.

Carme Forcadell aceptó la senda de la Constitución y  la aplicación del 155

Forcadell está en esa misma línea, y lo constató al anunciar este miércoles que formará parte de las listas de ERC. “Siempre he defendido pacífica y democráticamente lo que creo mejor para mi país”, señaló. Pero ese “mejor” será ahora gobernar la Generalitat, buscando acuerdos con otras fuerzas políticas, en concreto con Catalunya en Comú, que tendrá como candidato a Xavier Domènech y que lidera la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau.

Colau, precisamente, ha ido dando también algunos pasos. El primero ha sido romper el acuerdo con el PSC en el Ayuntamiento. De inmediato ha obtenido el apoyo de Esquerra para asegurar la difícil gobernabilidad en el consistorio. La segunda acción es mantener esa equidistancia, que llevó a Josep Borrell a calificarla de “emperatriz de la ambigüedad”. Se trata de su crítica al 155, y por ello rompe con el PSC en Barcelona, pero al mismo tiempo de su exigencia al gobierno de Puigdemont a que dé explicaciones por haber proclamado de forma unilateral la república catalana. Es decir, nada de decisiones unilaterales. A cambio, apoyo en la gobernabilidad, si los números lo permiten, y crítica feroz al Gobierno del PP para forzar una negociación que permita un referéndum pactado.

Colau ha roto con el PSC, pero se mantiene equidistante

Sabedor de todo ello, Junqueras en su carta expone con cierta claridad esas intenciones. E insta a “tejer complicidades con aquellos que, desgraciadamente, equiparan República y 155” (…) “Por dolorosa e incomprensible que, a veces, nos resulte su actitud. Es igual. La mano la debemos tender igual”, señala.

La cuestión es que el resultado que alcance Esquerra Republicana –con Junqueras al frente o con Marta Rovira, como sugiere Junqueras en su carta, para que pudiera ser la primera mujer al frente de la Generalitat– pudiera no ser suficiente para formar gobierno.

Ahí aparece Junts per Catalunya, con la lista encabezada por Carles Puigdemont. Este miércoles, el consejo nacional del Pdecat aprobó someterse a esa lista, que, formalmente, no llevará las siglas del partido y que tendrá a independientes y dirigentes del Pdecat. Con ello, se desvanece por completo la intención de su dirección, con Marta Pascal al frente, de mantener un espacio ideológico propio, de centro-liberal, que pudiera crecer de nuevo desde el Parlament.

En cualquier caso, es Esquerra la que ha marcado el camino, la que enseña claramente sus cartas, sin renunciar a nada, aunque, eso sí, sin nuevas proclamas de independencia, ni saltos de la legalidad. El único objetivo ahora es “ganar al bloque del 155”, según Oriol Junqueras, es decir el bloque formado por el PSC, Ciudadanos y el PP.  

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