Puigdemont encara su final político y su sucesor: Artadi o Solsona

Junts per Catalunya da por seguro que recuperará el acta de diputado de Puigdemont (sin estimar cuándo) y que gobernará con ERC y el permiso de la CUP

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El mundo soberanista ha convertido al juez Pablo Llarena en su último villano, en el rostro de «la represión» de los poderes del Estado que encarcela a sus dirigentes. Llarena, en realidad, es su villano necesario porque los pocos cuadros que quedan al mando de las formaciones soberanistas se frotan las manos pensando en que el juez pueda suspender las actas de diputado de Carles Puigdemont y de Toni Comín, una suspensión que podría producirse dentro de varias semanas.

Así solventarían de un plumazo sus problemas para formar gobierno porque la mayoría soberanista sería operativa en el Parlament. JpC contempla otra posibilidad y es que Puigdemont y Comín renuncien motu proprio a sus actas para no empeorar su situación judicial. El exconsejero Lluís Puig, huido a Bruselas, comentó este lunes la eventualidad de las renuncias a la condición de diputados al asegurar, en Rac1, que el expresidente medita esta opción desde hace tiempo.

El exconsejero Puig confirma que Puigdemont medita dejar el acta de diputado

Sea de una forma o de otra, con Puigdemont y Comín despojados de su condición de diputados –y la consecuente sustitución por otros dos candidatos de la lista electoral–, Junts per Catalunya tendría sus 34 escaños operativos en el Parlament. Se sumarían a los 32 de ERC y, por tanto, bastaría con la abstención comprometida de la CUP para investir a un presidente de la Generalitat. O, mejor dicho, a una presidenta porque la gran favorita es Elsa Artadi.

El recorrido con los comunes

Al Pdecat le han bastado pocos días para comprobar que la aproximación a Catalunya en Comú es funcional de cara a la galería para serenar los ánimos y abrir el campo político, pero no es útil para retener el poder, ya que los comunes de Ada Colau no están dispuestos a hacer presidente a ningún dirigente neoconvergente. Si acaso, a alguien de ERC.

Y ERC, claro, a través del presidente del Parlament, Roger Torrent, ha hecho todo lo que ha podido para favorecer esta alianza con los comunes. Nada indica, sin embargo, que sus pretensiones tengan posibilidades de éxito porque son esclavos de sus acuerdos con Junts per Catalunya.

«Torrent es especialista en los gestos que no sirven luego para nada, como aquel acto del sábado en el auditorio del Parlament. Está muy bien llevar a los comunes a hacerse una foto y pedir unidad, pero hay que formar gobierno», explican, con cierta crudeza, voces de JpC.

«No va a haber elecciones», aseguran ahora en JpC

El plan D, por tanto, es cuestión de tiempo porque todavía faltan días para que se resuelva la situación de Puigdemont. «No va a haber elecciones», aseguran ahora en Junts per Catalunya después de muchas semanas asumiendo en privado este extremo como inevitable. El convencimiento actual es que el final político de Puigdemont se aproxima, que tan sólo hay que esperar y, a partir de ahí, formar gobierno.

Aunque Artadi es la favorita, existe otra figura con posibilidades: el alcalde de Mollerussa, Marc Solsona. El Pdecat lo preferiría por el simple hecho de que es un hombre del partido, a diferencia de Artadi, que rompió el carnet del Pdecat a pocas semanas de las elecciones. Pero todos dan por seguro que será Puigdemont quien incline el fiel de la balanza.

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